Volveré
Hace varios siglos vivía un rey en su pueblo. Tenía esposa y varios hijos. Aquel rey había subido al trono tras librar una violenta guerra de sucesión. Consiguió reinar a pesar de haber nacido en el país vecino.
De pronto, la mala suerte le acompañó. Se murió su esposa. Anduvo muy triste hasta que encontró una nueva reina con la que compartir el trono. Esta segunda mujer era muy posesiva, y se percató que el rey tenía una voluntad quebradiza, en pocos años el matrimonio tuvo siete hijos.
Para curar sus males de la cabeza, el rey, inducido por la reina, llamó un mes de enero a su hijo heredero y le entregó los papeles de su abdicación. El joven de 17 años estaba casado con una niña de 12. Ambos fueron proclamados como nuevos reyes por los cortesanos y el pueblo.
El padre y su esposa marcharon a un palacio vecino, desde donde, seguían, sobre todo ella, manejando los hilos del poder gracias a un grupo de validos, cortesanos, bufones y buscadores de fortuna, entre los que se encontraban personas de la religión oficial de aquella nación.
El joven rey y su esposa, al ser unos adolescentes, estaban de saraos y fiestas a diario, siempre alimentadas por la reina madre, Sin saber ni cómo ni porqué el joven rey contrajo la enfermedad de la viruela y en unos días murió. Aquel reinado duró unos siete meses y varios días.
Otra vez, el padre tuvo que tomar las riendas del poder, pero como su mal de la cabeza no se curaba y seguía peor, su segundo reinado fue más desastre todavía. Era la reina, quien con los cortesanos y demás acompañantes hicieron que aquel país fuera dando tumbos en todos los aspectos de la vida de los súbditos.
El viejo rey iba perdiendo la cabeza a diario. No aceptaba lavar su cuerpo. No quería que le cambiaran las ropas. Huía de los barberos que deseaban cortarle el pelo, o las uñas de las manos y los pies.
El real enfermo no se fiaba de nadie. Casi no comía. Tomó miedo a los caballos existentes en los tapices que adornaban su palacio. Era un miedo doble: en algunos momentos deseaba subirse en ellos y otras corría diciendo que le perseguían.
El reino y el pueblo iban de mal en peor. Aquella situación duró largo tiempo hasta que un buen día el rey murió, siendo enterrado en un palacio que él se había construido imitando a otro de su país de origen.
El mal de la cabeza le llevó a vivir triste, solo, angustiado, asustado, huidizo, hasta su muerte. Le sucedió otro hijo que tuvo con la segunda esposa.
La moraleja de esta historia es sencilla:
Cuando la cabeza duele y se está mal de ella, es mejor retirarse, y nunca volver, porque si la primera parte fue un tormento, la segunda fue una verdadera locura dentro de un palacio real.
La cuestión es que todo esto ocurrió históricamente:
En España, con el rey Felipe V, el primero de la dinastía borbónica, con su hijo Luís, muerto de viruela, con la reina Isabel de Farnesio, y todos los cortesanos entre ellos dos cardenales Portocarreno y Alberoni.
Esta lección puede aplicarse a alguien, que reposará unos meses y ha dicho: Volveré.
Tomás de la Torre Lendínez
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Tango 1935.
Música: Carlos Gardel.
Letra: Alfredo Le Pera.
" Yo adivino el parpadeo
de las luces que a lo lejos,
van marcando mi retorno.
Son las mismas que alumbraron,
con sus pálidos reflejos,
hondas horas de dolor.
Y aunque no quise el regreso,
siempre se vuelve al primer amor.
La quieta calle donde el eco dijo:
"Tuya es su vida, tuyo es su querer",
bajo el burlón mirar de las estrellas
que con indiferencia hoy me ven volver.
Volver,
con la frente marchita,
las nieves del tiempo
platearon mi sien.
Sentir, que es un soplo la vida,
que veinte años no es nada,
que febril la mirada
errante en las sombras
te busca y te nombra.
Vivir,
con el alma aferrada
a un dulce recuerdo,
que lloro otra vez.
Tengo miedo del encuentro
con el pasado que vuelve
a enfrentarse con mi vida.
Tengo miedo de las noches
que, pobladas de recuerdos,
encadenen mi soñar.
Pero el viajero que huye,
tarde o temprano detiene su andar.
Y aunque el olvido que todo destruye,
haya matado mi vieja ilusión,
guarda escondida una esperanza humilde
que es toda la fortuna de mi corazón.
***
Volveremos. Está prometido.
Saludos a todos de Asclepio, Profesor Ferdustre.
"El síndrome de burnout" no es otra cosa que un padecimiento que a grandes rasgos consistiría en la presencia de una respuesta nociva ante el prolongado estrés en la compleja, brumosa, tensionada y ajetreada vida que todos llevamos actualmente y que nos recalienta la cabeza. Un perioso de descanso y alto sosiego de breves meses no viene nada mal al caso.
Solo decir que Don. Tomás de la Torre es un sacerdote de jesucristo ( lo cual no es una redundancia pues hay algunos sacerdotes que no se sabe de quienes son ) santo, y un profesional de la comunicación como la coma de un pino, que se conoce perfectamente la Historia de España de memoria y mucho mejor aún todas las santas e inefables y sabias escrituras.
Yo también volveré, cuando surja esa dicha, y mi oración y mis comentarios nunca faltarán cuando llegue el momento de reiniciar la batalla y durante el proceso de recuperación del desgaste y de la sobrecarga que se ha producido.
Volveré. es una preciosa palabra y me recuerda mucho a un querido tango del inefable Carlitos Gardel.
Esta es la letra:
Volver.
Tango 1935.
Música: Carlos Gardel.
Letra: Alfredo Le Pera.
" Yo adivino el parpadeo
de las luces que a lo lejos,
van marcando mi retorno.
Son las mismas que alumbraron,
con sus pálidos reflejos,
hondas horas de dolor.
Y aunque no quise el regreso,
siempre se vuelve al primer amor.
La quieta calle donde el eco dijo:
"Tuya es su vida, tuyo es su querer",
bajo el burlón mirar de las estrellas
que con indiferencia hoy me ven volver.
Volver,
con la frente marchita,
las nieves del tiempo
platearon mi sien.
Sentir, que es un soplo la vida,
que veinte años no es nada,
que febril la mirada
errante en las sombras
te busca y te nombra.
Vivir,
con el alma aferrada
a un dulce recuerdo,
que lloro otra vez.
Tengo miedo del encuentro
con el pasado que vuelve
a enfrentarse con mi vida.
Tengo miedo de las noches
que, pobladas de recuerdos,
encadenen mi soñar.
Pero el viajero que huye,
tarde o temprano detiene su andar.
Y aunque el olvido que todo destruye,
haya matado mi vieja ilusión,
guarda escondida una esperanza humilde,
que es toda la fortuna de mi corazón".
Hasta muy pronto.
Respetuosos saludos Don. Tomás grande e inefable maestro y amigo.
Beso su mano.
***
Posdata:
el tango se puede escuchar en Google:
http://www.youtube.com/watch?v=I5JQ1m3mxKw
Ha atacado mucho a mi Santa Iglesia pero yo soy de los que nunca devuelven mal por mal. No soy rencoroso y rezo por él.En el fondo es un pobre hombre que se cree algo.
Muy al contrario yo devuelvo bien por mal, que creo es lo correcto y lo cristiano.
Le deseo una buena recuperación y cuando vuelva seguiré rezando por él. Diga lo que diga.
Gracias Don tomás por tan bonito Pots cuyo concepto me ha confundido un tanto.
Es usted como siempre genial.
Saludos. buen fin de semana y beso su mano.
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