Ayer Valladolid, hoy Tarragona y Gerona
Hoy se entregan los premios Bravo a la Comunicación, en la calle Añastro, sede de la Conferencia Episcopal Española. Esta ceremonia está siempre a la sombra de la fiesta de San Francisco de Sales, patrón de los periodistas, que fue ayer.
Con este motivo, los obispos españoles, en sus propias diócesis, pasean sus gentiles personas junto a los periodistas. Unos los invitan a comer; otros a desayunar; los más envían una felicitación colectiva; y los menos les ofrecen la opción libre de participar de la Eucaristía.
En estas fechas, son una minoría, algunos obispos meten la pata hasta lo alto. Se les nota que no tienen experiencia en torear astados de la ganadería de la comunicación. Los profesionales del periodismo acuden con sus dientes afilados buscando sacar un titular que les satisfaga el hambre de la vocación de contar cosas. Los obispos caen como pajarillos en las trampas del cazador, como dice el salmo.
Ayer hablamos de Valladolid. Hoy traemos a colación dos diócesis catalanas: Gerona y Tarragona. En ambos casos, los periodistas han buscado la contradicción de los dos obispos, y lo han conseguido.
Al de Tarragona, que es arzobispo, le sacan un titular rutilante:
“Las mujeres no pueden celebrar misa, igual que yo no puedo tener hijos".
Al de Gerona, desconocedor de este titular, le sacan el siguiente:
El obispo de Gerona responde al arzobispo de Tarragona
Pardo ve “un mal planteamiento” prohibir dar misa a la mujer hablando de “igualdad”
Tenemos noticia y titular. El periodista ha comido ese día. A por otro pardillo.
De todo esto saco cuatro conclusiones:
1.- A los actuales obispos conviene darles cursillos intensivos para saber comunicar delante de la tropa periodística. Los necesitan más que comer.
2.- A los futuros curas y obispos, desde que están en los seminarios, deben estudiar Comunicación. Yo he dado esas clases y hablo por experiencia.
3.- A pesar de todo esto, los actuales obispos deben monitorizar las preguntas de los profesionales que tienen delante. Monitorizar es pedir las preguntas por escrito previamente al encuentro y que el delegado diocesano de medios las entregue al obispo para que las prepare, evitando la improvisación y prohibiendo las repreguntas. Huyendo de las conversaciones “off the record”, son una trampa mortal.
4.- Lo anterior lo hace el Papa Benedicto XVI, cuando viaja a un país extranjero, y ya vimos la que le montaron los medios informativos en aquel viaje a Angola cuando habló del preservativo y el Sida.
El final es que si la Iglesia quiere comunicar y hablar con la prensa debe hacerlo, pero antes rogar al Espíritu Santo que ilumine a quien va a dar una rueda de prensa. Lo necesita y cada día que pasa más.
Para saber más haga clic aquí.
Tomás de la Torre Lendínez
5 comentarios
Satanás no para de tender trampas y algunos obispos no avezados, caen en ellas como ximplones conejos o como pardillos confusos, aturdidos y desorientados.
Lo que usted propone es verdaderamente FUNDAMENTAL.
Hoy día hay que se expertos en TODO y en el arte de la COMUNICACIÓN si me apura, todavía más.
Y copiar a S.S. Benedicto XVI en TODO lo que hace con los medios y con la Prensa. Filtros, estudios y mucha prudencia. Y siempre el adagio hipocrático de. " más vale prevenir que curar ".
Los hijos de las tinieblas, son más listos que los hijos de la luz. Y hoy día, HAY QUE ESPABILAR.
No queda más remedio, que ponerse las pilas, ponerse en todo al día y sobre todo y en todo ESPABILAR.
Y estar superatentos a cualquier situación de posible contenido mediático.
Y como bien dice: " Todos los futuros curas y obispos, desde que están en los seminarios, deben estudiar obligatoriamente el Arte de la Comunicación ".
En nuestro mundo moderno es vital y fundamental.
La imagen y las palabras se miran con lupa de aumento.
Recemos por ello.
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