Antonio Gala, ¿ posible converso?
En este mismo Blog, o en el otro de más abajo, he dejado escrito, dos o tres veces, algo contra el pensamiento de Antonio Gala. Eran respuestas contundentes a afirmaciones publicadas en su Tronera del diario El Mundo. Me consta que leyó lo que firmé aquí.
Ahora, cuando el mismo Antonio Gala anuncia que padece un cáncer y que está sometido a los tratamientos necesarios en estos casos, me atrevo a darle unas pistas para que su calvario sea llevadero desde la humanidad en la que él cree solamente.
Esa humanidad, desprovista de todo lazo trascendente, lo trajo al mundo un día de 1936. Su carta de naturaleza está fechada en Brazatortas, pueblo de Ciudad Real, aunque Gala siempre afirma ser nacido en Córdoba, capital de los califas. Que más da.
Con la naturaleza humana adquirida en carne mortal un día ingresó como novicio en algún monasterio, del que él siempre abomina y nunca desea acordarse. De allí salió como alma en pena.
Por estos motivos y otros más que solamente sabe su naturaleza humana y su memoria, su furor a la fe católica fue manifiesto y es declarado, sobre todo los domingos, cuando desde su Tronera lanza su prédica a tirios y troyanos donde ensarta por los ojos al Papa, al cardenal Rouco, al resto del colegio cardenalicio, a los obispos, a los curas, a los frailes, a las monjas, a los monaguillos y a todo miembro de la Iglesia Católica.
En esta hora de su dura enfermedad natural y humana, Antonio Gala está reflexionando sobre la fugacidad de la vida, sobre la pesadez de la muerte, sobre los duros tratamientos médicos, sobre sí mismo, y le acucia el más allá.
Cuando El Mundo de ayer publicaba el contenido del artículo diario de su escritor, lo hacía a modo de una reflexión inédita, insólita, inexplicable, como si la humanidad natural de Gala no fuera enfermable como la de todos los seres humanos y naturales. Y sí lo es, porque ningún ser humano es eterno en este valle de lágrimas.
Antonio Gala tiene sus grandes seguidores, y también sus detractores. Ahora yo me sitúo entre unos y otros, en tierra de nadie, y le envío un: ¡Póngase bien, si la naturaleza humana así lo desea¡.
Como sacerdote, enemigo de nadie, le encomiendo al Señor, para que el dolor de la enfermedad le ayude a pasar de la naturaleza humana a la cara de Dios, único creador de la naturaleza humana.
No sería el primer escritor español que descubre a Dios en el dolor, y haya escrito páginas gloriosas de nuestra literatura. Ahora se puede repetir. Los milagros siguen dándose, no solamente los jueves.
Para saber más, haga clic aquí.
Tomás de la Torre Lendínez
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Lean si les apetece:
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Blog del padre Tomás
http://tomas-de.blogspot.com/2011/07/el-obispo-de-san-sebastian-monsenor.html
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12 comentarios
jamás pierdas la palabra;
que el cáncer de tu cuerpo,
jamás se meta en tu alma.
Quie el Creador guie tu gracia.
Tu amigo Anselmo Prada
que no enferme tu alma..
Que todo el mundo se entere
lo que eres Antonio Gala.
tu amigo Anselmo Prada
Sinceramente no he visto atisbo alguno de conversión en su última intervención reconociendo esa dura enfermedad, pero siempre se está a tiempo... hasta que llega el final. Para alguien que se ha mostrado abiertamente tan anticristiano, convertirse tiene el problema añadido de que los suyos le ataquen especialmente como cobarde e incoherente. Vencer la soberbia y la obstinación -el pecado diabólico por excelencia- no es fácil. Pero si volviese a la oración, porque algún atisbo seguro que le queda, la gracia puede operar un milagro de conversión. Ojalá.
Humildemente aconsejaría a Gala que nadie más grande, más poderoso y más digno que Dios (y con más motivos para ser soberbio) y sin embargo sufrió y cargó con los pecados de todos nosotros en su cuerpo y en su alma -con los de Antonio Gala también, aunque no lo sepa o no quiera reconocerlo-. Si une su sufrimiento al de Él podrá descubrir (y sentir) lo único importante en esta vida: su salvación porque fuimos amados por Él. Rezaré por él, por su conversión y por su salud.
Hay más posibilidades de que recupere la salud física; ahí tendrá las oraciones de todos, como por todos los enfermos. La salud espiritual no creo ni que la busque.
"Hay manos que se manchan de sangre apretando un gatillo, hay manos que se manchan de sangre provocando una guerra o practicando un aborto...Hay manos que se manchan firmando leyes que van contra la Ley Natural...Pero no hay ninguna mano definitivamente indigna. El Hombre, por muy abyecto que sea, siempre está a tiempo de dejar de serlo. Vivir es eso: estar todavía a tiempo...Quizá porque soy converso, creo más que otros en la capacidad de regeneración y redignificación del ser humano. Y no se debe cercenar esa posibilidad."
Es un texto que me conmueve porque yo también viví hace años alejada de Dios y de la Iglesia.Entonces me habría parecido impensable el verme cómo siento ahor la fe como el pilar fundamental de mi vida.
Por eso me da pena el comentario de Eleuterio. ¿Quién sabe lo que Dios tiene reservado a cada cual? Y si en el último momento de la vida de un ser humano, éste es capaz de mirar al Señor y pedir perdón de corazón, ¿quiénes somos nosotros para asegurar dónde ha de ir después de la muerte?
Yo rezaré por él, como seguro que también lo hicieron por mí otras personas.
Azaña murió recibiendo los Santos Sacramentos agarrado a un crucifijo y diciendo "Jesús, piedad, misericordia"
Companys antes de ser ajusticiado fue confesado por dos sacerdotes a quienes llamó.
Y las lista es interminable....
Recemos por Antonio Gala que es lo que necesita ahora. No olvidemos la parábola de hijo pródigo.
Si logra liberarse de todo su odio podrá, por supuesto, convertirse, y salvarse, y purificarse hasta alcanzar la vida eterna. No es fácil, visto lo emponzoñada que está su alma (de lo que abunda el corazón, habla la boca), pero para Dios, nada hay imposible.
Solo hay que dejarse, y comprender que nosotros no tenemos que buscar a Dios, sino dejar que nos encuentre. Lc 15, 11-32.
Hay que rezar también por él.
Antonio Gala:¡Animo!. Somos muchos los que te deseamos lo mejor.No hace falta rezar. Dios (si existe)ya sabe lo que tiene que hacer sin pedirle nada.
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