La conversión de una joven arquitecta y pintora
En los tiempos actuales parece que la gracia de Dios no mueve los corazones de nadie hacia la conversión. Esto es absolutamente falso. Las conversiones siguen en la vida ordinaria. Muchas solamente las conocen las personas implicadas y cercanas al convertido.
En otros casos, se publican de forma sencilla, en las hojas diocesanas, por ejemplo. En la revista Iglesia en camino, editada desde el 1 de diciembre de 1996, según consta en su archivo colgado en la red, y coordinada en la archidiócesis de Mérida-Badajoz, por parte del delegado de medios de comunicación social.
En el último número, correspondiente al día 1 de mayo, en la página final, se publica una buena entrevista realizada a una joven, llamada Lola del Río, que es arquitecta y pintora, que ha recibido los sacramentos de la iniciación cristiana en la pasada Vigilia Pascual.
Para conocer toda la entrevista haga clic aqui
La alegria y el compromiso adquiridos por Lola del Río, dentro de la Iglesia Católica están demostrados en sus declaraciones.
La acción de la gracia de Dios cae como lluvia lenta, pero constante, que produce sus frutos tal como vemos. Estos casos sirven para no perder la esperanza nunca con ninguna persona. El Señor puede sacar panes de las piedras.
Tomás de la Torre Lendínez
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Lean, por favor:
Las conversiones desconocidas
Blog del padre Tomás
http://hal2.blogcindario.com/2011/05/00081-las-conversiones-desconocidas.html
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1 comentario
Hay mucha gente con la idea de que si presenta las cosas con una forma de periodismo, sus afirmaciones están garantizadas. El periodismo se da a sí mismo una enorme importancia desde que existe el periodismo postnixoniano que es el modelo actual: el periodismo está en todo. Es algo apasionante para quienes lo viven: periodistas, artistas, deportistas, grandes profesionales, políticos, etc. Son gentes que viven en una existencia de comunicación y realización de información objetiva. Es también un ideal de vida, una ética, lo de dar y recibir la información que nos requiere el entorno en el que vivimos según el momento, para eso nos prepara el Sistema Educativo. Las grandes instituciones y empresas tienen un departamento de comunicación y un Jefe de Prensa encargado de meter sus datos dentro del periodismo corriente. El Estado derrocha el dinero que debe en pagarse el mejor periodismo al servicio del público y cualquier Ministro recién nombrado llama corriendo para saber cuáles son los medios de difusión con los que cuenta el Ministerio de turno.
Yo no sé si lo de las conversiones llega a un buen nivel de normalidad periodística. No es como el odioso fútbol que ya no para ningún día, (yo lo he conocido como una cosa limitada a los domingos por la tarde y para gente forofa de unas ciertas condiciones) tampoco es como esas operaciones extraordinarias de niñitas marroquíes, que duran dieciséis horas y ocupan a dos docenas de especialistas. Eso produce un fajo de entrevistas y fotos de media página. Las conversiones no han llegado a este desarrollo de partidos interminables o de grandes eventos médicos con los que la Seguridad Social nos demuestra que si se ocupa tanto con un caso singular, también se ocupará de nuestros riñones o de lo que sea que todavía tengamos. Claro que por muy importantes que sean los partidazos o las salvaciones médicas, no llegan a ser hechos únicos sino que se quedan en pasta de periodismo, para eso las producen constantemente.
Hace tiempo hubo una senadora socialista que dejó el partido y se hizo monja pero no recuerdo más conversiones sonadas. En esto de las confesiones particulares lo que está de moda en el periodismo son los maricas famosos que cuentan, en cuanto les dejan, cómo se hicieron maricas y que están a punto de casarse como buenos maricas de su tiempo, los más maricas, encima, quieren ser los mejores padres de niños postizos y, según el periodismo, lo serán. Sin embargo hay temas religiosos en la prensa corriente. Hace poco leí un artículo del teólogo Tamayo donde urgía a los responsables de la Iglesia Católica a crear "la iglesia de los pobres" porque así lo habían instituído los padres conciliares. Esto de la "iglesia de los pobres" tiene más prensa que lo de las conversiones parroquiales.
En nuestro mundo lo que queremos es participar de la marcha de la información, tener coches, televisiores, dinero, segundas viviendas, puestos de trabajo, ocio, jubilación y pensión, vacaciones y médicos, así formamos nuestro conjunto de datos de por vida y somos buenos seres sociales y todo eso, las estadísticas se cumplen bien con nosotros. El caso es que, junto con eso, necesitamos una tonelada de propaganda diaria que nos asegura que nuestras existencias no son un largo aburrimiento sino que nuestra información tiene un sentido humano, social y real. De eso se encarga, en lo más visible, el periodismo y también la política, incluso la ciencia. No basta con existir, hay que tener reflejo en el periodismo como obra de información humana, hay que predicar la existencia sin dejarlo ni un segundo, no vaya a ser que la cosa falle. Hacen falta rollazos como el Deporte o el cine o las salvaciones médicas o cualquiera otro, todo es material de periodismo y no es otra cosa. Y lo de la "iglesia de los pobres" también. Y me parece que el periodismo corriente se ocupa del asunto y, de vez en cuando, nos sale en "El País" algún cura en África o en otro lugar selvático donde dieron las tres voces y el periodismo nos representa "la iglesia de los pobres"; ahí tenemos periodismo religioso en acción.
Dejemos aparte el especial uso de "lo pobre" y "los pobres". El hecho de que esté metido en una mentira cualquiera del periodismo no quita para que tenga su importancia porque conlleva algo incompatible con nuestro mundo progresado y por eso hay que domarlo y pervertirlo bien. El periodismo oficial se interesa por la "iglesia de los pobres" porque es la alternativa a la "iglesia de los poderosos". Es el modelo de iglesia que aparece en el periodismo para contrapesar a la Iglesia existente como si fuese falsa desde algún punto de vista superior y, por ahí, cierto periodismo no la reconoce pero con la iglesia de los pobres la cosa cambia. ¿Quiénes pertenecen a la "iglesia de los pobres"?. Hay algunos católicos como José Bono, Pepiño Blanco o Ramón Jaúregui, todos jefazos del socialismo. Ellos han votado la legislación que ZP les ha puesto por delante pero cuando alguien se mete con ellos, responden y dicen que lo suyo es la "iglesia de los pobres" y no tanto la iglesia tradicional y sus dogmas. Conocemos esa iglesia porque el periodismo habla mucho de ella y, en parte, el catolicismo también la mantiene dentro de sus intereses mediáticos promocionando a figuras como la Beata Teresa de Calcuta, por ejemplo. Es una iglesia que produce mucha información, más que conversiones. No hay problema en que un millonario, como José Bono, sea un miembro de "la iglesia de los pobres" que es un proyecto legítimo, conciliar, del catolicismo a la vez que José Bono recorre sus mansiones de campo y sus áticos de lujo montado en sus caballos de pura sangre (un capricho del hijo de Bono quien vive, por supuesto, en una residencia de primer nivel enfrente de la catedral de La Almudena, a cuenta de lo que le paga su papá, por cierto, su mamá es la dueña de una cadena de joyerías de lujo, nada de negocios vulgares). Esta es la iglesia de José Bono y otros católicos comprometidos y seguro que el teólogo mediático Tamayo estaría de acuerdo. José Bono es un estupendo representante de figura mediática, no hace nada que no sea reproducible como periodismo y ni siquiera tiene que pensarlo, le sale solo. Aunque reconozco que José Bono no está tan bien desdoblado en su mediaticidad como Pérez Rubalcaba que da las ruedas de prensa en plan ubicuo, es tan mediático que no sabes si pregunta o responde en las ruedas de prensa; de hecho las plantea como asambleas o reuniones de colegas periodísticas donde él habla como un periodista cualquiera y el resto de asistentes se lo acepta y no pueden resistirse. Cualquier frase de lo que dice podría ser titular al día siguiente sin retoques. Estos dos políticos socialistas no aparecen en los medios como las otras cosas sino que han llegado a ser parte del periodismo, no hay que editarlos, salen por sí solos. Hay muchas figuras de las que conocemos por el periodismo que son como Rubalcaba, una eterna vuelta a lo que conocemos como normal en periodismo y este es el ideal de las cosas que viven en el periodismo: ser periodismo fiel. La pregunta es inevitable: José Bono ¿es católico de la iglesia de los pobres porque lo mandaron los padres conciliares o porque es una iglesia que consiente e interesa al periodismo?. Pérez Rubalcaba no es de esa iglesia pero rinde culto al fútbol que viene a ser lo mismo respecto al periodismo.
Como digo, hay otras figuras del periodismo, con otros matices y otros intereses, pero no las menciono porque están en la mente de todos. Lo político es más interesante porque en el periodismo postnixoniano se trata siempre del continuo ascenso del periodismo en todas direcciones, y lo de "nixoniano" indica un ascenso por lo político a cuenta de la caída de Nixon. La obra más importante del periodismo español ha sido Prisa que está dirigida por el principio polanquista: la únión exitosa de periodismo y política, lo prisaico sólo es el aspecto profesional, el sancta sanctorum reservado a periodistas puros donde respiran su propio aire. En España, por la cosa de la Transición, el periodismo se hizo importantísimo, a pesar de que sirvió bien al franquismo, y la gran diferencia con el periodismo anterior es la irrupción de lo político por todas partes. Una cosa que criticaban los profesionales de la época, tipo José Luis Balbín, a la televisión felipista o a la televisión de Cataluña (TV3) es que la política dominante se hacía con todo descaradamente y sin permitir alternativas pero eso ya funcionaba en la prensa falangista, la del Movimiento.
Albert Boadella hacía una broma con Jordi Pujol, decía que Pujol era el personaje más importante que Cataluña había dado a la Televisión porque Boadella tenía una carrera de actor y director reconocida y nunca salía en TV3; en cambio Pujol salía un número de minutos concreto cada día al estilo de Franco en el NO-DO: por la mañana Franco hace esto, por la tarde Franco hace aquello y todo buenísimo para España; igual funcionaba Pujol en su TV3 con cualquier pretexto, si iba a un sitio o iba al otro, aunque fuesen tonterías pero eran periodismo. Boadella había echado la cuenta de las apariciones de Pujol (veinticinco mil veces al año o algo así) y Pujol salía en TV3 más que cualquier otra cosa de Cataluña en toda su historia y lo mismo valdría para Felipe González en su Televisión Española, madre profesional de la telebasura. Así que lo político y lo periodístico están muy unidos en España pero hoy estamos con lo religioso en el periodismo.
En España, con la Transición, se impuso el cuento de que el periodismo nos traía la democracia, y nos la conservaba. Hace poco el periodista e hijo de periodista Janli Cebrián nos asguraba que él mismo, en nombre del periodismo, y el Rey, en el suyo propio, habían salvado la democracia para España cuando lo del golpe de Estado. Enseguida llegaban los años de la gloria de Prisa. En Cataluña, el periodismo sólo traía más Cataluña, más Pujol, a más Pujol, más Cataluña, allí no conocen otra cosa ni les interesa. Yo no sé si los padres conciliares mandataron a los curas catalanes a crear la "iglesia de Cataluña" pero la han hecho y en aquellos días se la ofrendaron a Jordi Pujol a cambio de buenas suvenciones por imponer el catalán en misas y colegios privados. Por supuesto Jordi Pujol es de la "iglesia de Cataluña" y entonces así la llamaban y yo lo escuché muchas veces pero no entendía bien el alcance del asunto. Parece que los padres conciliares descompusieron muchas iglesias en una sola y yo sin enterarme. Por fin la teología me sirve para algo aunque sea por lo mediático. ¿Qué diría Tamayo de la "iglesia de Cataluña"?, seguro que no le parece mal.
En nuestro mundo, todos somos como José Bono, disponemos de las más variadas y constantes mentiras servidas por el periodismo y nos podemos enganchar a cualquiera para justificarnos por la información en la que creemos cada cual. Quizá nuestra existencia no sea tan estupenda como la de José Bono pero sus mentiras son las mismas que las de cualquiera, son mentiras convertibles, en eso todos somos millonarios, en periodismo de pura sangre.
Y termino, voy a proponer la desconversión de la información. Al poco de nacer ya nos convierten en información y el resto es seguir por ahí. Hay que desconvertirse de tanto periodismo a ver si, de ese modo, nos convertimos en algo que no se sabe, algo "pobre", por fuera de nuestro punto de vista, donde no hay periodismo que lo enriquezca con estupideces infinitas.
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