El informe PISA en centros públicos y concertados andaluces
He deseado que pasaran unas horas. El informe PISA ha arrojado unos datos calamitosos sobre la educación en España, que está instalada en la absoluta mediocridad, en el puesto 33 de los 65 que están presentes.
En Andalucía, donde resido y trabajo en la educación, la constatación de los hechos no me los tiene que contar nadie, ya que lo vivo a diario y de año en año. La calidad de la enseñanza está en caída libre desde hace mucho tiempo.
Desde los tiempos legislativos de la Logse, salida del caletre mental del señor Pérez Rubalcaba, acompañado por una serie de “peritos” en hundir el sistema educativo, hasta la actual Loe, todas las leyes y reglamentos sobre la enseñanza han llevado la firma del partido socialista.
Según el informe PISA, existen autonomías que están por encima del resto en sus resultados, por ejemplo Madrid y Castilla y León. Un análisis global de los resultados del informe se puede encontrar pulsando aquí.
En cambio, en Andalucía donde lleva el régimen socialista asentado y bien plantado durante treinta años, la educación está para salir corriendo. Todos los implicados en la enseñanza lo vemos, lo experimentamos, lo comentamos, pero en voz baja. Poca gente tiene la osadía de salirse del pensamiento único impuesto por la administración educativa centralista sevillana.
El análisis del informe PISA referente a Andalucía se puede leer pulsando aquí.
Ante este paisaje, pienso que la sociedad necesita un cambio absoluto en el campo educativo. Me duelen los analfabetos funcionales que engrosan las listas del paro obrero andaluz. Me duelen los jóvenes que salen de los minifundios universitarios de esta tierra, que cuando ocupan una plaza en los institutos, no sabe uno si darles clases a los neófitos profesores o a los alumnos que están en la clase.
De los colegios concertados, la mayoría en manos de congregaciones religiosas que se están extinguiendo y todo el profesorado y la dirección la llevan profesores laicos, también, salen este tipo de alumnos desnortados. Muchos vuelven a la enseñanza pública, porque los padres han salido defraudados. Cuando los tenemos en clase no existe diferencia entre el que viene de la privada y el que lleva toda su vida en la educación pública. Esto no puede seguir así.
Todos los días rezo por los padres, profesores y alumnos. La misión educativa para quienes nos gusta es enriquecedora. Pero, si no fuera por la ayuda de la gracia de Dios, sabiendo que es Él quien nos dirige como el alfarero hace con el barro en sus manos, sinceramente sería para coger el primer ovni que pase y emigrar a otro planeta.
Tomás de la Torre Lendínez
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