El periodista de religión debe ser creyente o bien documentado
Ante la inmensa selva de plumíferos que llenan la red sobre asuntos religiosos, escribiendo, unos en buena y sana lid, otros vomitando bilis de biografías propias sin haber asumido sus propios fracasos, se impone la aclaración que podemos encontrar en la siguiente noticia pinchando aquí.La noticia empieza así:
“Expertos en información religiosa que participaron en el seminario “Información y religión: la cobertura mediática del hecho religioso”, patrocinado por el British Council y organizado por el Foro Abrahám, señalaron que un periodista dedicado a la cobertura de la información religiosa debe cumplir, al menos, algunas premisas como ser creyente, estar bien documentado o tratar los acontecimientos religiosos con rigor.”
Ninguna de estas exigencias las tienen los que están perseguidos por sus propios fantasmas cuando publican algo religioso y lo cuelgan en la red. Seriamente, algunos que firman y están en portales conocidos se deben plantear si de verdad son creyentes en su religión o tienen una religión a la carta. Los comentarios de los lectores son claves para detectar si el escribiente de turno es creyente en su religión, o es un quintacolumnista metido como un kamikace para destruir su religión y a las gentes que sí es creyente de veras.
Sobre estar documentado en fuentes y conocimientos religiosos tenemos un abanico que invita más a la risa que otra cosa. Me acuerdo, ahora mismo, de un portal, donde quien más dice estar documentado es quien antes tira del mechero para prender la mecha de la bomba con la que documenta sus artículos. Es un serio terrorista falsamente periodistico dentro de los muros de su religión.
El último aspecto, el tratar los acontecimientos religiosos con rigor, salvo casos muy concretos, el rigor está en pisarle los pies a todos los que caminan por su religión sea quien sea, tenga el cargo que sea, con el fin de señalar con amarillismo sensacionalista el acontecimiento que se está contando.
En la noticia que estamos comentando, el profesor de periodismo de la Universidad de Columbia, afirma lo siguiente:
“En su intervención, Goldman destacó que para ser redactor de religión es importante “ser una persona de fe” pues, a su juicio, ante un tema espiritual, sea de la confesión que sea, el periodista creyente “conocerá la profundidad de los sentimientos” que hay implicados en el acontecimiento.”
En esta afirmación, entramos todos los que cada día estamos escribiendo en los portales religiosos de la red, y nos debemos preguntar: ¿Soy una persona de fe?. La respuesta es tan personal que cada uno nos la debemos hacer en la intimidad de la propia conciencia.
El día que no sea una persona de fe, me iré de aquí. Así de sencillo.
Tomás de la Torre Lendínez
4 comentarios
Estamos de acuerdo en que la Iglesia no es perfecta, en que hay sacerdotes que no son dignos de serlo, en que a veces se hacen las cosas mal. Pero cuando uno ama a alguien, no se dedica sistemáticamente a manchar su nombre, llenándolo de inmundicia. Con amigos así, ¿quién necesita enemigos?
Y luego está la cuestión de la seriedad en las afirmaciones que se hacen. Un ejemplo:
"según el actual Catecismo de la Iglesia (n. 2357s), no sólo es pecado el acto homosexual, sino incluso la inclinación homosexual, por ser "una inclinación objetivamente desordenada". Así está escrito en un artículo, sabiendo que es rotundamente falso lo que dice, que la Iglesia habla de pecado refiriéndose a los actos homosexuales, no a la inclinación.
Creo que algunos portales deberían llamarse, más bien, de información "antirreligiosa".
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Totalmente de acuerdo. Algunos portales están llenos de gente que no es creyente ni en su religión ni en ninguna otra. Además los fracasos personales influyen en las propias fobias que se utilizan en la vida.
Todo el que dice amar a su religión y le tira piedras a su propio tejado está haciendo mucho daño a su religión y a las personas que practican esa religión.
En esos portales es mejor no entrar, lo mismo que uno no entra en una cuadra a tomar un café.
Tomás de la Torre
“Un número apreciable de hombres y mujeres presentan tendencias homosexuales instintivas. No eligen su condición homosexual; ésta constituye para la mayoría de ellos una auténtica prueba. Deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta. Estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, y, si son cristianas, a unir al sacrificio de la cruz de Señor las dificultades que pueden encontrar a causa de su condición.
Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2359: Las personas homosexuales están llamadas a la castidad. Mediante virtudes de dominio de sí mismo que eduquen la libertad interior, y a veces mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oración y la gracia sacramental, pueden y deben acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana.
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