Los obispos deben impartir la Confirmación
Ha terminado el tiempo pascual, fechas en las que todas las comunidades cristianas colocan el día para recibir el sacramento de la Confirmación. La mayoría de los receptores suelen ser chicos de cuarto de secundaria, que vienen preparándose desde que acabaron su primera Comunión.
Hoy nos vamos a fijar no en el sujeto del sacramento, sino en el ministro del mismo. Según la normativa litúrgica y el Código de Derecho Canónico debe ser el obispo diocesano el celebrante principal, el cual puede delegar en algún sacerdote colaborador directo, como un vicario general o episcopal.
Y aquí es donde está la clave pastoral. ¿Qué interesa más al pastor diocesano estar fuera de la diócesis en tales o cuales reuniones siempre necesarias o no, o acercarse, con una agenda apretada, a impartir un sacramento que le es propio a las comunidades cristianas para conocer a sus ovejas?.
Son muchas las parroquias que pierden una ocasión de oro, cuando el obispo del lugar envía a un vicario en sustitución suya. Opino que en la agenda pastoral de cualquier obispo debe primar más el acercamiento directo a los jóvenes que se confirman y a sus familiares. Creo que, en la misma Eucaristía, durante la cual se imparte el sacramento de la Confirmación, puede dar como fruto valioso y milagroso que algunos de esos chicos no se pongan al día siguiente en la pendiente de la “apostasía” que muchos pastoralistas, con mucha razón, suman a la recepción del propio sacramento.
Seamos, todos, consecuentes: la Iglesia particular, la diócesis, tiene una única cabeza: el obispo, sucesor de los apóstoles, quien impartiendo la Confirmación puede hacer mucho bien pastoral a todos. La experiencia nos lo demuestra y la historia lo confirma.
Claro, entonces, se necesita que los obispos sean más pastores que dirigentes de una empresa; más cercanos que alejados; más padres que personas desconocidas; más obispos del lugar que viajeros por otros sitios por equis motivos.
Dejo aquí esta real situación que se encuentra en cualquier diócesis. Los comentarios de los lectores enriquecerán mucho más este post. Muchas gracias.
Tomás de la Torre Lendínez
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