Del micrófono a monja
En el diario Levante se daba ayer la siguiente noticia:
“Ayer, sábado, falleció en Valencia la religiosa Madre María del Mar, perteneciente a la orden de San José de la Montaña, que en los años cincuenta y sesenta fue destacada locutora de la cadena SER en San Sebastián y en Madrid.
Nacida en Guipúzcoa, Petrita Tamayo ingresó muy pronto en la emisora Radio San Sebastián, en la que alcanzó gran renombre; ya en el año 1.954 ganó el Premio Ondas por su presentación del Festival de Cine de San Sebastián, siendo reclamada muy pronto desde la capital de España, ejerciendo un tiempo en Radio Madrid con conexiones con toda la cadena.
En la emisora central trabajó junto a figuras como Boby Deglané y Manuel Aznar Acedo, y ya coincidió con valencianos que actuaban en Madrid, como Vicente Marco, Juan de Toro, Basilio Gassent y María Jesús Cuadra. Tiempo después, sintió la vocación religiosa e ingresó en la orden de San José de la Montaña, donde adoptó el nombre de “Madre María del Mar", siendo destinada a Valencia, donde ha fallecido ya octogenaria. Sus familiares del País Vasco se trasladaron a vivir a Valencia, habiendo fallecido ya todos ellos.
Los domingos, muchos vecinos del convento donde esta religiosa leía las epístolas acudían por el buen decir que tenía en sus lecturas, gracias a la voz radiofónica que había adquirido ya en su juventud. También fue esta religiosa la que informó a los medios de comunicación valencianos sobre la aparición en un campo de Puzol de los restos de la fundadora, la Madre Petra de San José.
El funeral previo al entierro tendrá lugar en el propio templo de San José de la Montaña, hoy, domingo, a las 11 de la mañana.”
Aquellos tiempos eran propios para grandes conversiones. Desde la radio sencilla, familiar, entretenida, lejos de empresas politizadas, libre de luchas comerciales para ser los primeros en el ejeme que no existía, se daban estas valientes decisiones.
Ahora la radio es diferente. En ella Dios sigue llamando a los que están en ella. La pregunta sería: con el ruido propio de una emisora, ¿se puede oír la voz del Señor?.
Tomás de la Torre Lendínez
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1 comentario
LOS OYENTES DE CANTABRIA LA RECORDAMOS CON MUCHÍSIMO CARIÑO Y CONSIDERAMOS QUE LA RADIO Y LA VIDA RELIGIOSA, SUFREN UNA GRAN PÉRDIDA. QUEDA SU TESTIMONIO DE VIDA QUE ESE ES IMPERECEDERO. DESCANSE EN PAZ.
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