Una familia entera en el teatro
Anoche estuve viendo en el teatro infanta Leonor, de Jaén, el reestreno en esta ciudad de la obra “Maranatha”, firmada por el escritor don Ramón Molina Navarrete. El aforo estaba completo. Los actores, todos aficionados, casi un centenar, estuvieron en su justo papel y algunos de ellos rayando el mejor posible nunca.
Tenía interés en contemplar esta obra que tiene treinta años de representación, donde su autor, ha sido el director y el personaje principal: el papel de Jesús de Nazaret. En la primera etapa de esta historia de la Vida, Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo el escenario obligado ha sido la ciudad de Úbeda, que era la universidad del teatro donde estuve varias veces viéndola. Sobre ella he escrito varias veces.
En esta segunda etapa, es su reestreno en la ciudad de Jaén, donde el autor y director solamente ha ejercido de estas funciones, delegando el papel de Jesús en su hijo José Ramón Molina Hurtado, médico de hematología del hospital Reina Sofía de Córdoba donde ejerce de forma profesional con una gran categoría en su especialidad. El papel lo ha bordado. Ha estado por encima del resto de actores por méritos propios.
Un detalle que me ha gustado es cómo en los momentos de mayor dramatización: en la oración en el huerto de los olivos, clavado en la cruz, ha utilizado sus conocimientos médicos para obtener una respiración y una movilidad de su cuerpo, que daba más realismo y dramatismo al momento de la Pasión.
En el elenco de actores han estado la madre de José Ramón en su papel de siempre: la Virgen María. Su hermana María Jesús en el papel de María Magdalena; y el más pequeño Juan David, que ha representado al discípulo Juan.
Y en la organización total ha estado el incombustible maestro de actores familiares y fraternales, don Ramón Molina Navarrete, un hombre que como vende un mensaje que hoy está devaluado por la presente sociedad, y además nunca se ha pegado a ninguna esfera del poder, permanece como autor y escritor y poeta reducido a una geografía pequeña. Otros, con menos méritos, tienen sus posaderas colocadas en la Real Academia de la Lengua.
Pero es lo él que dice siempre: “ No necesito honores humanos, solamente deseo que todo me lo pague Dios en el Reino de cielos, y aquí abajo con una familia como la que tengo, metida en el teatro enseñando la vida de Cristo.”
Desde aquí felicitamos a todo el cuadro de actores de la Santa Cena de Jaén. Y deseamos, todavía, habrá una representación el domingo próximo sin entradas en este momento, que “Maranatha” siga puesta en las tablas durante muchas cuaresmas, porque todos necesitamos ver plasticamente representado el drama de Cristo, ya que todos nos vemos reflejados en esa inmensa historia de amor del Hijo de Dios al hombre, por quien murió y resucitó para nuestra salvación.
Tomás de la Torre Lendínez
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