La salud en la Iglesia y sus hijos
Ayer dieron comienzo en Madrid las Jornadas Nacionales de delegados de
Pastoral de la Salud. Desde 1985, en el VI domingo de Pascua se ha
celebrado el Día del Enfermo, y en los últimos años, la Pascua del
Enfermo. La celebración ha sido acogida con calor e interés desde un
principio y, sin lugar a dudas, constituye una de las actividades más
significativas y fructíferas de la pastoral de la salud.
La campaña fue tomando relevancia y dando resultados: el
reconocimiento de los enfermos como sujetos activos; el impulso que se
ha dado a la pastoral de la salud en las parroquias; las iniciativas
puestas en marcha en muchas diócesis; la gran riqueza de los materiales
catequéticos, litúrgicos y doctrinales que se han elaborado; el trabajo
aunado y coordinado de las delegaciones y de los diversos agentes de
esta pastoral; y el aprecio creciente de la pastoral de la salud en
toda la Iglesia española.
Han sido 25 años campañas, años y temas. Parece que es el momento de
detenerse y disfrutar de lo vivido. De hacer un alto en el camino y
tomar fuerzas para seguir caminando con entusiasmo y esperanza.
Los objetivos que se pretende en estas fechas de reunión de los
delegados de la pastoral de la salud son éstos: una mirada histórica
para reflexionar la propia andadura y valorar las grandes aportaciones
de las campañas a la presencia evangelizadora de la Iglesia en el mundo
de la salud y de la enfermedad; resituarse en el momento actual y
ofrecer propuestas de cara al futuro de la celebración; y celebrar y
agradecer lo vivido, uniéndose al Pontificio Consejo de la Pastoral de
la salud.
Los temas a tratar en Madrid serán los siguientes: historia de una
experiencia; aportaciones más significativas a la acción evangelizadora
de la Iglesia de hoy; dimensión celebrativa de la campaña del enfermo;
25 años del consejo pontificio para los agentes sanitarios; y el
evangelio de la salud en una sociedad plural.
Se presentarán comunicaciones sobre: los servicios de asistencia
religiosa hospitalaria; las comunidades parroquiales; los enfermos; los
profesionales de la salud; los religiosos; y los obispos. Todos los
temas serán tratados por conocedores del mundo del enfermo.
De todo esto, deducimos que la pastoral de la salud en España tiene
una larga historia, cinco lustros, coordinada con criterios de servicio
hondamente evangélicos y pastorales, que cuando, cualquier persona
visita un hospital para sí mismo o a acompañar a un familiar, se nota
que la Iglesia está presente en los momentos duros de la quiebra de la
salud ofreciendo al enfermo los auxilios espirituales que Cristo nos
dejó para cuando llegara el momento de estar necesitados de ellos. Es
la misma misión que el Señor hizo con todos los enfermos que acudían a
él buscando la salud del cuerpo y del alma.
Tomás de la Torre Lendínez
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