La oferta de la Catedral de Granada
Las catedrales nacieron como la Cátedra del obispo diocesano. En esa iglesia el pastor de un territorio llamado diócesis ejercía como maestro, pastor y sacerdote. Desde un principio, en plena Edad Media, surgen los cabildos de canónigos, que eran sacerdotes que llevaban a la practica las tres vertientes del obispo, cuando éste ni siquiera vivía en la propia diócesis.
Así surgieron los canónigos con el cargo de maestreescuela, de doctoral, de lectoral, de fabricano, maestro de ceremonias….En el seno de las catedrales estuvieron las escuelas catedralicias, donde se enseñaba los fundamentos de la sagrada teología para acceder a la recepción de las órdenes sagradas.
El Concilio de Trento centró, sentenció y administró los cabildos de las catedrales de una forma más canónica y más exigente, sobre todo, para el obispo a quien obligó a residir en el territorio diocesano. Los cargos de los miembros del cabildo seguían sirviendo como colaboradores de los pastores diocesanos.
Con el paso de los tiempos, y sobre todo el Concilio Vaticano II, y el posterior Código de Derecho Canónico, dejaron las catedrales más como puntos a visitar en un viaje turístico a la ciudad con sede episcopal, que en lo que historicamente fueron.
En los lugares donde el Cabildo desea mantener algunos de sus servicios, en vivo y en versión actual, se cuida la liturgia de las horas canónicas y la celebración de la Eucaristía, incluso la música sagrada.
El tradicional Curso Bíblico, organizado todos los años por la Iglesia Catedral de Granada, dedica esta edición a las Cartas de San Pedro y San Juan, con el objetivo de favorecer el conocimiento en profundidad de la enseñanza de los dos Apóstoles y su ampliación al momento histórico actual. El canónigo emérito D. Pedro Gallegos Díaz será el encargado de impartirlo.
El periodo de inscripción ya está abierto y la matrícula puede formalizarse en la S. I Catedral en horario de visita turística, durante el mes de septiembre. El curso dará comienzo el día 15, y se impartirá todos los jueves del curso académico a las 20 horas, en la Catedral.
La ciudad de los cármenes, donde su Catedral está tan céntrica y es punto de visita obligada cuando se vive en la localidad, no se rinde y sigue sirviendo sus Cursos Bíblicos, que llevan tiempo ofreciéndose a los cristianos con vecindidad fija o tantos estudiantes de fuera que acuden a la universidad fundada por Carlos V.
Esto demuestra la viveza de una catedral. En otros sitios están con pleitos varios.
Tomás de la Torre Lendínez
5 comentarios
Por lo yo conozco hay de todo como en botica.
El ejemplo de Granada es muy positivo.
Y no me refiero tanto a cursos, (los de Biblia son muy necesarios y en la antigua Curia, enfrente de la Catedral, el propio Arzobispo da algunos cursos por las tardes).
Echo de menos la presencia de sacerdotes, tal vez más jóvenes, tal vez provenientes de los nuevos movimientos eclesiales, que digan la misa de forma menos rutinaria, que sus homilías "echen chispas" y hagan vibrar a la gente... Así, tal vez se correría la voz y acudirían más personas de las que ahora pasan de largo.
Tal vez sería bueno una mayor apertura a los movimientos, como el propio Papa recomienda, tal vez fomentar la Adoración, los grupos de oración, la atención al confesionario, la atención a los niños y monaguillos para que su fe perdure de mayores...
En fin, no pretendo sino, hacer una crítica constructiva y seguro que ya existe mucho de lo que he apuntado.
Dicen que tenemos lo que nos merecemos. Pero soñar es gratis y yo sueño en mi Catedral, no como un museo, sino como un Centro espiritual de primer orden, que sea ejemplo para toda la archidiócesis, donde la gente no se limite a admirar obras de arte, sino que salgan de la Catedral inundados de ese "agua que manaba del lado derecho del Templo" de la profecía de Ezequiel, en la que no sólo se escuche, sino que se realice la Palabra: donde los que entren cojos, salgan saltando como ciervos, los que entren ciegos, salgan recuperando la vista, los que entren sordos, salgan oyendo, los que entren mudos, salgan cantando alabanzas, los que entran con el corazón afligido, enfermos, leprosos, salgan sanados, consolados, limpios... Sólo entonces resultará evidente que Cristo está vivo hoy en la ciudad de Granada. Y sus hermosos templos y su Catedral, estarán cumpliendo fielmente la misión para la que fueron construidos.
Perdón por la extensión.
Los canónigos suelen alegar mil pretextos para no ir a coro a rezar las horas canónicas.
Voy a poner dos ejemplos concretos de cómo es posible lo que he dicho antes: la oración que se celebra los martes en la capilla del Seminario Mayor de Madrid, en la que, a pesar de ser de grandes dimensiones, los jóvenes se salen por la puerta, y las predicaciones de Fray Nelson, en su página web.
Son cosas así las que me llenan de envidia y yo desearía para mi ciudad. Sin que eso signifique despreciar o minusvalorar lo que ya hay de bueno.
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