Léalo si tiene tiempo para Dios
Dentro de un mensaje, enviado por mi amigo y lector, el almendro, y titulado: Léalo si tienes tiempo para Dios, encontramos esta forma de describir el misterio Redendor del Señor Jesús:
“Un día Satanás y Jesús estaban conversando.
Satanás acababa de ir al Jardín del Edén,
y estaba mofándose y riéndose diciendo:
Si Señor. Acabo de apoderarme del mundo
lleno de gente de allá abajo.
Les tendí una trampa, usé cebo que sabia que no podrían
resistir. Cayeron todos!
¿Que vas a hacer con ellos? Preguntó Jesús.
Ah, me voy a divertir con ellos. Respondió
Satanás. Les enseñaré como casarse y divorciarse, cómo odiar y
abusar uno del otro, a beber y fumar y por supuesto,
les enseñaré a inventar armas y bombas para que
se destruyan entre sí. Realmente me voy a divertir!
¿Y qué harás cuando te canses de ellos? Le
preguntó Jesús.
Ah, los mataré. Dijo Satanás con la mirada
llena de odio y orgullo.
¿Cuánto quieres por ellos? Preguntó Jesús.
Ah, tu no quieres a esa gente. Ellos no
son buenos. ¿Por qué los querrías tomar.
Tu los tomas y ellos te odian. Escupirán a tu
rostro, te maldecirán y te matarán.
Tu no quieres a esa gente!!
¿Cuánto? Preguntó nuevamente Jesús.
Satanás miró a Jesús y sarcásticamente respondió:
Toda tu sangre, tus lagrimas, y tu vida.
Jesús dijo: HECHO!
Y así fue como pagó el precio.”
Tras la lectura, sugiero dos aspectos esenciales.
1.- La iniciativa de rescatarnos del pecado y de la muerte fue de Dios Padre, quien por puro amor al hombre creado por El, envió a su Hijo encarnadado en el seno virginal de María, para que mueriese en la cruz y resucitase al tercer día de entre los muertos.
Este misterio central, el Misterio Pascual de Cristo, de nuestra fe cristiana debemos tenerlo muy presente en nuestra vida personal, familiar y comunitaria.
2.- Gracias a este Misterio Pascual, todos nosotros estamos salvados; esto supone una actitud permanente de acción de gracias al Señor, cuyo memorial celebramos en la Eucaristía, centro y cumbre de la vida cristiana.
Por lo tanto, la participación en la Eucaristía, ahora que comenzamos un nuevo curso pastoral, debería estar en las prioridades de nuestra vida cristiana. Y es obligación que esté en el programa pastoral de cualquier comunidad cristiana que estos días va recuperando su vida normal, tras el largo y cálido verano, que ha supuesto la dispersión de las personas buscando lugares más frescos que el sur español.
Tomás de la Torre Lendínez
8 comentarios
triturado por nuestras culpas;
el castigo, precio de la paz cayó sobre él,
y en sus heridas hemos sido salvados"
(Is. 53,5)
Aún con la imprecisión de bulto que contiene el relato, no deja de ser una buena herramienta para urgar en el alma del ser humano y rescatar la religiosidad que todos llevamos dentro, en muchos casos hibernada a pesar del calor.
Hasta pronto.
A veces, hablando con niños o jóvenes que se encuentran desilusionados o abatidos (mucho complejo de inferioridad hay en nuestros niños, en medio de una sociedad como la nuestra), les hago la siguiente reflexión:
"tú dices que no vales nada. ¿Sabes cuánto vales? -la respuesta suele ser una mirada silenciosa y triste- Vales la sangre de Cristo"
Me ha encantado el post. Gracias.
Dentro de una semana nuestro hijo mayor, con catorce años, entrará en el Seminario Menor. Recen, por favor, por él y por nosotros.
Bendito sea Dios.
La Paz.
A ver si ahora vamos a ser unos jansenistas.
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