9.04.18

«Hay que practicar esto, sin descuidar aquello»

El Concilio Vaticano II con la tradición de la Iglesia reconoce la presencia de «semillas del Verbo» en las culturas antiguas anteriores a Cristo. Son verdades, sobre todo pertenecientes al ámbito de la razón natural, que de alguna manera sirven de preparación al Evangelio. Son semillas del Verbo por ser verdaderas y, en una de las frases preferidas de Santo Tomás, tomada del Ambrosiaster, «la verdad, la diga quién la diga, viene del Espíritu Santo».

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8.03.18

Rocco Buttiglione: «No he escuchado respuestas a mi libro»

Rocco ButtiglioneAyer, 7 de marzo, se celebraba en la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino en Roma «Angelicum» la fiesta de su patrón, el Doctor Angélico. Por tradición se celebra en este día, el de su muerte en la abadía de Fossanova, no sólo porque así constara en el antiguo calendario litúrgico, sino porque el 28 de enero suele caer dentro del periodo de exámenes.

El programa del día incluía una conferencia del profesor Rocco Buttiglione cuyo título dejaba bastante claro el tema que pretendía abordar: «De singularibus non est scientia: Santo Tomás y una reciente polémica en la teología moral». A muchos nos había resultado chocante que siendo Santo Tomás el traicionado en esa reciente polémica, por haber sido utilizado su nombre para defender tesis diametralmente opuestas a su propia teología, Buttiglione, uno de los más acérrimos defensores de la lectura heterodoxa (y canonizada) de la Amoris Laetitia, viniera al Angelicum, donde el Aquinate reside «tamquam in domo sua», a echar algo más de sal a la herida.

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19.02.18

Decálogo para católicos perplejos

David y Saúl

Doy gracias a Dios por haber seguido Infocatólica desde el inicio. Y ahora por la confianza que se me da de poder escribir en esta página. Una de las cosas que caracterizan a todos los que escriben aquí, creo yo, es el moverse en el difícil equilibrio entre el respeto a los pastores de la Iglesia, por un lado, y la exigencia de la verdad, por otro. No pretendo que haya que elegir entre una cosa o la otra, o llegar a un punto intermedio en el que ni se sirva a una cosa o a la otra (como algunos pretenden que se tenga que hacer entre ortodoxia y misericordia), sino que la defensa de la verdad exige un respeto y un cuidado a la jerarquía de la Iglesia, semejante a aquel que David tenía con Saúl, incluso cuando aquél estaba en la verdad y éste se movía conducido por un odio asesino.

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30.01.18

Veritatis Gaudium y la teología tomista

Santo Tomás y San AlbertoEl Papa Francisco acaba de promulgar la Constitución Apostólica Veritatis Gaudium, sobre las Universidades y Facultades Eclesiásticas. No es mi intención comentar el documento completo, sobre todo porque no me parece que tenga la capacidad para hacerlo de manera provechosa. Sí quisiera, sin embargo, poner atención sobre un punto sobre el que creo poder decir algo.

En el artículo 64 de las Normas aplicativas de la Congregación para la Educación Católica que acompañan y desarrollan la Constitución Apostólica se puede leer, referente a la Facultad de Filosofía: «La investigación y la enseñanza de la filosofía en una Facultad eclesiástica de Filosofía deben basarse “en el patrimonio filosófico perennemente válido”, que se ha desarrollado a lo largo de la historia, teniendo en cuenta particularmente la obra de Santo Tomás de Aquino».

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16.01.18

D. Marcelo, el Seminario y el Vaticano II

Centenario de D. MacerloSalvo que, por necesidad psicológica o moral, uno elija cerrarse a la realidad y no ver las cosas como son, se debe reconocer que la Iglesia atraviesa en España una crisis sin precedentes en su historia. A la hora de analizar los factores que han llegado a esta crisis, muchos toman la salida fácil de culpar al Concilio Vaticano II de todos los males que afectan a la Iglesia universal y, por tanto, a la Iglesia española. No niego que es muy tentador presentar una historia en la que en la Iglesia todo iba viento en popa y, de la noche a la mañana, gracias a las maniobras de un grupo de eclesiásticos muy organizado, se consiguió organizar un Concilio ecuménico que pusiera todo patas arriba. Es fácil incluso reconocer que líneas teológicas con grandes deficiencias convergen en muchas de las orientaciones del Concilio, aunque casi todos aceptan que los textos conciliares no contienen afirmaciones heterodoxas.

A mí me resulta absolutamente imposible culpar al Concilio Vaticano II de la crisis actual. Y la «culpa» de esta incapacidad mía, que me suele poner en posiciones muy incómodas en los debates al respecto, la tiene el que considero el obispo español más importante de la segunda mitad del s. XX, el Cardenal D. Marcelo González Martín.

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