Inculturación y multiculturalidad
Voy a comenzar una serie de publicaciones en las que quiero desarrollar un tema que pienso puede dar mucho juego para el debate. En esta primera quiero únicamente presentar la cuestión, de tal manera que los comentaristas puedan ir dando sus puntos de vista. Se trata de que, a través de las participaciones en los comentarios —que espero no falten—, podamos ir abriendo nuevas perspectivas enriquecedoras. Digamos que quiero poner en práctica aquel lema que propuso San Alberto Magno para su studium: In dulcedine societatis quaerere Veritatem.
Uno de los focos de atención hacia los que quiero dirigir mis aportaciones es el de la Evangelización de América, y los temas que se derivan de la misma. Anticipo que comparto el juicio de aquellos que consideran que este acontecimiento, que providencialmente protagonizó la gran nación Hispana, es la obra más grande del Dios Omnipotente, después de la Creación del mundo y su Redención por Jesucristo. En el marco de este tema apasionante, quiero plantear el asunto de la inculturación, que es omnipresente, hoy en día, en cualquier reflexión sobre las misiones y la Evangelización.
Planteamiento de la cuestión
El papa Benedicto XVI, en el discurso introductorio a la V Conferencia General del Episcopado de Latinoamérica (CELAM), que tuvo lugar en Aparecida (Brasil) en 2007, afirmaba lo siguiente:
«El anuncio de Jesús y de su Evangelio no supuso, en ningún momento, una alienación de las culturas precolombinas, ni fue una imposición de una cultura extraña»[1].
Esta afirmación se situaba radicalmente en contra del discurso habitual que se viene sosteniendo desde hace algún tiempo, incluso dentro de la Iglesia. Como era de esperar, las reacciones fueron numerosas, condenando sin paliativos la que en opinión de muchos pudiera ser considerada como la mayor hazaña evangelizadora después de la del Imperio Romano por la primitiva Iglesia. Viejos reductos lascasianistas volvieron a aflorar con toda su virulencia, tan cargados de falsedades históricas como los escritos del tan bienintencionado como mentiroso obispo de Chiapas[2].
Uno de los que habló con más hostilidad hacia el Santo Padre fue el tirano venezolano Hugo Chávez, que llegó a afirmar que Benedicto XVI «debe pedir disculpas por el holocausto contra los indios de América. ¿Cómo puede decir estas cosas? (…) Llegaron a evangelizar con los trabucos, ¿cómo puede decir que no fue una imposición? ¿Por qué nuestros indios debieron refugiarse en las montañas y los bosques?»[3]. Otros de los que expresaron críticas desde su mentalidad indigenista fue el presidente boliviano Evo Morales. El Papa, de hecho, tuvo más tarde que matizar su discurso recordando lo obvio, pero reafirmando lo fundamental[4]. Esta matización, vendida por la prensa como una rectificación, recuerda lo sucedido con el famoso discurso de Ratisbona, unos meses antes. También en aquel caso, como hemos podido comprobar, el papa tenía razón.
Resulta más que evidente para cualquiera que conozca la cultura hispanoamericana que en la Evangelización de América hubo una evidente transformación de las culturas precolombinas. Entonces, ¿tenía razón el papa al afirmar que tales culturas no resultaron alienadas? ¿Supone un error en la Evangelización que la cultura evangelizada se mezcle con elementos propios de la cultura evangelizadora? ¿Debe el evangelizador realizar un proceso de inculturación en el que se abstraiga el núcleo esencial del Evangelio de todo ropaje cultural en orden a respetar la cultura destinataria? Me propongo enfrentar estas preguntas con ayuda de la reflexión del mismo Benedicto XVI[5], para poder aplicar las conclusiones a la sociedad multicultural actual.
Propuesta para el debate
Aquí es donde abro el debate. Para intentar animarlo voy a poner algunas preguntas, aunque todos tienen libertad para contribuir con lo que quieran.
- ¿Tenía razón Benedicto XVI?
- ¿Puede el Evangelio separarse de la cultura?
- ¿Qué se entiende por inculturación?
En la próxima publicación repasaré brevemente las indicaciones recientes del Magisterio sobre la inculturación, para que podamos ir desarrollando un concepto para poder someterlo a crítica.
LDVM
[1] BENEDICTO XVI, Discurso en la sesión inaugural de los trabajos de la V conferencia general del episcopado latinoamericano y del Caribe, 13 de mayo de 2007.
[2] Un ejemplo: http://www.voltairenet.org/article148222.html
[4] «Ciertamente el recuerdo de un pasado glorioso no puede ignorar las sombras que acompañaron la obra de evangelización del continente latinoamericano: no es posible olvidar los sufrimientos y las injusticias que infligieron los colonizadores a las poblaciones indígenas, a menudo pisoteadas en sus derechos humanos fundamentales. Pero la obligatoria mención de esos crímenes injustificables —por lo demás condenados ya entonces por misioneros como Bartolomé de las Casas y por teólogos como Francisco de Vitoria, de la Universidad de Salamanca— no debe impedir reconocer con gratitud la admirable obra que ha llevado a cabo la gracia divina entre esas poblaciones a lo largo de estos siglos» (BENEDICTO XVI, Audiencia, 23 de mayo 2007)
[5] Quizá sea necesario aclarar aquí que las propuestas de Benedicto XVI en este aspecto no tienen por qué ser consideradas, sin más, enseñanza de la Iglesia. De hecho, recurriré a su reflexión antes de asumir el ministerio petrino para iluminar sus palabras en el discurso que ahora comentamos. En definitiva, cualquiera es libre de mostrar su acuerdo o desacuerdo con estas palabras del Papa, siempre que lo argumente adecuadamente.
21 comentarios
No soy un experto en la materia, pero me atrevo a sugerir que la Evangelización de Hispanoamérica, si bien es cierto fue un proceso articulado entre las autoridades políticas de los Colonizadores y la Iglesia, ha sido auténticamente desempeñado sólo por ésta última; los militares tenían objetivos particulares y materialistas. Para mí, la expansión del Imperio Español ha servido como vehículo para la difusión del Evangelio. Los conquistadores se encomendaron a Dios al realizar esta misión y a pesar de la violencia, las matanzas, los atropellos y los robos cometidos, la fe cristiana resultó ser lo único inamovible.
1. El odio a lo español en el Perú.
Dado que (y espero) se debata lo que se escribirá y en el tintero solo se queden los ataques viles y barbaros, debo empezar por enmarcar el odio creado y condicionado a nuestra civilización que nos hacen ver a los indígenas (incas sólo los líderes del tahuantinsuyo) como a adan y eva en el paraíso antes de coger el fruto del árbol.
Haciendo un pequeño análisis sobre la generación de la independencia, vemos en ella el espíritu de la ilustración y la 1° generación republicana de América, poseido por el ardor antihispanico, forjando para sus hijos (nosostros los emancipados por terceros) un concepto negativo de la cultura colonial y todo su aporte fue negado en bloque, con un simplismo y falta de información en que los filósofos europeos del s. XVIII miraron la cultura mediaval.
Tal como ocurrió en todos las nuevas repúblicas en Sudamérica, aquí en Perú, se siguió la tendencia tal corderitos de crear estereotipos mediante odas y canciones, mandando al mismo Hades la dominación española de 3 centurias en una condenación rotunda e interesada dicho sea de paso.
Ejemplos:
> Sánchez Carreon diría en su Oda a Baquijano y Carrillo, en época de Abascal, "trescientos años de servil cadena".
> En el himno nacional, en 1821, "... estruendo de brocas cadenas que escucharon tres siglos de horror"
> El ditirambico Choquehuanca, en su arenga diría, "los tres siglos de expiación" del Perú desde Pizarro hasta Bolivar.
Ahora que está contextualizado este punto creo que podemos avanzar.
2. La cultura e identidad con la religión
siguiendo el ejemplo de la iglesia católica y su accion culturizadora en la historia de la identidad española surgida por la conversión del arreanismo al catolicismo de los barbaros visigodos (589 d. J. C. III concilio toledano), dueños de la España en plena decadencia de roma ,llevando a la España por entonces comprendida a un esplendor superior dejando la barbarie y un sistema visigodo de guerrillas e invaciones por un esplandor conocido como la luz visigoda del s. VII donde se abrio puertas a los mayores intelecuales de la época como San Leandro y San Isidoro junto con leyes y manejo económico comparable con roma.
Así la Iglesia se hizo responsable en estos lares sudamericanos de llevar cultura (dentro de ella la fe cristiana) y conocimientos (dentro de este tambien la fe cristiana) que definen la cosmovisión y unificación de una gran nacion y reino llamado España.
Digo unificación porque falsamente se a argumentado que fuimos colonia, o factoria. Claro está que fuimos considerados por los propios reyes como ciudadanos Españoles y amparados por el mayor imperio nunca antes conocido. Sí, fuimos parte de aquel bello logro humano. Al ser considerados parte de este gran imperio era necesario pasar los conocimientos y cultura para forjar y dejar los simientos para una propia cosmovisión para evitar las fragmentaciones que se sufrió en la antiguedad.
3. Tuvo razón Benedicto XVI
para este punto ire a lo que todos argumentan:
" los indígenas eran perfectos morales, intachables, sin mancha. Su sistema de gobierno solo era comparado con el edén."
Para esto tomare argumentos prestados que apoyan y sustentan lo dicho por Benedicto XVI
> El obispo peruano Herrera, en 1846 afirmó que el Perú de su época no era el Perú de los incas, sino una fusión racial que era "el Perú cristiano y español, no conquistado sino creado por la conquista y que el odio a España era no sólo contraria a la doctrina evangélica, sino además un odio brutal como es el odio a nuestros padres".
> Vigil, excluido por la grey Católica, dijo que la evangelización "sirvió de escudo a los oprimidos contra el depotismo de los conquistadores".
> Don José Antonio de Lavalle, en 1859, dijo:
" hay que deponer rencores y proclamar nuestro amor por la patria de nuestros padres a la que debemos nuestra civilización y nuestras leyes, nuestra lengua y nuestros nombres, y más que todo eso LA RELIGION".
> el último del tramo revisionista, fue el Jesuita Ricardo Cappa, en su " historia del Perú" y en sus "Estudios Críticos acerca de la dominación español de América", se atrevió a denostar a los indígenas hablando de sus vicios e idolatría, de sus sacrificios humanos y la antropofagia, del depotismo envilecedor de los incas y que la conquista fue licita y necesaria porque saco a los indios de la ignorancia e hizo de idólatras, cristianos, de incultos, civilizados y de esclavos, hombres libres.
estos argumentos defienden el punto anterior y el presente.
para concluir.con los argumentos en defensa de Benedicto, aquí hubo dos fenomenos:
1. Mestizaje. Los hijos heredan la cosmovisión de los padres, debido a que los indígenas no eran cultos sólo quedaba aprender la cultura española, por tanto su religión (esto no es imposición)
2. Educación en las reducciones. Las reducciones se dieron a los indígenas que estaban a favor de la evangelización porque sus cabezas lo quisieron a cambio de beneficios, así vemos que las cabezas (como los incas de Vilcabamba) que se oponian a los españoles se alejaban de las reducciones y con ellos su gente que los obedecía.
Sólo dejare un último argumento a favor de benedicto del Historiador Roque: " España cumplió la más noble tarea el trasmitir la cultura latina que recibió de Roma al nuevo mundo de América e hizo entrar al mundo indio en la cultura universal, salvando de desaparecer, en la vorágine de la conquista, a la población vencida".
Participo respondiendo:
1.- ¿Tenía razón Benedicto XVI?
Sí, tenía razón Benedicto XVI
Sobre todo cuando los enemigos de la Iglesia (esos que salieron a poner el grito en el cielo) mienten pregonando la idea de que La Evangelización de América fue como una especie de la helenización estilo Antíoco Epifanes ante la cual Israel se opuso fieramente como queda registrado en los libros de los Macabeos.
2.- ¿Puede el Evangelio separarse de la cultura?
El Evangelio NO puede separarse de la cultura. Y respondo con una palabras del Beato Pablo VI
"El Evangelio, y por tanto la evangelización, no se identifican ciertamente con la cultura, y son independientes respecto a todas las culturas. Sin embargo, el Reino que el Evangelio anuncia, es vivido por hombres profundamente ligados a una cultura, y la construcción del Reino debe necesariamente servirse de los elementos de la cultura y de las culturas humanas. Independiente frente a las culturas, el Evangelio y la evangelización no son necesariamente incompatibles con ellas, sino capaces de impregnarlas todas, sin sujetarse a ninguna" (Evangelii Nuntiandi, n. 20).
3.- ¿Qué se entiende por Inculturación?
Creo que es un neologismo sino me equivoco, o sea, antes de Juan Pablo II no aparece esta palabra en el Magisterio (corríjanme si me equivoco).
Es una especie de fenómeno que se produce cuando los grupos de individuos se ponen en contacto continuo y de ahí se derivan cambios en los modelos culturales de unos y otros.
Ahora, el sentido Católico de Inculturación, Juan Pablo II lo deja claro en muchos textos.
Extraigo un párrafo que me parece clarísimo al respecto:
“Recordar la primigenia índole misionera de la Iglesia significa testimoniar esencialmente que la tarea de la inculturación, como difusión integral del Evangelio y de su consiguiente adaptación al pensamiento y a la vida, sigue aún hoy y constituye el corazón, el medio y el objetivo de la "nueva evangelización". Para una tarea tan elevada resuena siempre la promesa de Jesús: "Y he aquí que yo estoy con vosotros", allí donde la palabra y los signos del Evangelio encuentran al hombre de cualquier edad, condición y cultura: "Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28, 20).” JPII Audiencia en Castelgandolfo el 26 de Setiembre de 1992
Saludos y nuevamente felicidades por el Blog
Como he dicho, se puede intervenir libremente y no necesariamente siguiendo las preguntas que yo plantee. Ahora bien, se agradece la brevedad.
El tema que he planteado aquí, aunque me he referido a un hecho histórico, es más bien de naturaleza teológica. Lo digo para que en este momento no se vaya la discusión sobre temas históricos de la Civilización de América, que suele tratar muy bien el P. Javier Olivera en su blog, y que también abordaremos aquí en otro momento.
Sin embargo, no me resisto a comentar una cosa que ha salido, y es la distinción entre la obra de la Iglesia y la obra de España. Es muy frecuente sostener algo así como que España fue la que cometió los abusos mientras que la Iglesia hizo cosas muy buenas. He visto estos planteamientos sobre todo en escritores useños. Sin embargo, separar España de la Iglesia no tiene, en realidad, mucho sentido, porque la obra de la Evangelización estaba confiada por la Iglesia a los reyes de España, y fue España, como nación, la que asumió la tarea en conjunto. Como digo, habrá ocasión más adelante de afrontar este tema fascinante.
Creo que Benedicto XVI tiene razón en lo que afirma; no se obligó con violencia a la conversión y, lo que es más importante, supuso un afianzamiento de esas culturas en muchos aspectos -dotarles de alfabetos, gramáticas y ortografías propias, por ejemplo, es una gran aportación para cualquier pueblo o civilización.
A parte de lo que arrastramos desde siempre con la 'leyenda negra española', hoy en día, también se da el gran problema -que no analizaré aquí pues no es tema del debate- de confundir 'progresismo' con 'progreso' (es más 'cool' dejar a un indígena con taparrabos entre la selva de por vida, que ayudarle a integrarse en el mundo moderno y sus facilidades, ¿cuántos que los defienden cambiarían su modo de vida con ellos? ¿Por qué?).
Por lo que he podido entender de mis lecturas por ahí, el término 'inculturación', hace más bien referencia al hecho de que la religión -en este caso la Fe Católica- sea el motor principal de una sociedad, permeando en toda ella; diluyéndose de esa manera las diferencias entre sociedad, cultura y fe. Imagino que la inculturización de ambos mundos -el español y los pueblos indígenas- por parte de la Fe Católica, facilitó y apresuró el proceso de mestizaje o mezcla.
Eran diferencias muy grandes entre ambos mundos -pensemos que allí no habían ni pensado en la 'rueda', que es más simple que el mecanismo de un chupete-, lo normal es que allí adquirieran más cosas provechosas de nosotros, que nosotros de ellos; es un simple y natural proceso de asimilación como simpre ocurrió y ocurrirá.
Un saludo
«Los caminos de Jesucristo» (Joseph Ratzinger. Ediciones Cristiandad. 2004) el capítulo III trata de «Comunicación y cultura. Nuevos caminos de Evangelización en el Tercer Milenio». Es un libro muy interesante.
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FJD: Nos lo vamos a pasar genial cuando empecemos a hablar de Bartolomé de las Casas (de Venerable, nada). Un anticipo: no te va a gustar. Sin embargo, no es el tema que afrontamos aquí.
Al parecer los indios de Nueva España sólo empezaron a convertirse en masa tras la aparicion a San Diego. Es de suponer que, en parte, seria debido a que entendían mejor el mensaje.
La diferencia fundamental de los frailes españoles que evangelizaron a los indios a los pastores protestantes, que posteriormente intentaron hacer lo mismo en otros lugares, está en que los primeros no tenían un método previo sino que establecían el método a partir de la realidad con la se encontraban, mientras que los segundos siempre aplicaban la misma metodología.
La forma como enfocaron los franciscanos la evangelización de los nahua-aztecas, tlaxcaltecas, etc...-en el s. XVI no se parece en nada a la que la misma orden aplicó en California dos siglos después. ¿Por qué? Pues porque apreciaron que los primeros estaban en un proceso que les capacitaba para estudios incluso universitarios, mientras que los segundos se encontraron con gente tan primitiva que había que empezar por asentarla, enseñarles a cultivar la tierra (eran nómadas recolectores o concheros) e incluso darles un nombre. Los californianos se denominan por el nombre de la misión: diegueños, obispeños, luiseños o barbareños, porque antes vagaban sin saber ni quiénes eran. Tal cosa es imposible entre los tlaxcaltecas, los purépechas, los mayas o los incas.
Por lo tanto la evangelización tenía que ajustarse al grado de civilización que se encontraron.
En muchos casos los mismos frailes se inculturaron adoptando muchas de las costumbres de las tribus que evangelizaban porque la forma de vestir o de comer no eran importantes.
2) No, el Evangelio tiene que tener en cuenta la cultura siempre o no prosperará.
3) Un proceso de inculturacion, en mi opinión, es aquel que introduce la Verdad de la Fe sin producir ruptura con lo anterior, excepto, naturalmente, en lo que respecta a la moral que se deriva de la Revelación (los Mandamientos, por ejemplo). Así, pues, los indios americanos pudieron seguir siendo los mismos sin europeizarse y en cambio los misioneros se americanizaron. Otra cosa distinta es el mestizaje, que es fusión.
Pueblos distintos, modelos distintos.
Por tanto, algunas indicaciones:
- Un comentario por participante.
- Breve. Creo que es fácil distinguir en estos casos lo mucho de lo poco.
- El debate no es entre comentaristas, sino que, al menos de momento, únicamente estamos presentando puntos de vista. Si tengo que contestar a alguien, lo haré yo mismo.
Venerable era como calificativo , no lo invente yo . Lo saque se un libro cuyo titulo expresa " ..........Venerable Obispo de Chiapa ...."
Hubiera sido mejor utilizar " Siervo de Dios "..
Cuanta a si no me va gustar , la verdad no me molesta en nada .
Lo que molesta , son las ideologías .
Cuando eso no ocurre, es muy difícil que ocurran las conversiones. Es una cuestión de practicidad. Ser católico es muy exigente, y la conversión pide muchas renuncias. La gente preferirá seguir con sus pecados antes que convertirse, y si el evangelizador consiente pecados muy graves... apaga y vámonos.
Justo lo que ocurre en Europa. Que hemos aceptado todo por sostener una supuesta convivencia multucultural, multi-religiosa, etc donde vale todo, y al final no queda nada que ofrecer a los no-cristianos.
Hubo interés, muy marcado en algunos casos, de conservar la lengua, las costumbres de los habitantes de los territorios conquistados, pero en lo tocante a la religión, no podría tolerarse llanamente lo que es inaceptable en el ámbito de la fe. A pesar de todo, frailes como Luis Bolaños se esforazaron por encontrar la manera más adecuada de vivir la fe "en" la cultura guaraní (por ej.)
Y todo esto tiene repercusión en la vida concreta que posteriormente se traduce en el visible cambio significativo en la cultura de los pobladores autóctonos. El choque de culturas genera un proceso dinámico de integración, un tira y afloje donde algunas cosas serán desechadas inevitablemente y otras serán modificadas o asimiladas, y es, sobradamente sabido, cuál de las culturas constituía el lado débil.
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