El Venerable Cabildo Metropolitano, custodio de la Belleza, la Bondad y la Verdad.
De un tiempo para acá se ha visto la fuerte presencia en la vida de fe del pueblo del Santuario Nacional Catedral Metropolitana, San José, Costa Rica.
Porque, no es que deba ser, solamente “presencia”, porque “presente” se puede estar estando ausente; me refiero a presencia de lo Bello, Verdadero y Bueno. Auténtica presencia de la Gracia.
Lo primero que llamó la atención fue la firme y constante eficiencia en la comunicación que fue evidente desde que se dio a conocer la conformación del Venerable Cabildo Metropolitano, encargado de las funciones litúrgicas más importantes de la Catedral.
Como diría el padre V.H. Munguía “Qué señores tan campeones!”.
Se han propuesto recurrir a mucha de la riqueza litúrgica de la Iglesia, casi olvidada, dándola a conocer, lo que se agradece y, a la vez, se “celebra”!
Se agradece infinitamente que pongan el ejemplo en ofrecer el Sacramento de la Reconciliación durante todo el día y toda la semana. Encuentro preciosa, jubilosa, la fila que hacemos sentados aguardando la oportunidad de arrodillarnos delante de la “persona Christi” para vaciar lo que nos oprime el alma.
Digo, que si un sacerdote es capaz de estar sentado horas de horas confesando y solo ponerse de pie para celebrar misa, digo que ese sacerdote es algo muy digno de ver, y de acompañar, y de agradecer a Dios, y de rogar por su alma que cuida de las nuestras.
El querido padre Munguía, es uno de los canónigos y también fue mi profesor de Sagrada Escritura sobre la que se preparó en Europa. Un domingo, saliendo de misa 8am en el centro de san José, me lo encontré al doblar una esquina. Sorprendida la pregunté: “Ay, padrecito! Qué anda haciendo por aquí tan temprano un domingo?” Me dijo: “Mijita, no ve que vengo de dar misa en la Catedral y voy corriendo a la casa a desayunar?”
“Pues, que le aproveche!”, respondí y nos despedimos con gran afecto.
Qué cosa tan profundamente conmovedora es encontrarse a un sacerdote como los descritos corriendo de aquí para allá, únicamente, por el bien de tu alma. “Habrase visto mayor belleza?”
Tan bello, verdadero y bueno como la vez que, para hacer la fila para la confesión en la Catedral, me dice el guarda que “dijo el padre Germán que no va a confesar más".
Me volví al padre y le hice quien sabe qué cara de modo que me hizo un gesto con la mano para que me aproximara.
-“Mijita, cómo va a ser que venga usted a confesarse y haga berrinche?”, me dijo.
-“Pero, padrecito, no ve que –por lo mismo- es que más lo necesito!. No ve que me robé un gato!”,
-“Avemaría! Y por qué hizo usted semejante cosa?”, reaccionó el padre.
-“No ve que al gatito estaba sufriendo porque lo tenían mal cuidado en la casa del vecino y yo, va de decirle y decirle al muchacho que lo cuidara pero, nada que me hacía caso, entonces, alguien buscaba un gatito para la hijita y, fue cuando – estando desprevenido- lo agarré y lo regalé.
Estoy muy arrepentida, no haya sido que le quité al muchacho un medio de santificación con ese gato. Lo peor es que no sé cómo lo voy a enmendar”
El padre no sabía si reír o llorar. Yo tenía tanta vergüenza. Pero, igual, me corrigió y me ordenó penitencia, dándome la absolución.
Me fui tan feliz.
Estos son dos de los canónigos del Santuario Nacional al que quisiera que muchos se acercaran. Sobre todo aquellos jóvenes que se vieron privados de la celebración de la misa tridentina ya que en la Catedral y de manos de “personas Christi” hallarán todo lo que necesitan y más. Mucho más.
Sea Dios bendito!
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Notal al margen: En Costa Rica, un grupo de diputados han presentado un proyecto de ley que atenta con el sigilo sacramental. De verguenza y compasión que algunos se llaman a si mismos “católicos", pero no sorprende ya que, así estamos. Ahora bien, los Obispos se han dado a la tarea de informar al pueblo y lo vienen haciendo de manera impecable. Pedimos sus oraciones para ellos para que puedan cumplir con esa dura tarea.