Ay! Quién tuviera esa dicha? Quién tuviera esa humildad!
El otro día mencionó José Miguel Arráiz en el Facebook su apoyo a un par de sacerdotes y de inmediato algunos saltaron cuestionándolo. Fue una conversación un tanto prolongada entre José Miguel y sus comentaristas, a la que decidí no prestar atención.
Aquí mismo, en mi blog, muchas veces me veo obligada a eliminar comentarios fuera del tema, muy largos, insolentes o imprudentes.
Desde hace varios años, según se ha ido acentuando la confusión, nos hemos vuelto muy hostiles entre nosotros.
No se quién lo ha definido pero ahora parace que existe una enorme variedad de católicos: los modernistas, los lefebvrianos, los progresistas (no sé si es lo mismo que modernista), buenistas, tradicionales y tradicionalistas (según dicen, existe diferencia) y varios más que he olvidado. El punto es que, ha sido mal hábito adquirido clasificarnos según los pecados que vemos en los demás. Jajaja
Disculpen la carcajada pero, literalmente, es lo que hacemos: no hemos aprendido todavía lo básico de la moral cristiana pero, además, nos burlamos de lo poco aprendido con tal de poder señalar a los demás aquello en lo que consideramos están pecando: “Yo soy tradicionalista, no soy lefebvriano ni modernista. No, esos están mal. Yo estoy bien”.
Ninguno está bien. Ninguno que encuentre que alguien está peor, está bien. Ni física ni espiritualmente. Fisiológicamente, debe andar con el cortisol disparado y por eso no funciona adecuadamente, es decir, no funciona como ser razonable.
Otra cosa, algunos recurren como referencias a concilios de la Era de Hielo con tal de defender la comunión en la boca, por ejemplo; o a temas del “arrebato o rapto” (no se si lo dicen así) para explicarse alguna nueva faceta de la soberbia humana muy al margen de la autoridad de la Iglesia.
Yo no se si cada uno hace examen de conciencia pero tendría que hacerlo y, por favor, llegar al punto en que se arrepienta profundamente de considerarse mejor que aquellos que no comparten su visión de la Iglesia, como si existiera alguna, aparte de la de Nuestro Señor Jesucristo.
Todos los que así buscan diferenciarse, no solo están temblando de miedo (y el cortisol disparado) sino que dudan profundamente de Dios. Es para llorar.
Pero, cómo es posible si se la pasan hablando de Dios todo el día?
Pues, porque no hablan de Dios sino del caos que llevan dentro. Nada de Dios. Solo “yo, yo, yo y lo que pienso debe estar bien pero está mal. Pese a que Dios así lo permite, pero yo no”.
Debo reconocer que no he sido mejor que ellos pero algo cambió y fue la gracia de la confianza que vengo pidiendo hace décadas: una confianza de tal magnitud, pedí, que ni siquiera pudiera imaginar. Dios cumple.
Es muy lamentable ver todo lo que pasa y, como dije anteriormente, estoy segura que es castigo divino por lo que tantos apreciados católicos sufren y sufrirán, mientras no pidan la gracia. Los demás también sufrimos y sufriremos aunque confiando en Dios.
Esta conducta alocada, me hace recordar tantos períodos de la Historia de Salvación en que el Pueblo de Dios se dividía por una razón u otra, al punto de quedar aniquilado. Dios los dejaba en manos de sus enemigos para separar un resto fiel.
La cosa es que ahora todos nos consideramos ese “resto fiel” pero, es imposible.
La historia demuestra que el “resto fiel” siempre ha sido un puñado que tan solo en una ocasión llegó no más que a la docena. Así que, a tenerlo en cuenta.
Yo, con todo cariño, los seguiré viendo desde fuera, tal como por un ratito vi a José Miguel y los otros.
Yo, seguiré animada esperando todo de Dios.
Y rogando por todos, por todos; pero saben por quiénes rogaré más, por los que están desesperados, dando crédito a ideas que los llevarán lejos. Ya varios se han ido. Son la prueba viviente que sin humildad no se llega a ningún lugar cerca de Dios.
Santa Catalina Labouré, la última del convento, se recostaba en los regazos de María.
Ay! Quién tuviera esa dicha?
Quién tuviera esa humildad!
Pedid y se os dará. Si no obtenéis, es que no sabéis pedir.
Por cierto, les conté que ahora soy miembro de la Unión de Enfermos Misioneros, apostolado adscrito a las Obras Misionales Pontificias? Si, ahora -como enfermo- sirvo a Dios, al papa y a las almas.
Para eso estoy, para servir a Dios y a usté.
9 comentarios
Me encantó.
“El punto es que, ha sido mal hábito adquirido clasificarnos según los pecados que vemos en los demás. Jajaja”
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Kinxo
Si te encantó, ya puedo escuchar tus risas.
Gracias, querido.
Dios es bueno.
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África Marteache
Me doy cuenta que te conmueven los oprimidos.
Uno, cuando es enfermo desde niño, siente empatía por los semejantes y por cualquiera que la pase mal sin culpa de su parte. Hasta puede compadecerse de los que viven metidos en problemas deliberadamente.
Todo es gracia. Hasta ser occidentales.
Pero los que les encanta hacer estas acusaciones, no es que te dicen : segun el magisterio de la Iglesia, estás equivocado en esto o aquello, lo cual habria que estudiar, sino que ya directamente se erigen en jueces de la Iglesia Catolica, y pronuncian su veredicto.
Manipulan tranquilamente lo que dices y se quedan tan panchos, pensando lo buenos católicos que son.
En fin, si, tienes razón sin humildad no se puede ser un buén cristiano, y casi siempre se falta a la caridad.
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Argia
Yo no hace mucho llegué a saber que Santa Teresita le pedía a Dios sufrir.
Me causó gran impresión porque en ese tiempo estaba sufriendo mucho y no me sentía capaz de pedir algo así, tampoco sabía que es una gracia.
El caso es que Dios es tan bueno que nos da hasta lo que no sabemos pedir, a mí me da sufrimiento suficiente y también la gracia para vivirlo con gracia.
Cada día que pasa soy más feliz y no espero el día en que Dios me llame.
A lo que voy es que, enhorabuena, si te clasifican con grandes gestos de insolencia, porque es un regalo para llevarte al cielo.
Los que no les llegamos a la suela de los zapatos, andamos un" poquito peor", pidiendo la gracia de: que acepte todo, que no piense mal, que no devuelva mal por mal, y que sea como El quiere todo el rato.
Cristo merece que seamos santos, no solo porque es obligatorio para entrar en el cielo, sino porque aunque fueramos santos y le pusiéramos contento durante toda nuestra vida, le seguiriamos debiendo muchas más de esas vidas.
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Argia
Es un don tan grande el amor de Dios que con un toque nos serviría para vivir muchas vidas y hasta la eternidad.
😍
Me quedo especialmente con estas palabras de tu artículo: "Ninguno que encuentre que alguien está peor, está bien" y " No hablan de Dios, si no del caos que llevan dentro".....Resto fiel.....puñado que tan solo en una ocasión llegó a la docena"....
Gracias por posicionarme en mi sitio, soy tan ingenua que llegué a creerme dentro de ese resto fiel y la verdad es que estoy dentro de todo lo demás que escribes....
Sin embargo, aunque tu artículo interpela
íntimamente, también en tus palabras se encuentra la esperanza. Cuestionarme el sentido de mi propio sufrimiento, por el que debo dar gracias a Dios y es todo el sufrimiento humano que Dios permite para nuestra humildad y futura Salvación.
Gracias, me encantó tu artículo....Todo es Gracia!!! Ave María!!!
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María
Gracias a Dios y a ti
Es como un bálsamo cuando me hacen saber que han comprendido
El mejor lugar es entre el temor y la esperanza, dicho por alguien que conoce más que yo de este camino.
😊🤩
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Quico
Estamos de acuerdo
Gracias
Saludos cordiales.
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