Sedientos de Dios

“El Señor azota al que por hijo acoge” Que el cristiano, pues, o bien se prepare para ser azotado o bien renuncie a ser acogido” De San Agustín, sobre los pastores

 

Me parece que debería salir de mi parroquia con mayor frecuencia porque me doy cuenta de cuán apropiadamente y con cariño celebran algunos sacerdotes la santa misa.

Así como, con palabras y acciones mostramos la hilacha cuando andamos en malos pasos, así los buenos pastores pueden ser reconocidos por sus frutos.

Esta semana en el Oficio de Lectura ha tocado San Agustín que pregunta: “¿Y cómo definir a los [pastores] que, por temor de escandalizar a aquellos a los que se dirigen, no sólo no los preparan para las tentaciones inminentes, sino que incluso les prometen la felicidad en este mundo, siendo así que Dios mismo no la prometió?”

Una felicidad que colma los sentidos, no es de Dios, aunque nos llegue como promesa de un pastor.

De un pastor deberían llegarnos cosas como: “El Señor, dice la Escritura, castiga a sus hijos preferidos” sean ellos débiles o robustos; por eso,[a los débiles] “ofréceles el alivio de la consolación, trata de vendar sus heridas. Di: «No temas, que no va a abandonarte en la prueba aquel en quien has creído. Fiel es Dios, y no permitirá él que la prueba supere sus fuerzas”

De felicidad, nada dice un buen pastor, te das cuenta? No te esconde nada de lo que eres o de lo que será porque tampoco esconde ante Dios nada de sí mismo o le huye a nada.

Por eso te digo que, cuando encuentres a un pastor que te promete felicidad aunque conozca que involucra pecado, ponlo en tu lista de oración pero, a la vez, aléjate.   

En estos tiempos en que nos hablan como queriéndonos dar a entender que Dios perdona todo y que todos iremos al cielo es cuando más atentos debemos estar y, lo más importante, conservar la gracia y mantener viva la sed de Dios. El Espíritu no dejará que te extravíes y, si sucediera, te hará regresar.  

Como dije al principio, debería salir con mayor frecuencia de mi parroquia por eso hoy desperté con ganas de asistir a misa al templo de El Carmen, en el centro de San José, donde celebró misa el padre Francisco Flores, me dicen que se llama.

Me encantó por muchas razones y también porque da la comunión de rodillas a muchas personas y porque reza un montón de oraciones después de la bendición, en cuenta a María santísima y al arcángel San Miguel; también, antes de salir le hace una reverencia a nuestra señora.

Mientras el padre Francisco estaba dando la homilía y yo notando que se había extendido más allá de lo que estoy acostumbrada, me sorprendí al darme cuenta con cuanta paciencia y atención lo miraban.

Fue cuando pensé que, probablemente, la homilía de un buen pastor fuera tal vez el único momento de la semana en que las personas estarían escuchando de viva voz hablar de Dios; podría ser que fuera lo único que escucharan entre domingo y domingo que sacan, tal vez de su único día libre, para dedicar a su dueño y señor aquellos minutos.

Quedé muy conmovida al pensar de que relación tan bonita establece Dios entre un buen pastor y la asamblea, tan significativa que evoca la que podrían haber tenido aquellos oyentes que seguían a Jesús, sedientos de Dios.

Con razón se quedaban horas y horas a su lado, como si no pasará el tiempo.

 

 

4 comentarios

  
Marta de Jesús
Felicidad como vivencia exenta de sufrimiento, no. Pero mayor felicidad que los que están alejados, sí. Personalmente prefiero la palabra plenitud, con p, para definir lo posible en esta vida, y con P a la ansiada que vendrá tras este periplo. La degustación del Cielo en la Tierra yo la he vivido. En mi temporada alejada tras el breve espacio inicial de jiji, jaja, totalmente insustancial, enseguida el vacío, la amargura, incluso la desesperación, va haciendo mella. Eso ya no lo siento. En su lugar, tras esos "azotes", incluso en medio de esos "azotes", apareció la sensación imperfecta de Cielo, a la espera de la perfecta en Dios. Quienes no han vivido en ambientes de mucho pecado, pueden creer que se han perdido algo. Les puedo asegurar con la mano en el corazón que no. Es un ir atrás, con el frío que implica estar lejos del Amor trino, y con toda la dificultad que conlleva después volver hacia delante como si fuera andar en arenas movedizas. Sí no fuera por Cristo la vuelta sería imposible.
No sé si me he explicado.
Muy interesante San Agustín. Uno de mis santos, al que conocí por su madre. Igual que a Jesús fui por María, a San Agustín lo conocí por Santa Mónica.
19/09/22 6:49 PM
  
Mariano
En Proverbios 29,18 dice: "felices los que observan la ley".
19/09/22 8:28 PM
  
Vladimir
Predicar que DIOS LO PERDONA TODO, no es el problema; este radica en que no se dice la otra parte y, UNA VERDAD A MEDIAS ES UNA MENTIRA.
Dios lo perdona todo, ciertamente, pero cuando el pecador reconoce su pecado, se arrepiente y retorna al buen camino (se convierte).
Al Hijo pródigo, el padre lo perdonó, sin reprocharle nada, pero porque dicho hijo ya había reconocido su pecado y había hecho el camino de vuelta.
Hoy se predica, a diestra y siniestra, que Dios lo perdona todo, pero no se hace nada por invitar a las almas a la conversión y sacarlas del fango del pecado.
19/09/22 11:15 PM
  
Luis María Piqué Muñoz
En efecto en la Iglesia Católica moderna no se habla de los numerosos Castigos de Dios en el Antiguo Testamento ¡y también mencionados por Jesús en Parábolas y Profecías, por No hablar del Castigo de los Mercaderes echados con Violencia a Latigazos del Templo! ¡la selección que hacen en las Lecturas dominicales del Antiguo Testamento es inocua, vergonzante y Vergonzosa! Tampoco mencionan las duras Pruebas ¡la Cruz redentora! que envía Dios a sus Elegidos, para purificarlos y tambíen salvar muchas Almas ¡En fin, es necesario que la Iglesia vuelva a mencionar los Novísimos, Muerte, Purgatorio, Infierno y Cielo ¡para la Iglesia moderna no hay Infierno y el Purgatorio es ir a tomar unas Tapas ¡niega el Castigo de Dios! Dios, Jesús, el Espíritu Santo ¡el Amor! siempre quiere Salvar y perdonar ¡lento a la ira y largo en misericordia! ¡y cuando Castiga, sufre, No quiere! Pero el Castigo es una Obra de Misericordia, un Privilegio para el Castigado que puede Convertirse, y si muere, ante Dios, Jesús, y Justicia para las Víctimas ¡Naturalmente que hay que Perdonar Siempre pero si el Verdugo No se arrepiente y hace Penitencia ¡la única Solución y Privilegio, es el Castigo! ¡Los mártires, que siempre perdonan a sus Verdugos ¡sin embargo en el Cielo claman Venganza contra todos los que No se Convirtieron! ¡Viva el Castigo de Dios! ¡Viva la Cruz! ¡Viva Dios!
22/09/22 2:45 PM

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