Hermana Agnecita
No sé si para todos será igual pero, para mí, las Hermanas de la Caridad nos adelantan en el cielo aquí en la tierra debido a su masedumbre y humildad.
Estoy segura que en otros consagrados se puede hallar el mismo abandono a la Divina Providencia pero, por alguna razón, en ellas esta a flor de piel.
Por eso es que con mirarlas nos quedamos sin palabras ya que es como ver un poquito de Jesús aquí en la tierra.
Por eso es que, lo que tienen, nuestro corazón lo anhela y agradece.
Ella dice que se sienten dichosas, pues, me hacen sentir dichosa con solo existir.
—————————————————
Por cierto, en relación al tema este es un título que me recomendara el padre José María Iraburu y que me ha hecho mucho bien.
Jean Pierre de Caussade SJ
6 comentarios
Sobre el abandono, son buenas obras "El santo abandono" de Dom Vital Lehodey, y "El abandono confiado en la Divina Providencia" de S. Claudio de la Colombière.
#Por el dinero no se preocupen, no hay#. Frase mítica de la Madre Teresa de Calcuta. #Si Dios quiere algo, Dios nos dará los medios para conseguirlo#. Estaba totalmente abandonada a la Providencia. Que continúe su legado que es el de Cristo. Por sus frutos...
Vamos a la casa del Señor. Feliz domingo.
Nada más y nada menos que el jefe de una nación y sus ejérctitos, contra un pequeño grupo de mujeres puapérrimas y humildes. ¿Por qué las odia Daniel Ortega? Porque ellas encarnan esas vasijas de 2Col. 4, 7, pero de un cristal tan finísimo, tan transparente, tan digno de reyes, que sólo deja traslucir ese tesoro que llevan dentro y que se llama Jesús. Ya no son ellas (el barro desaparece), sino que es Cristo mismo, que vive en ellas (Gal. 2, 20). Satanás sabe bien de la urgencia con que la humanidad sigue clamando, y cada vez más alto aquel "¡queremos ver a Jesús!", y ellas... ellas nos permiten contemplar el rostro de Jesús.
¿Pues dónde si no ahí podrían concentrar sus esfuerzo los ejércitos del mal? "El que no está conmigo está contra mi". No, no es una amenaza, sino una advertencia del Padre instruyéndonos acerca de cómo funciona el enemigo, cuando no se le presenta batalla y se pelea por la gracia santificante. No hay terreno neutral: si le levantamos la tienda a Dios en nuestro corazón, corremos serio peligro de que Satanás y todas sus huetes se apoderen de él y terminen convirtiéndonos en esclavos del mal; enfrentándonos incluso -como es el caso de este esforzado obrero de Satanás llamado Daniel Ortega- en abierta guerra con Dios.
"Porque nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra los Principados, contra las Potestades, contra los Dominadores de este mundo tenebroso, contra los Espíritus del Mal que están en las alturas" (Efesios 6, 12)
www.youtube.com/watch?v=CjHFdjO5Tpg&t=5s
Dejar un comentario