Uno ayuda no por "hacer caridad"

“Cuantos más reciban la gracia, mayor será el agradecimiento, para gloria de Dios”
II Cor 4

Recuerdo la furia de mamá cuando siendo miembro del Comité de Caridad de la parroquia hace infinidad de años escuchaba a las personas diciendo que tal o cual familia no me merecían recibir “el diario” [1] que les regalaban mensualmente.

La pobre llegaba a la casa bufando y se desahogaba con papá y conmigo. Decía: - “Qué ingratos! Según ellos, porque el papá es un borracho, la esposa y los hijos no merecen tener asegurado el diario que les entregamos!”

Por supuesto que tenía razón.

Solemos hacer ese tipo de juicios cuando “hacemos caridad”.

Pocos miran dentro de su casa antes de señalar al papá borracho al a hija descarrilada o al jovencito con problemas de identidad.

Sencillamente, no lo hacen y es porque que olvidan que todos tenemos “rabo que nos majen”.

Claro que lo tenemos. Unos, porque no habiendo nunca pasado necesidad y atendido como personas decentes el llamado de la gracia, han aprendido a ponerse en los zapatos de los demás y, otros, porque tienen su casa en un tan completo desorden que juzgan que la de otros está igual o peor. Estos últimos, me parece, son los más injustos porque el orden que deberían imponerse, pretenden “embejucárselo” a los demás.
Bonita cosa!, diría mi abuela.
Hacer caridad no es como tener un pasatiempo. Uno no debe tomarse las necesidades de los demás como jugando de casita. Si uno ayuda es para revestirse con el pellejo del necesitado. Padecer con él su angustia y saborear el deleite del bienestar y tranquilidad cuando llegan.

Cuando tenía 12 años, dos amiguitas y yo, tuvimos un comitecito de caridad. Para empezar, nos fuimos a buscar a los pobres. Nos encontramos a una familia constituida por un papá, una mamá, un abuelo y dos chiquillos que “vivían” en un rancho de 3X3metros en el lecho seco de un río. Una sola cama de tablones, sin servicio sanitario, sin agua potable. Qué les puedo decir?

Pues, nada, que los adoptamos sin pensarlo dos veces. Durante meses hicimos actividades para llevarles “un diario” el que recibían con una cara de contento que ni les cuento. Nosotros igual. Salíamos de ahí para “trabajar” más con ellos y por ellos.

La cosa no terminó ahí ya que la mamá de una de las amiguitas era señora pudiente y además miembro de la Municipalidad. Creo que se encargó de darles ayuda más a largo plazo y todo, por el corazón fiel a la gracia de unas chiquillas, que al día de hoy, todavía saben ponerse en el pellejo de los demás.

No para “hacer caridad” sino para mantenerse fiel a la gracia.

La caridad es fidelidad a la gracia.

[1] Diario: Un saco de alimentos básicos comprados a granel: aceite, azúcar, arroz, frijoles, masa de maíz, leche en polvo, jabón, etc.



Nota: A brincos y saltos consigo publicar debido a que todavía no tengo servicio de internet. Agradezco su paciencia y comprensión.

6 comentarios

  
Ignacio
La caridad es fácil. La solidaridad es lo difícil.

Prefiero practicar la solidaridad. La caridad siemre implica uno arriba y el otro abajo. En la solidaridad un hermano ayuda a otro. De igual a igual.
27/07/14 6:06 PM
  
Isabel
Precioso artículo Maricruz.

Saludos cordiales.
27/07/14 6:56 PM
  
Anónimo...
No es tan precioso.

Maticemos…

La CARIDAD es el amor desinteresado por el prójimo… (que sea DESINTERESADO cae por su propio peso pues, el prójimo, no siempre resulta interesante). Y ese DESINTERÉS es lo que marca la diferencia entre la CARIDAD y la AMISTAD, ya que ésta no se da sin elección ni preferencia. En ese sentido (estarán de acuerdo conmigo), uno escoge a sus amigos, nadie escoge a su prójimo. ´

Preguntemos…

Si era un borracho (término bastante despectivo, utilizado, sobre todo y fundamentalmente, por los abstemios cuando se refieren a los que beben –por cierto, ni JESÚS ni los Apóstoles lo eran; abstemios, digo-)… ¿por qué en el diario que le aportaban le llevaban bebidas alcohólicas?

Y finalicemos…

Dar muestras de GENEROSIDAD es actuar en favor de alguien cuyos intereses NO SE COMPARTEN. Le haces bien sin que eso te lo haga a ti. De ahí que sea una virtud tan rara y escasa, pues... dar es perder, ¡y quién no querría conservar!

Ser SOLIDARIO, al revés, es actuar en favor de alguien CUYOS INTERESES SE COMPARTEN. De ahí que la SOLIDARIDAD sea el término más utilizado en POLÍTICA SOCIAL al hablar de las ayudas que presta el Poder (o el que más puede) a otros miembros o grupos de la sociedad.

; )
27/07/14 7:50 PM
  
DavidQ
Acabo de recordar una época cuando yo era niño -quizás 7 años- en que el cura de mi parroquia pasaba visitando la casa con cierta frecuencia después de ir al supermercado. Y siempre, no supe por qué, "se le olvidaba" la bolsa de la compra en mi casa.

No sé cuántas veces haya pasado. Recuerdo claramente al menos tres. El cura, por cierto, nunca fue de esos que hicieran mucha "caridad". De hecho ni dos años más tarde pidió dispensa de sus votos y se hizo uno de los empresarios más exitosos de mi país. Mi primer trabajo remunerado me lo dio él (acabo de notar un patrón aquí) y con ese trabajo saqué mi carrera universitaria.

Lo que quiero decir es que eso de que la mano izquierda no se entere lo que hace la derecha tiene mucho sentido. Y que la caridad más bonita es la que ni se nota.
28/07/14 2:17 AM
  
Kinxo
Preciosa reflexión, Maricruz, cuando olvidamos que la caridad nace del corazón de Dios, nos ponemos a decir tonterias, que si la caridad es tal o cual que si la solidaridad es mejor que la caridad.
Y nunca había pensado en que la caridad es la fidelidad a la gracia, y me parece una conclusión muy acertada, ya que la gracia que Dios nos ofrece es por pura caridad. Tal vez si los politicos fueran menos solidarios y más caritativos, el mundo iría mejor.
28/07/14 5:54 AM
  
Maricrruz
Gracias por sus comentarios.
De cada uno algo recibo.
Bendiciones,
28/07/14 11:34 AM

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