Así lo haré, papá, te serviré de testigo
La convalecencia de mi padre ha sido dura tanto para él como para quienes lo cuidamos.
Conversando con personas que cuidan de sus padres ancianos o enfermos me doy cuenta que nuestra historia es común lo que no implica que no sea singular ya que somos personas de fe. La fe hace que cada historia tenga su acento original porque ella tiene el poder de transformarla en Historia de Salvación.
Mi padre admite que su fe no posee un sólido fundamento doctrinal ni teológico por lo que considera que eso ha provocado que todavía no haya dado con la respuesta a muchas de sus preguntas existenciales de tal forma que, ahora que se ve cercano a la muerte, sus dudas le mortifican; sin embargo, como lo conozco de toda mi vida, motivo por el cual -tal como me dijo ayer- sabré ser testigo ante Dios de que su vida la ha dedicado a procurar la Belleza, el Bien y la Verdad.
Papá confía en que daré por el testimonio y, de seguro, lo haré. Diré que, en procura de la Belleza ha odiado lo que la reduce, diré que en procura de la Verdad ha odiado la mentira y que, por la misma razón, ha aborrecido la maldad. Eso diré. Diré que ha odiado profundamente aquello que lo separaba de Dios y que, si eligió hacerlo, lo hizo por amor.
Ayer, mientras tomábamos el cafecito de la tarde inicié una conversación que sabía le facilitaría hablar de ciertas cuestiones que le agobian. Así fue, por lo que, de lo que hablamos no me sorprendió únicamente que me pidiera ser su testigo sino el que cuando conversábamos sobre la Iglesia reconoció que, dada la magnitud de la crisis que estamos viviendo y el hecho de que muchos por esa razón no hemos perdido la fe, es prueba de que Dios existe pero también de que es Él quien dice cuándo y cómo se cierra la escuela. Así llamó a la Iglesia, la llamó “escuela”. Esa su forma de concebirla me gustó, mucho me gustó.
Papá fue profesor en diferentes etapas de su vida por lo que ha de tener claro por qué la llama de esa manera ya que, es cierto, la Iglesia y nosotros insertados en Cristo, por fe nos adherimos a sus enseñanzas que son fundamento que da sentido a la existencia pero también al paso que es la muerte hacia la vida verdadera.
De eso también hablábamos ayer, de la vida futura y de cuan incierto es para él ese fin ya que concibe el paso de la muerte como un juicio en el que se resuelve el castigo o el premio definitivo y, obviamente, le teme al castigo como es natural. Sin embargo, pudimos razonar sobre la esencia de Dios y concluir que, seremos examinados en el amor [1].
Papá tiene todavía muchas cosas por resolver consigo mismo y con el Señor, muchas. Se acerca la hora de su muerte y yo, acompañándole, me siento la mayor parte del tiempo impotente, tan frágil y vulnerable como él; sin embargo, me ha puesto de testigo y creo que es la primera cosa verdaderamente importante que durante su vida me ha encomendado.
Su convalecencia, como ven, ha sido dura no solo en lo físico y emocional sino en lo espiritual sin embargo, sea a Dios toda la gloria, es nuestra muy singular Historia de Salvación.
Así lo haré, papá, te serviré de testigo. Diré que has amado al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente pero también al prójimo como a ti mismo (Mt 22) No tengas cuidado.
[1] “Al final de tu vida serás examinado en el amor". San Juan de la Cruz
8 comentarios
Saludos.
Primero, me caes simpática; segundo, sabes escribir; tercero, tu padre tiene razón. Jesús mismo cuando le dijeron Maestro, respondió; dices bien porque soy maestro y donde hay maestro hay escuela; también el magisterio de la Iglesia ¿qué es? sino enseñanza, o sea, escuela. En cuanto a los temores de tu padre -temores que todos vivimos de acuerda a nuestra edad- recordemos las palabras de San Juan, creo que la primera epístola- "El amor hecha fuera el temor" y, como dicen los probervios, "la verdadera sabiduría es el temor de Dios", así que los tales temores son una bencición que abonan la fe, la esperanza y la caridad.
Ánimo, no temais, Jesús ha vencido al mundo y a la muerte.
Dios os bendiga
Si alquien le ama por que teme que, al final de su vida, le castigue o lo condene... eso no es amor ni honestidad, sino cálculo, precaución... o, en todo caso, prudencia.
En cualquier caso, y con respecto a su escrito, Srta. Maricruz, si se me permite... parece expresar más enfado que tristeza.
: )
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