¡He perdido el control!

¡He perdido el control! Literalmente lo he perdido.

Ayer salí con el auto y regresé y ahí estaba, pero hoy no y por ninguna parte lo hallé.

controlremoto

Es el control del portón eléctrico que da acceso a mi casa, casa que queda en una finca, finca que es grande y a la cual no se puede acceder si no es por ese portón cuyo control he perdido.

Bien, pero si quiero ser sincera, para seguir con la onda de sinceridad, sea ya literalmente un control perdido o perdido el control emocionalmente, de una u otra forma se ha de recuperar para tener acceso a uno mismo, a su propia casa.

El camino de madurez humana y espiritual ha de ir aparejado, según recuerdo nos dijo el padre Jafet en clase de Espiritualidad Cristiana. Si renqueamos en uno, renquearemos en el otro, no hay por donde.

Todos, querámoslo o no, renqueamos, pero por esa renquera no se termina el mundo, además, que si hay confianza, fe y esperanza, cualquier obstáculo en unión con Cristo, sea material, espiritual o emocional, tiene posibilidades de transformarse en un bien.

Con mi control perdido, sin poder entrar en casa, me encontré hoy con una antigua compañera de clase de teología, me ha confesado lo triste que ha estado, con cáncer, varias operaciones encima de las cuales no se ha recuperado del todo, ha perdido un diente, sus hijos se han ido de casa, no tiene trabajo y con lo inteligente, buena mujer, magnífica católica que es (de misa diaria), no consigue salir de ese bache.

La vi en el restaurante donde almorcé con mi padre y sentí el impulso de ir a saludarla porque tenía años de no verla (con decirles que no recordaba su nombre, qué pena!), y ahí nos sentamos a platicar y me ha dicho agradecida de que a pesar que estaba peleada con Dios, haberme encontrado ha sido para ella como un rayo de luz.

Yo, sinceramente, no se qué clase de luz puede ofrecer alguien que ha perdido el control, pero bien, me vió como luz y eso lo único que me dice es que Dios es grande, porque si ni yo misma esta semana pude entrar a mi propia casa, que yo haya servido para que ella lo hiciera, es algo fenomenal. ¿No lo creen?

Creo que aquí es donde se aplica aquello de “tu fuerza se realiza en la debilidad", me parece.

Así que, controles perdidos o no, querida amiga, terminamos el día alegre en la certeza de que una vez más, el Señor, nuestro buen Señor, para nuestra santificación nos ha permitido glorificarle.

3 comentarios

  
JSC
Maricruz,
a lo mejor sin saberlo quizás orásteis juntas y Jesús estuvo en medio de vosotras. Bueno, quizás no, seguro.
Lo de la falta del control ha sido muy gracioso. Qué bueno es ser un poco cómico y aceptar ese estilo de los renglones torcidos que tiene Dios. Santa Teresa también tenía buen sentido del humor y les hablaba con verdadero desdén a los mismísimos demonios. Era más valiente que muchos hombres ...
(a ver si te ríes, no me pegues ...)
Un abrazo Maricruz
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Lograste que sonriera desde tu comentario en el otro post, podría no reír con éste? :))) Imposible.
Gracias.
24/08/10 11:37 PM
  
Blanca
Ay caramba, Maricruz, me dejaste mareada, preocupada y sonriente. Verás, "el control" es aquí "el mando". Perder el control hubiera sido si se te hubiera soltado el volante o hubieras pisado el acelerador en lugar del freno y te hubieras dado contra el portón. Y, finalmente ¿qué hicísteis tu padre y tú? ¿saltar por encima y dejar el coche fuera? Para consolarte, te explico otras "faenas" parecidas y sucedidas:
-dejarse la llave dentro del coche y cerrar bien todas las puertas (ahora los coches no se dejan, pero antes sí)
-quedarse dentro de una casa grandota de ejercicios con el portón cerrado y las religiosas con el teléfono cortado por la hora tardía
-perder el coche en el parking de un centro comercial con varias plantes y muchos colores y letras
-perder los frenos (también sucedía más en coches de antes) y bajar un puerto de montaña a base de cambio de marchas

Más bien, como explicas, el Señor no perdía el control y permitió la ocasión de desconcierto y pérdida del mando, que tanto nos humilla (ayer te leí, je, y cómo me identifico). Rezo para que tu amiga siga teniendo rayos de luz y se reconcilie con la mejor madre, la Iglesia, a través de tí, en este caso.
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Es tan divertido todo lo que nos pasa, no veo cómo no sacarle partido.
A veces me parece que nos ponemos demasiado serios; en esta ocasión creo que ustedes me han dado la idea de entre una cosa absurda y otra que me sucede, hilvanar las historias de fe porque la vida, sin ella y sin estas sonrisas jamás sería la misma.

Te cuento que para entrar en la casa teníamos que llamar por teléfono a la casa de mi hermana para que desde allí nos abrieran, era un poco complicado hasta que el control un buen día apareció, se lo había llevado por error el jovencito que le maneja a mi papá.

24/08/10 11:51 PM
  
Luis I. Amorós
Ya ves, Maricruz. Tu pierdes el control de tu portón, y gracias a tí una antigua compañera, hermana en Cristo, encuentra el control de su vida. De un mal NS saca un bien mucho más grande.
Un abrazo
27/08/10 9:55 PM

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