Igual que morir para siempre
Todo este asunto en torno al referendum me ha tenido bastante triste.
Mi país -les diré- rara vez se divide no más en las elecciones presidenciales cada cuatro años y únicamente durante algunos meses; somos los ticos -en términos generales- muy unidos, solidarios, buenos amigos y compañeros.
Pero claro, tampoco es que el referendum tenga tanto poder como para dividir a un país, no; lo que fundamentalmente lo está dividiendo son las diferentes concepciones de ser humano que en Costa Rica hemos empezado a manejar.
Tengo la impresión de que mucho está cambiando mi país y que mucho será lo que debamos cambiar los católicos y cristianos en general. Deberemos -como dice mi amigo Néstor- establecer un nuevo tipo de relación con el gobierno y la sociedad.
Eso tampoco me entristece, porque ni siquiera logra entristecerme el que siendo los cristianos mayoría a veces parece que por solo expresar lo que pensamos sufrimos lo que podría sufrir una minoría marginal; en todo caso, verme obligada a cambiar radicalmente no lo considero un obstáculo sino un desafío porque el mismo contiene, además, todo el potencial de un bien ulterior. Así que por ese lado, tampoco me pone triste.
Me pone triste, nada más, el que hemos ido cambiando la forma en que nos concebimos los costarricenses.
Pero bien, dejando tristezas a un lado por el momento, deseo hacer del conocimiento de los estimados lectores, que hubo y seguirá habiendo (estoy segura por muchos años más) una mujer tica que se ha “emperrado” –como decimos aquí- durante largos meses en defender la concepción cristiana de ser humano, ella es la mujer que se aventuró a sacar adelante, prácticamente sola, el referendum.
Para esta mujer tica, como si no fuera suficiente para ella cargar sobre sus espaldas el ser mujer en un país sexista, también es abogado lo cual provoca aún más “roncha”. Además de eso, ha sido la mujer abogado que se ha expuesto ante la opinión pública para luchar por lo que cree, lo hace además como católica, para desventaja suya precisamente en un año que ha sido difícil para los católicos.
La mujer de la vengo hablando se llama Alexandra Loría Beeche, con quien entré en contacto por medio de un grupo de madres que participaron en la Marcha por la Vida y la Familia. Hace no mucho tiempo, por cierto, hablé con ella por teléfono y tuvo la cortesía de explicarme con detenimiento su propósito; de esa conversación me llamó mucho la atención que mencionó que todo lo necesario para sacar adelante la recogida de las 150mil firmas necesarias para convocar al referendum, trámites ante instancias gubernamentales, transporte, comunicación, papelería, etc., ha estado saliendo todo de su bolsillo.
Estoy consciente que muchísima gente la desprecia, pero aún así siempre que se requiere ofrece con muchísima dignidad la cara en los medios de comunicación que, dicho sea de paso, son favorables en su mayoría a la postura opuesta, por lo que la convocan al lado de personas que se esmeran por todos los medios en hacerla lucir lo peor posible no solo en el aspecto religioso y como miembro del Opus Dei, en su condición de mujer como en el aspecto profesional; sin embargo, ella se ha mantenido y se mantendrá firme en pie de lucha, según ha dicho a los medios recientemente.
Si los activistas gay quisieran –honrando el orgullo de llamarse ticos- ser honrados y celebrar esta victoria temporal con dignidad, deberían reconocerle a esta mujer haber sido una valiente y firme contendora.
Deseo hoy, rendirle homenaje como mujer, como abogado y como católica a la cual le ha correspondido vivir en un país que transcurre dentro de un proceso de grandes transformaciones tanto en lo jurídico como en lo moral, pero en el fondo y por sobre todo, en la forma en que se concibe.
Y es que saben? Eso es lo que al final de cuentas me tiene triste, porque desearía que nunca llegásemos a perder de vista que hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios, porque si llegásemos a perderlo de vista habríamos dejado –verdaderamente- de saber quiénes somos, para qué estamos aquí, para qué nacemos y para qué morimos.
Perder esto, no es ni tan siquiera comparable con la trivialidad de ponerse triste, perder esto sería igual que morir para siempre.
Vale, pero basta de tristezas, porque como bien dijo un amigo recientemente:
“Menos mal que [ ] los tenemos a Jesús y a María. De lo contrario, no sé qué haríamos. Porque la verdad es que Ellos siempre “nos sacan las papas del fuego”.
6 comentarios
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No es lamentable perder un referendum, Luis, bien lo he dicho. Lamentable es lo que está de fondo.
Saludos y gracias por tu comentario.
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Sevi Llano,
La cuestión en todo esto es que cuando se quita a Dios como referencia, la referencia es uno mismo y es clarísimo reconocer los errores de apreciación que se cometen con semejante autoridad.
Claro, los que así proceden argumetan que Dios es innecesario porque está la ley, pero la ley la hacemos los hombres de tal manera que es tan frágil como nosotros.
Toda esta situación lo que me a mi me plantea es la necesidad de conocer cuál deberá ser mi estrategia para vivir en un mundo así. Por supuesto, cuento con mi confianza en la Divina Providencia, pero a partir de allí y para poder seguir siendo testigo de un Dios dentro de una religión a la que han desacreditado tanto, lo que siguiría ignoro todavía cómo deberá ser, no tengo muy claro cómo se vive en una sociedad sin Dios y sin los valores en lo que me he criado.
Es todo un desafío, claro que si y además emocionante, pero también es incertidumbre que deberé tornar en certeza de la mano de Jesús y de María.
Agradezco tu comentario, de hecho, me gustó tanto que tomé una de tus frases y la coloqué en facebook.
Saludos,
De acuerdo a su intención de resaltar la valentía de doña Alexandra, que sí la tiene, y se la reconozco, y hasta admiro (su valentía, perseverancia y empeño).
Yo, al igual que los grupos de intelectuales, artistas, pensadores, periodistas, medios de comunicación, universidades estatales, y demás grupos laicos, respetables y loables por su verdadera labor social, estuve, estoy y estaré siempre en contra de los actos en contra de la humanidad, de los actos en contra de la dignidad, y del derecho a la intimidad; estoy en contra de cualquier acto de discriminación de cualquier tipo y hacia cualquier grupo, por más argumentos teológicos mitológico o fundamentalistas que tengan.
El propòsito discriminatorio, estigmatizante, y homofóbico que tuvo a señora Loría, no se justifica, y menos con discursos tan poco fundamentados como los que dio la abogada, sí poco fundamentados, por que el mentir y querer tergiversar los hechos es un PECADO muy grande, y más para atacar a minorías que durante TODA la historia de la humanidad han sido discriminados, señalados, asesinados, excluidos, invisibilizados, como las personas homosexuales.
Si quisiéramos enfocar la valentía de la señora Loría, les invito a elogiar el liderazgo y el poder de convocatoria de Hittler, o de cualquier criminal que con sus CAPACIDADES han intentado lograr un objetivo nefasto. No estoy insinuando que la señora Loría sea una criminal, pero si dejo claro, que no se puede alabar la valentía y la tenacidad de NADIE cuando los resultados de sus objetivos iban a sacrificar o perjudicar a cualquier persona, como en este caso el permitir la discriminación y el desinterés por cualquier ser humano, ya sea un homosexual, que es tan humano, como el embrión que defiende del aborto la señora Loría.
Muchas gracias
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Sergio, agradezco tus comentarios porque con ellos podré dejar constancia de uno de los tipos de defensores de "la dignidad humana" de mi país a los que la Lic. Loría ha debido de enfrentar.
Los dejo también para poder decirte que es dificilísimo hablar con ustedes de ciertos temas porque nos movemos en ámbitos completamente diferentes.
A eso, añádale el que por sobre todo aseguran conocer lo que nos mueve a los católicos y desde esa perspectiva errada analizan y juzgan.
El día que se atrevan a admitir que podrían estar equivocados -como en multitud de aspectos hemos debido este año admitir los católicos- estaremos listos para conversar.
Solo espero que para darse cuenta de sus errores no deban pasar por lo que hemos debido pasar nosotros; pero que si tienen que pasarlo, que lo pasen, sepan que estaremos ahí -como desde hace dos mil años- para acompañarles así como para arreglar el tiradero que ha dejado siempre la humanidad desconcertada a su paso.
Sevi: -Hombre!, en eso hemos estamos también los cristianos, como ejemplos le pongo a Teresa de Calcuta, a Juan Bosco, Damián de Molokai, o a Konrad Adenauer, Alcide de Gasperi, Robert Schuman estos últimos entre los padres de la Unión Europea.
Sergio:- “por más argumentos teológicos mitológico o fundamentalistas que tengan”.
Sevi:-Hombre! que también los tenemos (argumentos) biológicos, psicológicos, antropológicos, sociológicos, políticos, etc. Por otra parte, en cuanto a los propósitos de la Sra. Loria, no la conozco, solo tengo las referencias del artículo de Doña Maricruz. El objetivo según entiendo, es impedir la tergiversación del claro sentido de una institución (el matrimonio). En ello no hay discriminación, estigmatización u homofobia. Al contrario, es injusto utilizar el Matrimonio como un medio de lograr reconocimiento social o reivindicaciones, olvidando que la sociedad sabe que una ley, por serlo, no es necesariamente moral o justa.
Sergio: -“TODA la historia de la humanidad han sido discriminados, señalados, asesinados, excluidos, invisibilizados, como las personas homosexuales”.
Sevi:-Esto no es totalmente cierto, hubo también tolerancia en varias culturas, incluso en las llamadas cristianas, siempre que no se escandalizase o se indujese a otros a ello, lo cual, lamentablemente sucedía. Aunque, si existe una naturaleza humana y parece que así es, la sociedad tarde o temprano tenderá a marcar distancia respecto a todo aquello que la contradice, en este caso, lo deseable es que se actúe siempre civilizadamente, o mejor aún, con caridad. En cuanto a definir el ejercicio de determinada orientación sexual como minoría, tiene sus bemoles que sería largo de explicar, lo que si es cierto, es que no pueden inventarse derechos a capricho. Hay derechos que han evolucionado a lo largo de las historia, es verdad, pero de los cuales ya se tiene una idea del óptimo, como en el caso de la libertad, de la vida, de la justicia, o del matrimonio (hombre, mujer, hijos). Hay conceptos universales estables, que se alcanzan o no en el tiempo, a los que las culturas se acercan, asumen, o se alejan para luego volver si desean progresar realmente. En cuanto a los tópicos sobre la Iglesia que usted cita (indulgencias, inquisición, matanza de brujas, abusos sexuales etc.), ya se sabe no son como los pintan, en cualquier caso, que sigan difundiendo leyendas negras y exageraciones a porfía, que los hechos registrados, para quien se moleste en buscarlos sin prejuicios, valen más que mil palabras. Ah, esa sociedad ideal que usted defiende, según, de inclusión y amor, a olvidado, por ejemplo, el derecho a la vida del ser humano más indefenso, al nascituros, o a los ancianos, a promovido a niveles inconcebibles el trafico sexual de mujeres, y un largo etcétera… Doña Maricruz, la estrategia para vivir en un mundo así, que ya viene de largo (como poco desde el siglo XVIII), entre otras cosas, consiste en profundizar en las virtudes teologales, formarse bien, dar testimonio, y velar por la difusión de la Verdad. Ya se haría mucho si se comienza en el hogar, la escuela, la Universidad, ámbitos de donde se ha excluido la visión cristiana del mundo (incluso en centros que se dicen católicos), dejándoselo a ideologías e intereses ajenos. En fin, a buscar la unidad en torno a Aquel que es Camino, Verdad y Vida…,s su Vicario aquí en la Tierra, y también hacerse más visibles (testimonio, coherencia de vida), y que digan: -no estoy de acuerdo con ellos, pero que guay parecen
:-) Saludos
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Sevi Llano,
Pero es que no te has dado cuenta? El guay aquí eres tu.
Vaya, que te has lucido.
Gracias por haberle puesto claridad y humor a todo esto que a mi -es claro- me los quita.
El problema que yo le encuentro a esto, es la inherencia en la vida de los demás.
Usted señora Maricruz, dice que estamos equivocados, y adimite que ustedes tambien lo han estado en ciertas cosas durante 2000 años, y es muy cierto, pero quienes son ustedes para que su concepto de "error"? muy respetable por cierto, afecte a terceros, a personas que nunca nos hemos metido con nadie.
Entiendan que el punto es que grupos que NUNCA han dañado a nadie de forma colectiva, solo por ser minoría no tienen que someterse a criteros, estereotipos, y prejuicios de grupos numerosos, mayoritarios y económicamente poderosos, eso es discriminación, y es una falta de respeto a la vida de los demás, el mismo Jesus es un ejemplo de lucha contra esto.
Hasta el momento no he visto grupos laicos economicamente poderosos, invirtiendo capital, tiempo, estigmas, mentiras, y prejuicios, contra por ejemplo el celibato, o la no inclusión de líderes femeninas al servicio sacerdotal.
Ustedes tienen una organización específica, con sus creencias, con sus reglas, que en apariencia las prácticas de estas no afectan a nadie. A mí en lo personal no invertiría un cinco ni una neurona, haciendo una campaña para acabar con el celibato, porque restringir a una persona de su sexualidad, va en contra de la naturaleza, y de la familia, que bien puedo encontrar criterios que me apoyen.
Pero entiendan, la vida íntima, personal, y humana de ustedes como miembros civiles de una sociedad, no puede darnos a nadie ARMAS para inventar prejuicios, para quitar derechos, y aunmentar las desigualdad.
Ustedes como cristianos modernos, se han visto beneficiados de los CAMBIOS del tiempo, y para bien, he ahi todas las reformas a la Iglesia, y la inclusión más activa de los laicos a la Iglesia.
EL TIEMPO a ustedes mismos los ha ayudado, o sea el progreso. Por qué ustedes quieren tapar el sol con un dedo, y argumentar quelos homosexuales agreden la familia? Es como argumentar que la pesca artesanal en Puerto Viejo de Limón tiene la culpa del derrame de petróleo en el Golfo de México. No hay relación! o por lo menos ustedes no se dan cuenta que quieren proteger a la familia sacrificando vidas, aumentando suicidios, reprimiendo felicidades, RESTRINGIENDO EL AMOR. El fin no justifica los medios, y como usted lo mencionaba, están pagando lo que han hecho mal, al igual que nosotros lo pagaremos si en algun momento cometieramos crímenes como los que la Iglesia cometió, pero usted compruebeme algún error de los homosexuales comparado los que la Iglesia ha cometido, pero ustedes deberían de ser más humildes, y limpiar su casa y ver que están siendo menos cristianos agrediendo la felicidad no solo de un individuo homosexual, sino de toda la familia del homosexual, que en parte es una familia, que tambien se debe proteger. Muchas gracias, saludos.
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Sergio Z,
Me doy cuenta que el aspecto que a usted más le preocupa todo este asunto es el la “injerencia” de la religión en la vida de los demás.
Me parece que si quisiera explicarme sería inútil que lo hiciera exponiéndole por qué creo en lo que creo porque para usted eso no significará nada.
La otra opción que me deja es procurar ser empática con usted y exponerle cuál ha sido mi experiencia:
Cuando era joven consideraba la religión como una imposición, odiaba que se metiera con mi conciencia, de tal manera que los reclamos que usted nos hace se los hice yo a la Iglesia, a mis padres, a las autoridades, etc.
Por ese rumbo seguí durante muchos años hasta que caí en la cuenta de que la vida era muy corta como para pasármela considerándome sometida a una sociedad que me estaba convirtiendo en un ser marginal. Tuve que plantearme ciertas preguntas, como por ejemplo: por qué tanta gente católica cercana a mi podía vivir bajo esas reglas atroces, por qué se veían siempre tan contentos y yo no?.
Observé que una de las cosas que los católicos más disfrutaban hacer y que me parecía les ofrecía mayores satisfacciones era trabajar de gratis en beneficio de los demás, así que me dije que trataría de hacer lo mismo para saber si era cierto que la ayuda desinteresada podía –por si misma- ofrecer ese consuelo y alegría que veía en ellos.
Así fue, trabajé como voluntaria con el Cuerpo de Paz y encontré de nuevo la alegría de vivir, sin embargo algo me faltaba. Empecé a hablar con sacerdotes para averiguar qué otra cosa me podría estar haciendo falta y hablé con ellos porque antes había consultado a filósofos, gurús, ideólogos, feministas, etc. y no me habían aportado nada que me hiciera sentir mejor conmigo misma.
Hablando con sacerdotes llegué a la conclusión de que nunca había profundizado lo suficiente en la fe católica ni en el mensaje de Cristo por lo que me decidí a hacerlo porque si algo podía haber allí para que mi vida fuera tan hermosa como yo siempre la imaginé y quise que fuera, yo quería eso para mi.
Así fue. Hallé todas las respuestas que necesitaba y conforme iba progresando en ello, iba deseando rezar, comulgar, confesarme, ayudar a los demás, y sintiéndome cada vez más y más incorporada a un mundo que si bien está lleno de sufrimiento, marginación, injusticia, yo podía estar inmerso en él sin sentir que me sobrepasaba, porque las fuerzas que obtenía para enfrentarlo no eran mías sino de Alguien que podía más que yo.
Ahora bien, qué tiene todo esto que ver con lo que usted me ha dicho? Poco en realidad, o quizá todo. Eso depende de las preguntas que usted se haga y de las respuestas que desee encontrar.
Yo se que existe una manera de ver la religión como una imposición, pero también se que existe forma de aproximarse a ella y hacerla auténtica relación con Dios, con los semejantes y con la creación; pero llegué a saberlo porque me determiné a involucrarme en lo que siempre consideré territorio enemigo.
Desde esta nueva perspectiva de la realidad que me ofrece mi relación con Dios podría ponerme a decirle lo grandioso que es todo esto y señalarle punto por punto en sus argumentos lo equivocado que está en sus apreciaciones porque así como usted yo misma estuve equivocada; pero no tomaré esa ruta, porque con eso no gano nada ni usted tampoco.
Si algún día quiere saber por qué somos felices, por qué recibimos escupitajos y bofetadas sin inmutarnos y además agradecidos, por qué insistimos a tiempo y a destiempo en señalar que por el camino que van se dirigen al despeñadero, nada más atrévase a incursionar en territorio enemigo, porque solo allí hallará las respuestas. Solo ahí.
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