Guía rápida para construir (y reconstruir) iglesias bonitas
No, no va del Sínodo. O, sí.
Recuerdo antecedentes. Hace tres años Nueva Zelanda sufrió un fuerte terremoto y la Catedral de la diócesis de Christchurch sufrió daños. Había aguantado los terremotos de 1881, 1888, 1901, 1922 y 2010. Pero el 22 de febrero de 2011 la torre de aguja se derrumbó y cayó en la plaza y una parte del templo quedó totalmente devastada. La estructura aguantó unos meses porque el 13 de junio otro terremoto de 6,3 grados tumbó la fachada del rosetón. En noviembre se decidió reconstruirla. La ceremonia de desacralización fue emotiva. Empezaron los planes para volver a levantarla.
La experiencia, y la oportunidad, llevaron al obispo, Mons. Barry Jones, a publicar una «guía rápida» sobre arquitectura sacra: «The House of God» –La Casa de Dios–, un folletito de 4 páginas con criterios claros y certeros sobre la adecuada construcción y reconstrucción de templos para que respondan con estética y dignidad al fin para el que deben ser destinados y además con criterios de eficacia. El director de la oficina de Pastoral declaró a NZCatholic:
Supongo que esta simple frase abrirá las carnes a los arquitectos tan pagados de sí mismos con la que nos ha castigado la Iglesia a los fieles en las últimas décadas.«Tenemos una oportunidad en la Diócesis de hacer las cosas bien. Por eso queremos construir tempos que sean bellos y dignos del culto»
Es significativa la escueta presentación de la guía:
El Obispo de la Diócesis es el moderador, promotor y custodio de toda la vida litúrgica de la Iglesia a él confiada.
Obispo Barry ha publicado un documento para informar y guiar la diócesis en la tarea de la construcción de iglesias. Se titula “La Casa de Dios ‘.
Eso se llama asumir la responsabilidad, lo vuelvo a escribir, no me canso: moderador, promotor y custodio, ¡¡y se lo toma en serio!!. La brevedad de los consejos demuestra que cuando se tienen las ideas claras no hace falta más, y siguiendo al Papa Francisco huir de «la tentación de descuidar la realidad utilizando ¡una lengua minuciosa y un lenguaje pomposo para decir tantas cosas y no decir nada!».
Las iglesias deben ser:
- Un lugar para el culto y la oración en la celebración de la liturgia y los sacramentos, así como la devoción privada
- Hermosas: en la belleza se revela la naturaleza de la edificación del templo en sus realidades teológicas más profundas
- Tradicional: son entendidas como parte del sistema sacramental de los ritos, mostrándonos, como una forma de pregustación a través del arte y la arquitectura, la gloria y la dignidad del Nuevo Cielo y la Nueva Tierra.
- Capaces de ser fácilmente reconocibles como de la Iglesia Católica
Sobre los estilos y la identidad estética de los templos, la guía no impone un tipo específico pero recomienda que se empleen estilos tradicionales como el Gótico o el Neoclásico:
«Generalmente los estilos modernistas no han servido bien a la liturgia. El carácter y la belleza de un templo debe fomentar la devoción y mostrar la santidad de los misterios litúrgicos»
La recepción del documento ha sido buena y el comentario general es que las personas aprecian iglesias que se vean como iglesias.
Ojalá cundiese el ejemplo, que también las cosas buenas se pegan. Me dan ganas de imprimirlo y llevárselo a mi nuevo obispo.
H/T: GaudiumPress
9 comentarios
Hablando con un arquitecto sensato sobre esto, me dijo, a pesar de su agnosticismo, una gran verdad de Perogrullo y a pesar de ello tan olvidada. Todo edificio que esté cargado de una significación cultural simbólica fundamental debe priorizar en su funcionalidad y estructura esa identidad que atesora. En el caso de las catedrales o iglesias, la cruz. Él ve un acierto extraordinario de los constructores medievales la planta de cruz latina, y consideraba que las iglesias futuras no debían renunciar a tal hallazgo: en una Iglesia debe ser la cruz el centro de todo.
Y lo decía un profesional del ramo agnóstico. Pero sensato.
Cuando los apóstoles presenciaron cómo el Señor expulsó a los mercaderes del templo de Jerusalén recordaron las palabras del salmista: "El celo por la casa de su Padre le devora".
Cuando uno contempla las modernas iglesias posconciliares, que no invitan al recogimiento ni obedecen a la belleza sino a la funcionalidad, y en las que el Sagrario parece una cajafuerte situada a trasmano de todo, entran ganas de decir de quienes la proyectaron y lo consintieron: "El celo por la casa de su Padre aún no lo conoce"
Si tienes tiempo échale un vistazo a mi entrada :-)
Como no se pueden poner enlaces para llegar a mi blog es eosboreal.blogspot.com.es/2014/11/la-calabaza-de-otono.html
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