Indignados: «el quinto evangelio» (Giacomo Biffi)
El cardenal Biffi escribió siendo párroco un libro delicioso: «El quinto evangelio». Y profético, como le gusta decir a los progretas. Además le tengo especial aprecio porque el librito tiene tantos años como yo.
Con mucha sorna, Biffi se adelanta a su tiempo «encontrando un quinto evangelio», el verdadero, el que explica de una vez por todas el mensaje de Cristo, el que arroja luz para entender «los pasajes más difíciles de los cuatro evangelios».
La verdad es que es divertido. Va contraponiendo citas de los Evangelios a lo que dice «el Quinto», y luego una pequeña glosa.
Es una lástima que no se haya vuelto a editar, no pierde actualidad. Os dejo con uno de los 30 capítulos y juzgáis por vosotros mismos.
Jn 15, 18-19: Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo, pero como no sois del mundo, sino que yo os he sacado del mundo, el mundo os odia por eso.
Quinto evangelio: Si el mundo os odia, es señal de que no lo sabéis entender. Identificaos con el mundo, y el mundo os salvará.
La postura adoptada por el cristianismo en relación con el mundo ha experimentado en nuestros días una acelerada evolución según las enseñanzas de los mejores teólogos y las convicciones de los cristianos más iluminados.
«¡Huyamos del mundo!», decían los antiguos ascetas. «¡Salvemos el mundo!», contestan los apóstoles de todos los tiempos. Y durante siglos la disputa se centró en la contraposición de estos dos enunciados, sin que fuera posible resolverla con la supresión de uno de los términos. No pasaba de mera disputa, pero la había: en realidad el monje en su soledad se sentía al servicio de la salvación de los hermanos, y el apóstol en su trabajo por los demás trataba de no ceder a los dictámenes de la sociedad mundana.
Pero en estos últimos tiempos hemos comprendido que el error era de ambos. Ni hay que huir del mundo ni hay que salvar al mundo: el mundo está ya salvado por sí mismo, porque todo lo que hay en él, todas sus ideas, sus aspiraciones, sus costumbres tienen en sí mismas una bondad positiva que sólo espera ser comprendida y apreciada.
Al contrario, y aquí la luz alcanza su cenit, es menester dejarse salvar por el mundo; el que se substrae a su influjo y, peor aún, el que intenta resistirle, está perdido irremisiblemente.
Por eso admiramos hoy la humildad y la amplitud de espíritu de los nuevos cristianos que invocan cada día más intensamente para sí y para la Iglesia esa salvación que sólo el mundo puede ofrecer. ¿Quién otro puede liberarnos de nuestra estrecha visión de la realidad, de las inhibiciones y rémoras de tipo moral, de la absurda manía del sacrificio, de la renuncia, del sentido del deber?
Se postula del mundo (aunque en esto quizás se exagera un poco) incluso el que nos rescate de la concepción de un Dios trascendente y a fin de cuentas opresor que, antecedentemente al parecer de nuestra conciencia, dictamina sobre el bien y el mal.
«Identificaos con el mundo y el mundo os salvará». No obstante la aparente contradicción, tenemos aquí formulada con energía la ley suprema del anticonformismo, la única que debe ser cordial y universalmente aceptada. Todos somos anticonformistas y con frecuencia de un modo inesperado.
- Anticonformista es aquél que audazmente decide no ir más a misa en una época en que no va a misa el noventa por ciento.
- Anticonformista es aquél que rompe con todos los tabús sexuales en un momento en que eso mismo «hace todo el mundo».
- Anticonformista es el hombre que consigue vestirse como su bisabuela, con tal que lo hagan todos los de su ambiente.
- Anticonformista es el que acepta esta concepción del anticonformismo porque todos se conforman con ella.
«No ruego por el mundo», dice Jesús según el evangelio de Juan. Siempre nos ha dejado perplejos esta frase sin misericordia. Pero quizás ahora podemos penetrar su significado: no debemos rogar por el mundo, que no tiene ninguna necesidad de nuestra oración. Somos, al contrario, nosotros quienes tenemos necesidad del mundo, si no queremos ser relegados aun rincón con nuestros inútiles lamentos, conformistas solitarios, parásitos vergonzosos en el anticonformismo universal.
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No me resisto a resaltar, de nuevo, el carácter irónico de todo el texto, que por experiencia sé que habrá algún lector que no lo entienderá. Por cierto, el cardenal Biffi habría sido un excelente bloguero, hoy habría llamado a este capítulo: indignados.
18 comentarios
Es la pura verdad: el mimetismo social como tentación insidiosa para el revolucionario mensaje del Evangelio.
Leí hace años el libro de Biffi. Y me pareció muy sensato y gracioso. Especialmente la parábola de las 99 ovejas perdidas...
Mt 18, 12-13: ¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas y pierde una de ellas, ¿no dejará las noventa y nueve en el monte y se irá a buscar la que falta? Y sí llega a encontrarla, os doy mi palabra de que se alegrará más por ella que por las noventa y nueve que dejó
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Quinto Evangelio: El reino de los cielos se parece a un pastor que tenía cien ovejas y, habiendo perdido noventa y nueve, reprende a la última oveja por su falta de iniciativa, la echa fuera y, después de cerrar el redil, se marcha a la taberna a discutir sobre los problemas de su vida de pastor.
Pero el comentario es mejor, lo dejo para otra ocasión.
Por otro lado, es verdad que Jesús explica que un "enemigo malo plantó cizaña", que crece mezclada con lo bueno, y así será hasta el Día Final.
No debemos demonizar al "mundo"; la Biblia no lo hace.
Otra cosa es ese "mundo" (como en "la carne, el demonio y el mundo") que distrae de Dios: se refiere a las vanidades, las frivolidades, los orgullos, las riquezas, etc... que nos alejan de la santidad.
-Menos choteo que el horno ya está encendido. Y allí será el rechinar de dientes.
-Mi pregunta es: Puesto que tanto Elías como el Anticristo son de antagónica misión, se darán ambos a concor al mismo tiempo?
Alguien dice que el Anticristo es, la encarnación en, un descendiente de Napoleón,...
Allí se presenta a Satán como el Príncipe del mundo y allí NSJC dice contra el mundo una de sus frases más fuertes, si no la más : "Yo no rezo por el mundo".
Si ésto no es demonizarlo, dime tú qué es.
La verdad es que alguien que fue pionero, organizando un Concilio Pastoral parroquial, merece ser traído a la palestra, porque no escribirá de oídas, sino que se habrá manchado las manos y gastado los zapatos en el tránsito del apostolado.
Gratamente sorprendido, mucho.
No confundir "mundo" - Mi reino no es de este mundo - con Creación.
No confundir los carnales - mundanos - con los espirituales.
Y lo hace con refinado humor : toma sus tesis y las lleva al extremo (ese extremo al que ellos apuntan pero que ocultan cuidadosamente para no escandalizar), condimentando todo con una pizca de exageración que muestre la ridiculez última de esas posturas.
Incluso el nombre del libro, "El quinto Evangelio", anda por esos derroteros : bien quisieran los progres más redomados reescribir el Evangelio atentos a lo que ellos entienden que necesita " hoy en día el pueblo de Dios". ¡Lástima ese dogma tan molesto de la clausura de la Revelación!
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-Deja perplejos ciertamente a todos aquellos que no entienden de la diferencia existente entre el infinito Espacio de Luz y de Vida donde Dios mora; Y de este limitado Mundo -Universo- de oscuridad y de muerte donde el Hombre mora.
-El Cristo, justamente sabedor de lo que dice,no puede pedir al Padre por la seguridad existencial de este Mundo de oscuridad y de muerte; viado a desaparecer.
Porque que este Mundo Universo, tal cual y cómo aún es y hasta que no sea camiado como aí está escrito: No lo ha creado Dios. Sino que fue Satanás, el señor de la oscuridad y la muerte quien, sin crearlo en su esencia vital, lo lo transformó en su lugar, oscura morada de demonios y muertos.
-Cristo dice: -Padre no te ruego por este Mundo, sino por aquellos que me has confiado- Sea por aquellos a quienes Él ha venido a redimir.
En esta direccion esta el texto completo, muy bueno.
Ahora resulta que el dueño es satan, vaya, vaya que poder sin duda le hemos dado al mal, poder que en todo caso no lo tiene en si mismo, sino solo porque Dios se lo da.
Y este mundo sigue siendo el de Dios, no de satanas, quien no lo entienda entonces reconoce que Dios es limitado, un absurdo.
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