11.08.21

Sinodalidad. Mis detractores me dan la razón

Cuando a uno le cabe la suerte de tener unos pocos lectores que siguen sus escritos, recibe respuestas a sus divagaciones, que le llegan a través de formas muy diversas. Muchas de ellas son de dominio público, ya que vienen en forma de comentarios para su publicación. Otras son comentarios que me piden que no salgan a la luz, correos electrónicos, mensajes en Facebook, respuestas privadas en Twitter e incluso llamadas y WhatsApp de los más cercanos.

Hay de todo. Unos me dan la razón directamente, otros matizan, los hay que reflexionan en sus cosas, también quienes se enzarzan entre ellos. Vale. Seamos libres. Lo curioso del post de ayer sobre sinodalidad es que los que más me dan la razón son precisamente los más “escandalizados” por mis reflexiones, en los que hay un denominador común: “¿quién es usted para llevar la contraria al papa y a su obispo?”.

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10.08.21

Sinodalidad. Si lo explican, es peor

Este año vamos a tener sinodalidad hasta el hartazgo. La palabreja se ha puesto de moda y ya se sabe que, en estos casos, tonto el último. La franciscolatría es lo que tiene, que si su santidad emplea la palabra sinodalidad eso quiere decir que toda la panda de pelotaris la asume como propia en cualquier sermón, escrito, plan o proyecto. Todo es sinodalidad.

Nada nuevo bajo el sol.

La Iglesia no es sinodal. Punto. Podremos dotarnos de instrumentos de diálogo, reflexión o consulta, que de hecho los tenemos, pero al final, quien manda, manda. El sínodo de los obispos tiene ya más de cincuenta años de andadura. Los obispos se reúnen, reflexionan, asesoran, informan y ayudan así al santo padre, pero es algo CONSULTIVO, por derecho canónico. De hecho, las conclusiones de los sínodos son presentadas al santo padre que las convierte en una exhortación apostólica en la que toma o deja de tomar lo que cree conveniente y publica lo que desea, que es lo que manda el derecho.

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6.08.21

Vivir como Dios

Eso se decía o se dice aun refiriéndose a esa gente que vive estupendamente, y especialmente curas, frailes y eclesiásticos de cualquier grado. Eso se ha escuchado muchas veces: “ese, esos, viven como Dios”, a lo que algunos, con peor intención, apostillaban: “ya quisiera Dios vivir como ellos”.

Hoy traigo a colación esta frase tras la lectura del evangelio del día de ayer, que acababa con una admonición del Señor a Pedro: “Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas como los hombres, no como Dios”. Pensar como Dios, vivir como Dios, actuar como Dios.

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2.08.21

Diarrea verbal

Tengo que reconocer que la publicación del motu proprio “Traditionis custodes” me ha venido muy bien. Servidor en jamás de los jamases ha celebrado con el misal de san Pío V, aunque fui monaguillo preconciliar y me acuerdo de algunas cosas. El caso es que leyendo la carta y el motu me he visto en la obligación de repasar y conocer.

Repasar los grandes documentos sobre la celebración de la eucaristía y las rúbricas del misal, porque pudiera ser que uno vaya cogiendo vicios y tomándose ciertas libertades que no hay por qué, y conocer un poco mejor la celebración de la misa tradicional, que hoy, con toda la información y los videos que hay en internet, tampoco es tan complicado.

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30.07.21

Un obispo tirano

Hace no mucho me contaba una persona que le habían pedido integrarse en el equipo de liturgia de su parroquia: preparar las misas y eso, ya sabes, me dijo. Preparar y eso. Se me ocurrió preguntar si tendrían formación. No estaba previsto. Mi respuesta es que uno no puede pertenecer a un grupo de liturgia en su parroquia o pretender colaborar en la preparación de las celebraciones sin leerse previamente tres documentos. A saber:

Sin leerse previamente estos documentos se puede caer en cualquier barbaridad, muy posiblemente invocando el inexistente pero siempre citado “espíritu del concilio”.

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