28.05.24

C’è troppa frociaggine

- Santidad, disculpe las horas. Soy el P. James Martin, su hermano jesuíta. 

- Para ti no hay horas… Encantado. ¿Cómo estás? Y no me llames santidad, somos hermanos, puedes llamarme Francisco o incluso, si lo deseas, Jorge, como siempre. 

- Pues desde la confianza, llevo horas recibiendo mensajes de hermanos gays que se han sentido muy molestos con tu afirmación de que en los seminarios hay demasiado “frociaggine” o como se diga en italiano. Ellos te creían más comprensivo y han quedado decepcionados.

- Sabes que lo soy. Mira cuántos gestos, desde aquél, ¿recuerdas? “quién soy yo para juzgar” hasta llegar a Fiducia supplicans, en mí el colectivo homosexual no ha podido encontrar mças que acogida, comprensión e incluso apoyo a todas sus reivindicaciones. 

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26.05.24

Lo que adorna y lo adornado

Lo que adorna jamás debe superar a lo adornado. Es uno de esos principios que cualquiera debería tener en su casa en letra destacada y en los termplos católicos en letras de oro. 

Los adornos, y me da igual hablar de protocolo, liturgia o saber estar común, tienen como finalidad ayudar a que algo destaque, se presente con mayor viveza o sea visto con mayor profundidad. Jamás el adorno puede convertirse en el, involuntario o no, protagonista. Parece mentira que cualquier chef, el camarerito más apañado o el maitre del restaurante de fama tengan esto más sabido que el responsable de liturgia de muchos templos. 

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24.05.24

22.05.24

El lío nos lo están haciendo a nosotros

A un servidor que Rafaela, Joaquina y el señor Manolo tengan sus discrepancias, le trae al fresco. Al resto de la parroquia y a la Iglesia universal se pueden hacer una idea. La verdad es que sus discrepancias no pasan de los horarios de la misas, si les cae mejor D. Jesús de paisano o D. Antonio, siempre de sotana rigurosa, o si los donativos de las fiestas deben emplearse en Cáritas. Como ven, poco asunto. 

Más preocupante es cuando las discrepancias son en la cúpula y en temas que uno podría entender perfectamente clarificados. 

Hemos conocido hace unos días una entrevista al cardenal Jean-Claude Hollerich, arzobispo de Luxemburgo y Relator General del Sínodo. Ya se sabe que si uno quiere que la entrevista tenga éxito no queda más remedio que provocar respuestas que den sonoros titulares. Hoy arrancar cualquier disidencia, por mínima que sea, en el asunto del sacerdocio de la mujer, siempre es noticia. Por ello le preguntan, y su respuesta es lo que no debería ser: no digo nada pero quién sabe. 

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20.05.24

La homilía no es lo más importante

Tanto Sacrosanctum concilium:  “52. Se recomienda encarecidamente, como parte de la misma Liturgia, la homilía, en la cual se exponen durante el ciclo del año litúrgico, a partir de los textos sagrados, los misterios de la fe y las normas de la vida cristiana. Más aún, en las Misas que se celebran los domingos y fiestas de precepto, con asistencia del pueblo, nunca se omita si no es por causa grave", como la Instrucción general del misal romano: “66. Los domingos y las fiestas del precepto debe tenerse la homilía en todas las Misas que se celebran con asistencia del pueblo y no puede omitirse sin causa grave, por otra parte, se recomienda tenerla todos días especialmente en las ferias de Adviento, Cuaresma y durante el tiempo pascual, así como también en otras fiestas y ocasiones en que el pueblo acude numeroso a la Iglesia", son taxativos a la hora de afirmar su necesidad y obligatoriedad.

Dicho esto, la homilía es una parte más y no la más fundamental. Se puede celebrar válida y lícitamente la misa sin ella, especialmente en los días que no son de precepto.

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