Ayudar eficazmente al pobre. Un principio y dos criterios básicos
Principio elemental:
El objetivo fundamental de la caridad no es el de sentirme yo bien, sino el de ayudar al pobre a salir de su situación y poder vivir con dignidad.
A partir de este principio, desde mis años de cura, y trabajando siempre de forma directa en Cáritas, quería aportar dos criterios básicos para ayudar a una persona necesitada.
LA LIMOSNA, SIEMPRE A TRAVÉS DE INSTITUCIONES.

Algunos comentaristas me han venido haciendo, sea en comentarios, sea en correos, tres preguntas en los últimos días sobre la llamada “misa tradicional” a las que quiero respoder ahora.
Estamos muy ilusionados con la capilla de la adoración perpetua, y a la vez muertecitos de miedo, porque yo sé en qué charco nos estamos metiendo.
Confesiones cuaresmales en el pueblo. Poca gente, pero siempre acude un grupito que aprovecha para acercarse al sacramento. Entre otros penitentes, la señora Rafaela, que se las tendrá con el párroco, pero el sacramento es el sacramento y una cosa es que le ponga las cosas claras y otra muy diferente que no sepa que en la confesión el sacerdote es Cristo, por más que en este caso vaya con camisa de cuadros y tengan sus discrepancias en algunos asuntos. Cosas de la señorita María Teresa, maestra de pueblo, pero que supo educar a las niñas con sólidos fundamentos.
Así como suena. Frase literal que me soltó una persona hace un par de días: “me da igual lo que haga la iglesia o cómo se financie. Que exista, aún financiándose, me ofende”.





