24.05.13

Pagolitos y forcaditas

Me gustaron tanto estas dos palabrejas como lo que un amable comentarista ayer me dejaba en el blog: “pretenden hacer creer que los católicos de a pie somos pagolitos y forcaditas que estamos en contra de lo que dicen los obispos.”

Hay muchas maneras de pretender neutralizar lo que dice la Iglesia. La clásica es identificar a la Iglesia con la jerarquía, a la que se sigue mostrando alejada del pueblo, oscurantista y retrógrada. Viejísimo. Ya saben, la iglesia inquisitorial, represora, tardo franquista, anclada en Trento –fantástico concilio, por cierto-, preocupada por medrar y que solo disfruta haciendo la pascua al prójimo.

Frente a ella se encontrarían los cristianos de base, altura, hipotenusa y cotangente, buenos, evangélicos, liberales, amantes de los pobres, y que sufren en silencio las irritaciones de la jerarquía como si de unas molestas hemorroides se tratara.

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23.05.13

¿Pueden dar lecciones de democracia los hijos de Pablo Iglesias?

Comprendo que para gente como Elena Valenciano la educación esté bien así. Somos la cola de Europa y nuestros niños no saben nada de nada. Mejor, mucho mejor. Porque si nuestros niños y jóvenes hubieran estudiado historia simplemente del siglo XX, sabrían perfectamente que eso de que la democracia la inventó la izquierda es algo más falso que un billete de quince euros. Por eso es mejor que no sepan historia ni geografía, y que dediquen su tiempo a ser adoctrinados en lo buena que es la izquierda y lo mala que es la derecha, y que lo que han de hacer es revolcarse en sus gustos más íntimos como sea y caiga quien caiga.

La señora Valenciano ha decidido descolgarse con una declaraciones en las que llega a afirmar nada menos que “es «el colmo» que la jerarquía de la Iglesia dé «lecciones de democracia». Naturalmente. La democracia no fue un invento griego, qué se pensaban, ni algo que en el Medievo se practicaba ya en España con total anuencia de la Iglesia. Parece ser que la democracia la inventaron el PSOE y la izquierda mundial.

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22.05.13

¿Por qué se enfadó Joaquina con la parroquia?

Joaquina se nos ha dado de baja en las misas. El caso es que sigue acudiendo a la capilla de la adoración perpetua, donde por cierto echa horas. Pero dice que a misa no vuelve, que se ha enfadado con la parroquia y que se acabó. ¿La razón? Que ella no está dispuesta a rezar a un Cristo de espaldas.

Hace ahora unos meses, con motivo de la inauguración de la capilla de adoración perpetua, decidimos comprar una cruz procesional para la parroquia, y adquirimos una de madera tallada y policromada que nos pareció suficientemente digna. En la foto se puede ver dónde está colocada: en un lateral del altar mayor y vuelta al celebrante de forma que este, en la celebración de la eucaristía, pueda fijar su vista en el crucificado. Nos pareció un lugar adecuado y el día que se inauguró la capilla de la adoración perpetua, en la celebración de la eucaristía previa, tras la procesión de entrada, ya se colocó ahí con el beneplácito del señor cardenal y de los sacerdotes concelebrantes.

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21.05.13

Misas con niños. Necesitamos sugerencias

En la parroquia celebramos una misa los domingos con una especial presencia de niños. He de decir que personalmente me siento un tanto dividido. Comprendo que una misa donde los niños estén especialmente presentes es bueno, y a la vez tengo miedo de que acabemos infantilizando la misa, que los mayores la vean como un entretenimiento y los niños no se enteren de mucho.

Ayer lo hablaba con mi compañero, que es el encargado más directamente de la formación de niños y jóvenes. Y nos preocupa tanto que el próximo consejo pastoral de la parroquia lo vamos a dedicar al asunto. De momento he pasado a los consejeros la Instrucción general del misal romano, la Instrucción redemptionis sacramentum y el Directorio para las misas con niños.

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20.05.13

Obispos eméritos: mejor en silencio, como Benedicto XVI

Lo del obispo emérito en plenas facultades físicas y mentales es un problema relativamente actual. Por supuesto que siempre existieron obispos eméritos, pero ya sabemos que era más habitual que el obispo estuviera en su cargo prácticamente hasta su fallecimiento, y si lo dejaba antes era por serias limitaciones en sus condiciones físicas o mentales. En cualquier caso, o ejercía de obispo, o estaba casi al límite.

Las cosas han cambiado. La norma dice que un obispo debe presentar su renuncia al cumplir 75 años y a partir de ahí depende del santo padre aceptársela o no. Lo normal es prolongar un poco, más o menos poco según, y encontrarnos con un obispo emérito con menos de ochenta años, con una salud como un roble y una esperanza de vida que se va sin demasiados problemas a más allá de los noventa. Vamos, no menos de diez años emérito en plenas facultades.

¿Y qué hace un señor obispo, arzobispo o cardenal sin cargo pastoral y una salud de hierro? Pues ese es el problema.

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