A un cura joven al que le toca este año presidir y organizar la misa del gallo
Un sacerdote joven, buen amigo, me pedía hace días sugerencias para la misa del gallo. Por circunstancias personales su párroco estará fuera esa noche y se dirigió a un servidor en busca de “genialidades” para que la misa fuera especial. Se me ocurrieron algunas cosas:
- No hagas una misa especial. Especial es cada misa porque en ella celebramos el misterio de la Pascua de Cristo. Que sea una misa, y no otra cosa.
- ¿Qué quieres conseguir con la misa del gallo? Es que depende si buscas entretener a las familias, ser divertido, original, campechano o deseas que se emocionen con el nacimiento de Cristo y se dejen envolver por su luz. En el primer caso te recomiendo niños vestidos de pastorcitos, algún cordero si fuera posible, escenificar cosas y dar palmas. Es que depende.

Servidor tiene la costumbre de irse a la cama en compañía de la radio. Con dos condiciones: que lo que haya sea algo de hablar (no música) y no deportivo. Fuera de eso igual me da teatro, que tertulia política, divulgación o poesía épica. Igual me da.
La gente en general, los católicos en particular, observo que tienen una capacidad de entrega y sacrificio que me impresiona cada día. Eso sí, siempre que lo que se les pide sea algo que de verdad merezca la pena.
Resulta realmente curioso e interesante comprobar cómo los países de dictaduras más consolidadas han intentado crear “su” propia Iglesia que dé razón a sus desvaríos y ensoñaciones. La cosa viene de lejos.