Doce laicos contratados en una parroquia
Así son las cosas, para qué nos vamos a engañar. Hay parroquias con más medios materiales que otras porque están en zonas más ricas o porque tienen una feligresía especialmente espléndida, mientras que en otras no alcanzan ni para pagar la luz.
Las más ricas, insisto en que no nos vamos a engañar, se pueden permitir pequeños lujos que en otras están vedados, desde tener alguna persona contratada hasta poder contar con apoyos y conferenciantes de tronío a los que incluso se les puede pagar el viaje y tener un detalle con ellos.

Don Roque era monotemático en sus sermones. Tocara la lectura que tocara siempre acababa con la confesión. Por eso aquel año, al llegar la fiesta de San José, sus feligreses se dijeron: “San José… hoy tendrá que hablar de otra cosa”. Pues así comenzó don Roque: “Hermanos, San José era carpintero, así que bien podría hacer confesionarios. Hablemos por tanto de la confesión que es lo mismo”.
Mañanita de un sábado cualquiera. El señor cura, servidor por ejemplo, aprovecha la extraña circunstancia de unas horas de tranquilidad para ponerse con la casa como tantas familias en similares horarios.
Desde que Rafaela tiene acceso a Internet está que se sale. Al día en noticias, informada de la política, la sociedad y la religión. Tiene a su sobrino Manolo, un encanto y un diablo de la informática, que la pone al día: “¿tía, has visto, esto, has leído aquello, qué te parece…?”
He dicho muchas veces que, aparte el Quijote y la Biblia, no he visto nada más citado y menos leído que los documentos del Vaticano II. Es más, conozco gente que habla y habla de los documentos del concilio y del espíritu del concilio sin haberlos leído jamás, o sin haber vuelto a leerlos en años. Todavía no hace mucho tomando café con unos feligreses que invocaban para todo el concilio, les pedí que me trajeran los documentos. Costó más de media hora encontrar el librito…





