3.03.14

No es obligatorio cantar en todas las misas

No sé de dónde hemos sacado que sea obligatorio cantar en todas las misas. Obligatorio, obligatorio celebrar según manda el misal romano. Cantar depende.

Para esto, como para casi todo, hay distintas opiniones y diversas aficiones. Sacerdotes hay que necesitan cantar en todas las misas, sean de festivos o laborables, con muchos feligreses o como se dice vulgarmente “cuatro gatos”. Sacerdotes y fieles. Cantar en todas las misas de diario, salvo en circunstancias muy especiales, como podría ser por ejemplo una comunidad religiosa, a un servidor le parece una pesadez. Seamos claros: o podemos garantizar un canto litúrgico y medianamente bien ejecutado, o mejor nos callamos. Un día sí y otro también entonar el celebrante eso de “Juntos como hermanos” o “Qué alegría cuando me dijeron”, que rápido intentan secundar generalmente con escasa fortuna unos cuantos feligreses, no es que sea algo que eleve especialmente el espíritu. Y eso suponiendo que el celebrante no tenga un oído frente a otro y cante más que algo litúrgico y bello, simplemente la palinodia. Cosas mías.

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1.03.14

Secuelas de cuando me extirparon la boina

La palabra “democracia” es algo así como esa salsa mágica que hace buenas todas las cosas. Aplíquese a donde sea y para una enorme cantidad de palurdos la cosa cambia, reluce, saca esplendor, brilla y deslumbra. Prueben, prueben… Centro democrático, república democrática, asociación democrática de… Deslumbra a los palurdos y de tal manera que ayer me viene un feligrés a decirme que ha leído vaya usted a saber dónde que el problema de la teología es que no es democrática.

Leche. Nunca me lo hubiera imaginado.

Yo sé que el mundo está lleno de gente culta, espabilada, letrada, leída y escribida mientras uno no deja de ser un simple cura de parroquia y además con fuertes reminiscencias de párroco rural, tanto que aún, si se fijan un poco, se me nota una ligera cicatriz de cuando me extirparon la boina. Por eso en mis razonamientos llego a donde llego.

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27.02.14

El respetable

Los toreros, y en general lo que se llama la gente del toro, tienen la muy buena costumbre de referirse a la gente que asiste al espectáculo como público con el adjetivo de “respetable”, hasta el punto de que en muchas ocasiones “respetable” se convierte en substantivo de forma que la gente que está en los tendidos es directamente, el respetable.

No está nada mal estar convencidos de que la gente que acude a la corrida de toros es digna de respeto y que con ella no se juega. Podrán salir las cosas mejor o peor, pero faltar al respeto jamás. Que se le ocurra a un torero hacer el paseíllo de forma incorrecta, permitirse la más mínima licencia frente al reglamento o no digamos un gesto de desprecio al público. Le puede caer una que le cueste no volver a parecer por esa plaza en los días de su vida.

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25.02.14

Memos con balcones a la calle

Dentro de los católicos, como en cualquier colectivo, hay de todo, como debe ser. Un católico malo, un sacerdote malo, un religioso malo, es un peligro. Un católico bobo, un religioso bobo, un sacerdote cantamañanas acaban, si Dios no lo remedia, en un tsunami de proporciones inimaginables.

Dentro del colectivo de religiosos, religiosas y curas del común abunda el espécimen, sobre todo porque nos han enseñado a ser buenos pero hubo gente que faltó a la clase donde se explicaba el arte de colocar el listón en el sitio ese justo donde acaba la bondad y comienza el hacer el canelo.

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24.02.14

Orar por quien te destrozó la vida

El evangelio de ayer domingo es uno de esos textos que se prestan a la casuística. ¿Aún lo recuerdan? Si hombre: “Sabéis que está mandado: ‘Ojo por ojo, diente por diente’. Pues yo os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, al que te pide prestado, no lo rehúyas”.

Habéis oído que se dijo: ‘Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo’. Yo en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os aborrecen y rezad por los que os persiguen y calumnian…”

La casuística, infinita. El cumplimiento literal, imposible.

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