Lampedusa: una verguenza y complicada solución
“Es una vergüenza”. Así se expresaba el papa Francisco I ante la tragedia de Lampedusa. Es lo menos que puede decirse cuando los muertos se cuentan por centenares y además existen testimonios de náufragos según los cuales hubo barcos que, viendo la tragedia, parece que no ayudaron. Cada día ocurren cosas parecidas en Lampedusa, Ceuta, Melilla o la salida de Cuba. Personas que mueren en el intento de alcanzar la libertad y un porvenir donde les sea permitido alimentarse cada día. Mala cosa que acabemos acostumbrándonos.
Hemos visto el rostro de la muerte y el dolor. Lo juzgamos como una tragedia que nos saca los colores y encoge el alma. Con el papa Francisco gritamos “vergüenza” y rezamos por las víctimas. Pero seamos claros, ¿qué se puede hacer?