Rafaela y las llaves de Joaquina
El otoño aún regala jornadas amables. Por eso no quisieron desaprovechar la oportunidad de tomar su café en el patio de Encarna. Una casita baja, su poco de patio al sol de la tarde y unas cuantas amigas siempre dispuestas a dar un repaso a la actualidad del momento.
¡Cómo han cambiado los tiempos! Hace apenas nada, lo único que turbaba la monotonía del pueblito era el parto de la gorrina de Matías, los manzanos nuevos que acababa de plantar Macario, la Concha del capataz que otra vez “p’alante”, y el secretario que ayer fue a Madrid. Pero… hay televisión e incluso interné, y ahora hablamos de Siria, Somalia y Lampedusa con la misma facilidad que antes se hacía del prao de la Aurora. Cosas de la modernidad.