10.02.14

Grupos de presión en las parroquias

Abundan más de lo que se supone, y ya se supone mucho. Son esos grupos de parroquia que, poco a poco, abusando de la buena voluntad de un sacerdote, han ido atrapando parcelas de poder hasta convertirse en los grandes tiranos de la parroquia por encima del resto de los laicos, los sacerdotes y el obispo si se tercia.

Y el caso es que comenzaron bien. Aquel coro, lleno de gente buena, colaboradora, amable, parroquial, en perfecta sintonía con el párroco, llega un día en que se ha transmutado en un conjunto de sospechas, reivindicaciones, condicionantes y agresividad que no hay quien se atreva a cuestionar. ¿Qué ha pasado? Pues un poco de todo: dejadez del buen cura que confía porque no llega a todo, la incorporación de Manoli y Moncho, no creyentes pero buena gente, una llave que se les facilitó de los locales con lo que ensayan cuando quieren y hacen lo que les da la gana y finalmente no querer ver la situación. Gente que antes participaba en el consejo parroquial hoy es agresiva, individualista, canta lo que quiere y Dios te libre de lo contrario.

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8.02.14

Mucho buenismo y pocas soluciones

Debe ser que hoy me he levantado “masoca” porque sé que con esta entrada me van a caer más palos que a una estera. Qué le vamos a hacer, la vida es así, no la he inventado yo…

Alguna vez he hablado de lo que un servidor llama “buenismo” y que me parece no solo inútil sino peligrosísimo. Qué quieren que les diga. Que una cosa es la caridad cristiana y otra muy distinta la inconsciencia y el no saber dónde estamos, y además que lo mejor demasiadas veces es un cruel enemigo de lo bueno.

Más aún, el buenismo –insisto que en la forma de verlo un servidor- peca constantemente de ofrecer sueños sin concretar soluciones, lo cual es aún más nefasto. No hay un solo buenista que ofrezca una alternativa real. Y para buenas palabras, frases grandilocuentes e idealismos varios, valemos todos.

Vamos a por ejemplos.

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6.02.14

Pederastia: a ver si aprendemos

En plural: aprendemos, en plural, porque uno es miembro de la Iglesia y además sacerdote. Como tal, lo que le pasa a la Iglesia, lo bueno, lo malo, entra en la comunión de los santos y me afecta. Y ahora pasamos al asunto.

Lo que ayer ha dicho la ONU por encima de matices y reconociendo que en los últimos años, gracias especialmente al papa Benedicto XVI y ahora al papa Francisco, se ha hecho mucha limpieza, es algo que todos vemos como real. Alguna vez ya he dicho que en pederastia un solo caso ya es una barbaridad, pero también hay que decir que allá donde hay niños hay abusadores, sean sacerdotes, entrenadores deportivos, monitores o maestros, aunque en el caso de un sacerdote, a quien se supone una especial fuerza moral, la gravedad llega al límite.

Los sacerdotes somos pecadores como todo mortal. Para ir venciendo esa condición de pecadores están los sacramentos, especialmente el de la reconciliación, la oración, la penitencia personal y los auxilios de la gracia. Hasta ahí nada más que decir, y el resto es cosa entre el propio sacerdote, su confesor y Dios.

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4.02.14

El día en que Rafaela decidió comprarse un libro

Rafaela es la repera. Desde que su sobrino ha decidido que tiene que modernizarse, está desconocida. Ayer, llamada con el móvil. Pero mujer, con móvil y todo… Pues sí, y me están enseñando a mandar guasaps de esos. Cualquier día te doy una sorpresa. ¿A que no sabes dónde estoy? En Madrid, en una librería religiosa grande… ¿Y eso? Pues mira que quería comprar dos novenas que perdí en su momento y una vida de Jesucristo. Esto es un lío, está lleno de libros y me pierdo. He preguntado a un señor muy atento y estoy ahora en una estantería que pone “cristología”, pero a ver cómo elijo algo que esté bien, porque quería comprar otro para mi sobrino, ese que es tan listo y estudia tanto, un libro bueno sobre Jesucristo. ¿Tú cuál me recomiendas? ¿Cómo sé yo que me llevo un libro bueno y no alguna barbaridad?

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3.02.14

Carteleras parroquiales: en viendo la choza, se ve el melonar

La primera impresión que uno se lleva de una casa es el vestíbulo. Si lo encuentras con las correspondencia de los últimos seis meses, dos plantas secas, un cenicero lleno hasta arriba y tres bolsas de basura, perfectamente puedes imaginar el interior. No hace falta más. Como dice un amigo mío “en viendo la choza se ve el melonar”.

La primera impresión de una parroquia la damos con el atrio, donde solemos tener colocadas las carteleras de anuncios y generalmente unas mesitas con propaganda, folletos e informaciones. Pues pasa lo mismo, que en viendo la choza se ve el talante de esa parroquia.

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