En verano no hay nada que hacer en la parroquia
Nos decía en una ocasión un viejo mozo de una tienda de ultramarinos de esas de toda la vida, que no concebía que alguien le dijese que en la tienda no había trabajo. Porque, comentaba él, haya clientes o no, siempre hay cosas que hacer: colocar, reponer, ordenar, limpiar, poner precios, recoger, hacer pedidos, ajustar cuentas… Siempre algo que hacer.
Me he acordado hoy de aquél mozo porque esta mañana ha pasado por el despacho parroquial una persona y me ha dicho que nos aburriríamos en la parroquia en verano porque, claro, aparte las misas, en julio y agosto no hay nada que hacer… Sería altamente peligroso que cundiera esta mentalidad entre sacerdotes y fieles colaboradores. Como no hay nada que hacer, mantenemos las misas y ya está, a disfrutar de los veranos de la villa.