28.01.15

Gran éxito del inicio de la coral parroquial. ¿Alguien se apunta a cantar con nosotros?

Ya he dicho muchas veces, sigo con ello, que la forma que tiene uno de mover la pastoral de la parroquia es simplemente la de uno, y que si lo voy contando es por si a alguien le sirve alguna cosa. Yo al menos, cuando voy a una parroquia para concelebrar, una reunión, de visita o lo que sea, me fijo en todo. Hay cosas que al verlas me digo: “anda, qué buena idea” y miro si en mi parroquia serviría. Otras cosas quizá me sirven para lo contrario, porque a lo mejor uno se estaba pensando algo y al verlo realizado te das cuenta de que no, de que no era eso.

La vida parroquial normalita ya sabemos lo que es: celebraciones sacramentales y de oración, catequesis para todas las edades, atención a los pobres y hacer que la comunidad se mantenga unida y viva.

Para mí el reto es mantener la ilusión de la comunidad y andar cada día, además de intentar que lo básico vaya lo mejor posible, buscando hilitos para tirar de la gente. Es decir, inventar para ver cómo se consigue que venga ¡uno nuevo! o que alguien más pasivo se comprometa al menos algo en la vida de la Iglesia.

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27.01.15

Aquella cunicular expresión

El lenguaje es más equívoco de lo que parece. Cuando un español viaja a Hispanoamérica, y hablamos todos español, sabe que ha de andarse con sumo cuidado con las cosas que dice. La más mínima frase hecha, la aparentemente más inocente comparación, lo que en España es una simple broma, en algunos países es altamente ofensivo y palabras en la península completamente inocentes en algunos países son expresiones de lo más soez. Todos tenemos mil anécdotas.

Con perdón de un lado y otro del charco, y por poner un ejemplo, en Hispanoamérica, en general, no tiene mayor connotación ni especial problema utilizar la expresión “jodido”. En España es algo muy fuerte. Al revés, en España se puede perfectamente ir de culo, cosa que dicha en tierras hermanas supone una grosería de las gordas.

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26.01.15

Rafaela: no me pienso casar con él

¡Qué insondables los caminos de Dios! ¿Quién conoce su mente? ¿Qué criterios utiliza el Padre Dios para llamar a un hombre al sacerdocio?

Evidentemente no se fija en la altura física, porque desde los dos diez de don Crisanto, hasta el uno cincuenta de don Fermín anda que no caben curas, y todavía alguno habrá que aún se salga de esos parámetros. Si de orondez, qué vamos a contar. Algunos gorditos, lustrosos como un chotito recién mamao que decían en el pueblo. Otros más flacos que Tizona del Campeador. Los hay de grandes melenas y otros calvos como remates de comulgatorio. Más guapos que un angelito de Murillo y feos como una desafortunada caricatura de Picio.

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24.01.15

Extraordinario descubrimiento teológico

Tiene que ser la repera. Veinte siglos pensando que las cosas eran de una manera y significaban una cosa y llegar a descubrir un error en raíz que sin duda dará un vuelco total a la teología católica.

Curiosamente del asunto en cuestión, fundamental asunto sin duda alguna, no se percataron los padres de la Iglesia. Cuesta trabajo comprenderlo, pero a San Agustín se le pasó completamente la cuestión y por más que se ha trabajado toda la patrología, nada de nada. Estudiados Tertuliano y Jerónimo, Mamerto y Paciano, Ireneo y Atanasio, Clemente, Epifanio y los dos Macarios. Nada. Ni una palabra sobre el particular.

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23.01.15

El señor cura no tiene tiempo

A los curas, cosa curiosa, como a los demás mortales, se nos regalan exactamente 24 horas cada día. Independientemente que seamos jóvenes o viejos, habitantes del llano, la montaña, el desierto o la selva virgen, seculares o regulares, párrocos, profesores, capellanes o jubilados. 24 horas diarias. Ni una más ni una menos.

Responsabilidad nuestra es saber cómo emplearlas y en qué circunstancias poder decir “no tengo tiempo”. Porque tiempo tenemos como todos. Insisto que bien distinto es saber en qué decidimos aprovecharlo.

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