Historias de la capilla de adoración perpetua: me llevo el mocho
Acudir cada día y cada noche a la capilla de adoración perpetua no nos libra de manías personales ni es antídoto frente a las pequeñeces humanas. Anoche tuvimos reunión de coordinadores de turnos de adoración y la verdad es que fue una reunión interesante, provechosa y, sobre todo, divertida. ¡Ay Señor, qué cosas nos pasan a los humanos! Tantas las anécdotas, tantas las curiosidades que les dije: “mañana tengo que escribir alguna en el blog”.
Los protagonistas son adoradores, gente extraordinaria, buena donde la haya, enamorados del Santísimo, y que todo lo que les pasa es a base de buena voluntad, generosidad y amor a la Eucaristía. Pero es que tenemos a veces unas ocurrencias… Les cuento tres o cuatro anécdotas de estos últimos días.