Al amigo, al enemigo y al indiferente
El ideal, lo que todos queremos, pretendemos y exigimos es que a todos se nos trate por igual. Desde niños. Las comparaciones no son para nada odiosas, sino muy clarificadoras. A ver, ¿por qué a Fulano se le permite y a Mengano no? Nos puede suceder en las parroquias a nada que nos descuidemos.
Llegan D. Fulano, o Puri la catequista, o Manolo el de las palmadas en la espalda y todo son facilidades. Por Dios, D. Fulano, el bautizo cuando quiera, la charla ya veremos. Puri, lo que sea, ya sabes que me fio de ti. Manolo, o D. Manuel, cuánto me gustaría que se encargara de tal cosa, ya sabe que usted en la parroquia es persona de confianza y lo de la misa por el cumpleaños de su madre sin problema, cuando quiera y donde quiera.