La cantidad de tiempo que empleamos en reuniones, programaciones, puestas en común, reflexiones, compartir experiencias, lluvias de ideas. No sé qué pensarán mis amabilísimos lectores, pero mi impresión, la mía, es la de salir de la gran mayoría de esos encuentros con la sensación de tiempo perdido.
A la par que cuento esto, es sorprendente, en estos tiempos de eficacia y secularismo, cómo se propagan las capillas de adoración perpetua, creo que en España ya tenemos setenta, doce de ellas en la comunidad de Madrid.
En estas capillas pude comprobar personalmente, ya saben que la de Tres Olivos fue iniciativa de un servidor y ya ha cumplido diez años, cómo los adoradores habían encontrado lo fundamental: oración, misa, confesiones pero que no eran especialmente entusiastas de demasiadas reuniones.
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