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19.05.13

Tiro al cura

En apenas un par de días han salido a la prensa dos supuestos casos más de conducta impropia de un sacerdote en el terreno afectivo: el párroco de Churra (Murcia) y el rector del seminario de Castellón. No ha habido juicio, ni sentencia, ni pruebas. Han bastado un video y unas fotos en un caso y la denuncia de un chavalote en otro. Con eso, los medios de comunicación han sacado el ventilador de las cosas sucias y se ha producido la condena mediática de los dos.

No voy a negar que entre los sacerdotes y religiosos se han producido casos de abusos a menores y de conductas del todo inadecuadas. La iglesia tiene un protocolo de actuación para esos casos que incluye la entrega del implicado a las autoridades civiles. Para un servidor bastaría un solo caso para que fuera una barbaridad. Desgraciadamente han sido unos cuantos.

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18.05.13

Desventuras de un párroco en urgencias

Soy de natural poco dado a médicos y remedios: controles de colesterol y las imprescindibles revisiones de bajos. Fuera de eso creo que la última vez que acudí al servicio de urgencias de un hospital debió ser hace más de veinticinco años por un esguince. Afición, lo que se dice afición, la justa.

El martes volví a un servicio de urgencias. Tras una noche toledana, con sensación de falta de aire y opresión en el pecho, y llamada a un amigo médico, pareció lo más conveniente.

Fue llegar, explicar lo que me sucedía y en poco tiempo me estaban realizando un electrocardiograma. Ahí comenzaron los sobresaltos.

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16.05.13

Foro de curas de Vizcaya: goma-2 contra la adoración eucarística

El foro de curas de Vizcaya acaba de publicar su última hediondez. Una nota de su comisión permanente con el pomposo título de “Liturgia y clericalismo” y que es un dechado de soberbia, mala voluntad, desprecio a la doctrina de la Iglesia, inquina contra su obispo y mala leche a raudales.

Como es costumbre en ellos, una reflexión teológica inexistente, dos patadas en el cielo de la boca a todos los que piensan de forma distinta y cero propuestas de futuro.

A un servidor que vuelvan a hablar de liturgismo, falta de democracia interna, cristianismo teórico, exceso de clericalismo, y que esto lo saquen en consecuencia de la lectura de un libro de González Faus, me deja completamente frío. Tanto como lo del espíritu del concilio, la primavera eclesial, su curiosa forma de entender la opción por los pobres y la venta del Vaticano. No me produce la más mínima emoción.

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Ya va siendo hora de superar a Boff

A finales de los setenta, no digamos en los ochenta, no había parroquia, movimiento, asociación o grupúsculo que no tuviera como uno de sus principales libros de referencia para su “formación” cristiana alguno de los libros de Leonardo Boff, especialmente “Los sacramentos de la vida”. ¿Quién de nosotros no se sabe la historieta del sacramento de la colilla, el pan o la vela de navidad?

Aquel librito ayudaba a entrar en lo simbólico, pero poca cosa más. Porque la institución de los sacramentos por Cristo había que entenderla según y cómo y lo de los sacramentos como fuente de gracia pues cómo y según. Es decir, que se recreaba en lo secundario para pasar de puntillas por lo fundamental.

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15.05.13

San Isidro: una anécdota de pueblo


Hoy es San Isidro. Patrón de Madrid. Patrón de agricultores y ganaderos. Fiesta grande en cualquier pueblo de tradición agrícola. Y me he acordado de una anécdota que me pasó en uno de los pueblos en los que fui párroco varios años.

Imaginen la situación. Misa solemne del santo. Labradores y ganaderos con su mejor traje. La corporación municipal en pleno. Y al acabar la misa, la procesión.

Veamos la escena. El santo a hombros de la gente del campo. Tras él, el señor cura párroco revestido de capa pluvial y lo que haga falta. Le sigue el mayordomo del santo con el cetro en la mano. Junto a él, el alcalde y demás fuerzas vivas como está mandado. Al lado, la banda de música que irá acompañando el cortejo. Hemos salido a la calle y estamos esperando que se organice la procesión en el siguiente orden: cruz alzada; gente a caballo, carros tirados por caballerías y mulas sobre los cuales van adultos y niños vestidos con el traje serrano. Después, los tractores adornados hasta decir basta y cargados de niños que ya no caben más. Y cuando ya han pasado estos, la banda de música, el santo, el cura, las autoridades, la gente… Bien, ¿eh?

Pues sigan poniendo imaginación. Acabamos de salir a la calle y comienza a organizarse la procesión. Y en el momento en que aparece el primer tractor, la banda de música siente un irrefrenable deseo de ofrecer sus notas y se arranca a tocar esa canción que empieza así: “Tengo un tractor amarillo…” La gente no sabía qué hacer. Y me miraron. Mi respuesta fue tan simple como una sonora carcajada. Yo creo que San Isidro soltó otra.