Prudencia o pusilanimidad
No está nada clara la cosa. Uno no sabe muy bien si la prudencia no pueda disfrazar la pusilanimidad, o si la cobardía y el temor no santo preferimos disfrazarlas de prudencia evangélica. O si la que llamamos prudencia no es más que pura comodidad y ganas de no complicarnos la vida.
El hecho es que hay cosas que nos queman, nos abrasan por dentro y nos callamos por la cosa de ser prudentes, no liarla, no echar fuego o mejor no dar argumentos a los de “fuera”. Desde luego es lo más conveniente humanamente hablando. Pero… Aquí hay un problema y serio. Y es el que tenemos los que somos conocidos, leídos, seguidos y comentados.