Telepastoreo
La gente se me queda a cuadros cuando les digo que desde la pandemia dedico bastante tiempo al teletrabajo. Comprendo que pueda resultar extraño, pero es lo que hay. Hablo de esto para que seamos conscientes de las posibilidades que las redes sociales ofrecen para el trabajo pastoral.
Mis tres parroquias físicas dan de sí lo que dan de sí. El padrón ¡entre las tres! apenas pasa de los cuatrocientos habitantes. Las misas, en días laborables, oscilan entre cero fieles, en alguna ocasión, a ocho o diez en los mejores días. Los domingos, ¿sesenta o setenta entre las tres? En verano más, claro, pero de septiembre a junio es lo que hay y poco más. Llevo dos años sin catequesis de infancia. Este año comienza un niño, uno, y entiendo que la familia haya decidido que haga su catequesis en Buitrago, donde siempre hay grupo. Así que las posibilidades son justas: misas dominicales y feriales, rezo del rosario y exposición del Santísimo cada día, disponibilidad para confesiones, visitar algún anciano, entierros cuando surgen, la adoración al Santísimo prolongada un par de veces al mes, fiestas patronales y tradicionales y poquito más.