Multitud
Cuando llegué de párroco a mis pueblos me ofrecieron una máxima que conservo entre algodones hasta el día de hoy. Ante cualquier convocatoria eclesial: una persona, normal; dos, buena respuesta; tres, multitud.
Dicho esto, multitudes ayer y antes de ayer. Se nos ocurrió celebrar la vigilia de la Inmaculada en Braojos. Algo sencillo: exposición del Santísimo, rezo del santo rosario y misa de la Inmaculada. La cosa no pintaba nada bien. Amenazas de nieve y hielo hasta por televisión, frio hasta decir basta y, el domingo, nos habíamos quedado sin calefacción.
¿Qué es esto para nosotros? Se lo dije el domingo: lo de la calefacción no es más que una añagaza del demonio para que nos quedemos en casa. Pero nosotros, serranos, no nos dejamos intimidar por ocho grados de más ni mucho menos de menos. Bufanda, gorro, buenas botas y sea lo que Dios quiera.