El consejo de administración
En pocos días he tenido casi idéntica conversación con dos compañeros sacerdotes y bregados en muchos años de ministerio: tenemos las parroquias vacías. Es la realidad, salvo excepciones del todo excepcionales. La inmensa mayoría de nuestras parroquias languidecen, se van muriendo. Otro me decía que este año, por primera vez, no tenía niños en catequesis de primera comunión.
Qué triste la reflexión de uno de estos compañeros: veinticinco años en esta parroquia y se me ha vaciado. Qué sensación de fracaso. Qué mal lo he hecho.
No cabe duda de que si estamos así, algo de culpa tendremos los sacerdotes, pero me van a permitir que me quede con eso: ALGO. Solo ALGO.