Morito, jamón y tintorro
Antes de nada por favor, no se me ofendan antes de tiempo. Según el diccionario de la legua, el de la Real Academia, moro es “que profesa la religión islámica”.
A mí que un morito se meta entre pecho y espalda sus buenos bocatas de jamón, y los acompañe con un tintorro de mediana calidad no me parece ni bien ni mal. Allá él con su conciencia y con el imán.
Ahora bien, si resulta que el morito es profesor de islamismo en una escuela, y al acabar las clases los alumnos se le encuentran disfrutando de las bondades del cerdo y degustando los alcoholes más variados, pues no sería de extrañar que su carrera docente fuera más bien breve. Es decir, para que se me entienda todo, entiendo que es incompatible dar clase de algo, especialmente en lo que afecta la moral y las creencias, y llevar públicamente una vida contraria a lo que se enseña.