Todo el día de jolgorio
El invierno, en estos pueblos, es pura tranquidad. En llegando el verano… hay que ver cómo cambia todo. De un día para otro. Estas son mis previsiones para las próximas semanas:
14 de junio, sábado. Fiesta de san Antonio en Gandullas. Misa, procesión y subasta a las 18 h.
18 de junio. Comienzo de la novena del Sagrado Corazón de Jesús en Braojos
22 de junio, domingo. Corpus Christi
Sábado 21. 19 h. La Serna del Monte. Misa y procesión.
11 h. Misa y procesión en Gandullas
12:15 h. Misa y procesión en Piñuécar
13:30 h. Misa y procesión en Braojos
27 de junio. Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús
28 y 29 de junio. Fiesta en Piñuécar. Los dos días, por la mañana, misa, procesión y subata de varas y ramos.
5 y 6 de julio. Fiesta en Gandullas. Los dos días, por la mañana, misa, procesión y subasta de varas y ramos
7 de julio. Comienza la novena de la Virgen del Carmen en Braojos
16 de julio. Fiesta de la Virgen del Carmen
25 de julio. 13 h. Misa y procesión con la Virgen en Braojos y subasta de varas y ramos
Y vendrán agosto y septiembre…
Añadan lo de diario: rosario, exposición y misa cada día en un pueblo, misas dominicales en las cuatro parroquias, atención a los enfermos, vida habitual de las parroquias y lo que vaya surgiendo. Aburridos no estamos, para nada.
¿Qué hacéis en los pueblos? ¿No os aburrís? Quizá en invierno algo. Pero llega primavera y verano y esto es un no parar. Una enorme alegría ver en la iglesia a tanta gente, vecinos de siempre y muchos hijos del pueblo que acuden a sus orígenes para celebrar las fiestas. Oportunidad de rezar, predicar, animar en la vida de fe. Ahí se mezcla todo: fe, costumbre, tradición. Pero todo en torno a la Virgen o a los santos.
Me encantan estas fiestas. La verdad es que disfruto mucho animando, celebrando, compartiendo con la gente la misa, la procesión y ese aperitivo compartido que nunca falta. Esto es ser cura de pueblo: convivir, celebrar, cuidar la fe y sus expresiones más tradicionales, animar en la transmisión de todo esto a los que vengan. Todo, sí. Porque la fe pura debe existir en el cielo en manos de los ángeles. En la tierra la fe es más compleja. O al menos en mis pueblos es así.
La fe se cuida, conserva y transmite con un conjunto de signos donde se mezclan esas hermandades que se mantienen milagrosamente vivas, sus típicos trajes serranos, las jotas en honor de la Virgen o los santos, pujar por una vara o un ramo, asistir a la santa misa y a la procesión y sacar un refresco para todos. Y ahí la labor del señor cura es estar, animar, celebrar con toda dignidad y decir una palabra en la homilía que ayude a seguir descubriendo el sentido de fe de lo que se celebra.
35 comentarios
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Querido cura Jorge, con todo el respeto… pero ese texto suyo parece el guion de un sketch de José Mota en Semana Santa. Mezclar la santa misa, que es el acto más sagrado , con "pujar por una vara", "sacar un refresco" o "trajes serranos" como si todo estuviera al mismo nivel… chirría más que una puerta de sacristía sin engrasar.
Entiendo que quiere transmitir una idea de fe popular, viva y festiva en tono campechano —lo cual es valioso—, pero lo que hace es un batiburrillo sin jerarquía donde el sacrificio eucarístico queda en la misma balanza que un bote de Fanta y un zapateado de jota. Eso, padre, no es inculturación… es confusión litúrgica con extra de caspa.
La fe no se transmite solo con folclore simpático, ni se conserva a base de refrescos o rifas por un ramo. Es como decir que la resurrección de Cristo y la rifa del jamón de la parroquia son dos misterios igualmente profundos. ¡Hombre, no!
Así que, por favor, un poco de orden teológico: la misa al altar, el refresco al merendero, y la jota, con gusto, pero después de comulgar. Porque si no, acabamos celebrando una romería como si fuera un guateque con sotana y estampitas. Y eso, aunque sea muy simpático, no es lo que dijo el Concilio Vaticano II… ni San Pablo, ni mucho menos Jesucristo.
¿quiere usted la receta para que la Fe crezca? Léase el punto 94 del Catecismo Mayor, y trasmítalo en sus homilías a sus feligreses. No falla!
Yo he veraneado algunos años en un pueblo de León, que por cierto no era mi pueblo, yo he nacido en Madrid city, y toda mi familia es burgalesa; norte de España igual que León, pero nada más, y los maragatos, dicen: las fiesta son las 3 "m": Misa, mesa, música. La fe va mezclada con la mesa y con la música, música pero no gregoriano, "paquito el chocolatero"... Madre mía, yo sería incapaz de vivir en un pueblo, es en la ciudad y cuando hay mesa me largo... y eso que a mí el ayuno me cuesta...
El pueblo español siempre ha sido "hacia fuera", frente a los otros (luego hablan de "comunidades" a lo protestante, cuando aquí en ese sentido lo importante son las familias), y nuestras tradiciones religiosas son siempre saliendo a la calle, con "honra", con mucha vocinglería, y tal como somos los españoles, humanos... demasiado humanos, pero también místicos y ascetas, porque tenemos muchas Gracias y Tesoros espirituales de los que nos precedieron, y sobre todo el milagro de fe traído por la Virgen María y Santiago Apóstol, con el Pilar de la Virgen ya dos mil años manteniendo la fe en esta piel de toro, gracias a Dios.
Entonces a celebrar el mes de Junio, el mes del Sagrado Corazón de Jesús y el mes de la humildad de los normales, sin orgullos satánicos manchados y contaminados con la toxina del pecado y la vileza.
Lo más bello de las fiestas de pueblo es la cercanía. En las ciudades, las fiestas cívicas, populares y hasta religiosas, pueden ser multitudinarias, pero uno acaba moviéndose entre un tumulto de desconocidos, en el que es raro encontrarse con alguien conocido. En los pueblos pequeños, los habitantes se conocen por el nombre y, en las fiestas, más bien lo raro es encontrarse con una cara nueva.
Hace muchos años, tuve la oportunidad de pasar unas vacaciones en un pueblito montañés de apenas una iglesia y diez casas. No había hotel y fui huésped de una de las familias. El cura no residía en el lugar porque, al igual que usted, tenía varios pueblos a cargo. Allí tuve el privilegio de estar presente en la fiesta de Corpus Christi. Todos los habitantes del lugar (y yo, que era el forastero), nos acomodamos holgadamente en las bancas sin llegar a ocuparlas todas. Después de la Misa, la procesión recorríó las calles de tierra alrededor del templo. Los niños la encabezaban con canastas de flores que iban lanzando al suelo por donde pasaría el Santísimo. Los padres de familia se turnaban para sostener las astas del palio y, todos los demás, atrás, íbamos cantando.
Aquello no tenía nada de espectacular, no era Sevilla en Semana Santa, pero puedo decirle que nunca antes y nunca después, he estado en una procesión de Corpus con tan profundo e intenso fervor de adoración eucarística.
Después de la celebración, la comida, servida al aire libre bajo la sombra de unos árboles, fue un verdadero banquete. La carne del joven ternero y del gran cerdo que habían matado la víspera estaba en el asador de leña y, en los enormes calderos llenos de sopa, abundaban pollos y gallinas que picoteaban hasta el día anterior en los patios de las casas, así como verduras y legumbres cultivados en los mismos patios. Postres, para escoger, porque cada señora llevó el suyo.
Lo mejor de todo, sobra decirlo, fue el constante intercambio de sonrisas y miradas amistosas.
En las fiestas de pueblos pequeños, es donde uno descubre que la experiencia grandiosa es superada, por mucho, por la convivencia cercana.
Rezo su Ave María.
Jesús también se sentó en el campo para comer con la multitud, para animarles. Es de suponer que también hubo alguna bebida, al menos, seguro, agua. Entonces no había CocaCola y otros similares de hoy día, pero seguro que después de escuchar al Señor, comieron y bebieron y lo pasaron tan bien que querían nombrarle rey (lea los evangelios; lo cuentan muy bien).
¿Cree, sinceramente, que san Pablo y sus compañeros, no comían ni bebían con los demás? Recuerde, aunque solo sean estos ejemplos, el caso del carcelero de Filipos, que al bautizarse él y toda su familia, subió a Pablo y a Silas a su casa "y les puso la mesa, y se regocijó con toda la familia". En la misma ciudad, Lidia, la tratante de púrpura, de Tiatira, también les invitó a residir en su casa, con todo lo que ello significa.
No creo piense que los cristianos no debemos tener alegría, producida por la fe, precisamente por la resurrección del Señor y por la esperanza en la vida eterna. ¿Quién puede estar más orgulloso, feliz, alegre y demostrarlo siempre que pueda?
D. Jorge hace lo mismo que su Maestro: identificarse con el pueblo a él encomendado para ayudarle a conseguir esa vida eterna.
Ave María.
Qué sería de un cura en esos pueblos si no hiciera suyas las tradiciones y costumbres de esos pueblos... si no supiera mantener y resaltar lo que de espiritual tienen esas fiestas con su liturgia centenaria....
¿Que pasaría si un cura se presenta en estos pueblos con la podadera para "cortar por lo sano" lo que no es auténticamente crstiano y no está en línea con la doctrina y liturgia de la Iglesia?
Queriendo arrancar como una mala hiberva, lo que ha crecido de profano e irreverente? al rededor de esas fiestas de Santos y de la Virgen, o de las vírgenes como dicen ellos?
¿Cortamos el árbol torcido o tratamos de enderezarlo a pesar del poco éxito esperado?
Eso se sabe al ver el resultado de donde no hay árbol ni torcido ni derecho.
Va a resultar que es como el amor a los enemigos: no es perfecto pero... algo es algo... mejor que nada... quizás sea así en todo también en lo que nosotros no fallamos y fallan otros
Pero una cosa sí que deberia cuidarse, la cercania efectiva del obidpo con estos pueblos y enviarles un sacerdote que en esos dias mas ajetreados ayudasen y aprendiesen.
Por supuesto Jesús comía y bebía, pero una cosa es comer y beber, y otra la juerga, y la fiesta, el zapateo, los bailes, los trajes regionales, que no no ... estamos en un valle de lágrimas ¿no se acuerdan? Ni siquiera en la boda de Caná hubo zapateo, ni trajes regionales, ni jolgorio, eso si hubo buen vino.
Quiero decir a mí no me molestan las fiestas en los pueblos, la música y esas cosas, pero la misa tiene que ser lo que es, el sacrificio redentor de NSJ.
Ahora bien, sepan ustedes que al cielo no se entra por no haber hecho nada malo, al cielo se entra por haber amado. Hay que amar, y el amor en cristiano es ágape. Esta es nuestra religión católica, luego hay otras religiones que dicen otras cosas... Nuestra religión también dice: hijo cuando puedas tómate un descanso.
Jordán: con todo respeto, parece que no ha recibido las aguas sanadoras del río de su nombre.
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Tito, con todo el respeto, no es que me haya bebido un traguito simbólico del Jordán… es que he tenido un encuentro real con Cristo resucitado, y que por Gracia se mantiene en el tiempo para que no caiga, y cuando eso te ocurre, te cambia la mirada, el alma y —sí— también el criterio litúrgico.
Por eso, me resulta una verdadera afrenta visual y espiritual leer un párrafo que mete en la misma lista y en el mismo plano la santa Misa, que es el sacrificio redentor del Hijo de Dios, con refrescos, trajes típicos y pujas por una vara. ¡Vamos, como si todo fuera parte del mismo pack festivo de fin de semana! ¿Le queda claro?
No se trata de despreciar lo popular ni lo festivo —Dios nos libre de ser aguafiestas—, pero sí de distinguir lo sagrado de lo pintoresco, lo eterno de lo folklórico. Porque si empezamos a igualarlo todo, acabaremos sirviendo Coca-Cola en el ofertorio y bailando una jota en lugar del credo.
Así que no es vinagre, Tito. Es fuego del Espíritu y hambre de Verdad. Que no se confunda.
Y es que conviene recordar —porque a veces parece que se olvida— que la fe no crece ni madura con trajes regionales, ni con subastas de varas, ni con meriendas populares. La fe crece según el Catecismo de la Iglesia Católica, punto 94, por la contemplación y estudio de los creyentes, la comprensión profunda a través de la experiencia espiritual, y la predicación de los sucesores de los apóstoles. Lo demás puede ser color, identidad, expresión cultural… pero no es alimento sólido para el alma. Si reducimos la transmisión de la fe a costumbres locales, lo que generamos es un cordón umbilical débil y sentimental, que no resiste una sacudida ideológica ni un verano de TikTok. Así, los adolescentes terminan poniendo más ilusión en beber de un porrón que en recibir la Eucaristía, y lo que es más grave: ven la comunión como algo simbólico, aburrido, y sin vida. Y eso no es culpa suya: es el resultado de confundir el Evangelio con la verbena.
¡Basta ya de disfrazar la fe con folklore y sentimentalismo de feria! ¡Basta ya de mantener a Cristo en la sacristía mientras la plaza se llena de idolatría popular azucarada! Si para muchos la misa es solo la antesala de la comida y la rifa del jamón, no estamos evangelizando: estamos anestesiando almas con tradición vacía. Eso no es Iglesia viva, eso es espiritualidad embutida y embriagada, y no salvará a nadie.
Porque no lo olvidemos: todos —¡todos!— estamos llamados a tener un encuentro real y personal con Cristo resucitado en esta vida, no en teorías, no en tradiciones vacías, sino en carne viva, en el alma despierta y ardiendo. Y cuando ese encuentro sucede —cuando uno ha mirado a los ojos al Señor que ha vencido la muerte—, ya no se puede seguir jugando a confundir lo sagrado con lo folclórico, ni colocar la misa entre jotas y jamones como si fuera un acto más del programa de fiestas.
Ese encuentro te sacude, te rompe, te convierte. Te abre los ojos a la majestad del misterio eucarístico y te impide caer en esas mezcolanzas sacrílegas donde Cristo es uno más entre los refrescos y las bandas de música. No. Él es el centro, el fuego, el motivo y el fin. Y hasta que no volvamos a proclamarlo así, con claridad y sin complejos, seguiremos manteniendo una fe tibia, sentimental y casi cómica, en vez de una fe que salve.
Dice usted : "que no no ... estamos en un valle de lágrimas ¿no se acuerdan?"
Sí; nos acordamos cada día con lo que nos rodea: guerras crueles y largas con cientos de muertos inocentes, personas con enfermedades tipo esclerosis lateral amiotrófica, esquizofrenia, retraso mental , parálisis cerebral.... y similares, familias rotas por algo que parecía una idiotez y creció como una bola de nieve hasta romper la convivencia. No sigo porque la lista es larga
Claro que sabemos que hay dolor, tristeza, injusticia, odio, desigualdad. Lo sabemos y lo sufrimos en nuestras carnes
Pero ... no es cristiano profundizar y hurgar excesivamente en esa visión de " VALLE DE LÁGRIMAS " porque ya nos dice el Salmo 33, 17-23 que" el Señor está cerca de los atribulados" y el Salmo 104,2-7 "que se alegren los que buscan al Señor"
Hace 36 años un sacerdote del Opus escribió un libro
"Siempre alegres para hacer felices a los demás" el sacerdote era Jesús Urteaga Loidi, nació en 1921 y murió en 2009 y el libro lo publicó Rialp ( editorial del Opus ) y cuando el pesimismo nos ataca no es malo leer algo de este libro que creo que como es antiguo se puede leer gratis en internet descargándolo en formato pdf.
Por esa lógica, por ejemplo el Domingo de Resurrección o en Navidades, después de la Misa las familias tampoco pueden tener sus banquetes???
Algunos tienen vocación de eremita, pero no es que todos tengan que seguir esa vida.
Además la Misa no es sólo el sacrifício incruento de Cristo, es Memorial de su Muerte pero también de su Resurrección.
A mí las fiestas me aburren, me aburren hasta el tedio. Me aburren hasta las terrazas, en cuanto tomo la consumición ya me quiero marchar, a partir de eses momento es como si la silla tuviera pinchos. Socorro, auxilio, sáquenme de aquí. Que aburrimiento... Y no depende de con quién esté, con quien esté, da igual, con el único que puedo estar estar sin aburrirme es con el Señor, pero para estar con el Señor hay que ir al Sagrario, no a una terraza.
¨¨
Anawin, tienes toda la razón al decir que el Sagrario es el lugar privilegiado para estar con el Señor, pero permíteme añadir algo que nos golpea con fuerza evangélica: pasar un domingo más tiempo en una terraza que en las cosas de Dios es como dar una patada al rostro del Evangelio, en especial a ese pasaje donde Cristo nos dice con humildad desarmante: “No he venido a ser servido, sino a servir” (Mt 20,28).
Porque, a veces, es más fácil encontrar a Cristo en ese camarero mal pagado, con las piernas hinchadas y la sonrisa forzada, que en ese grupo de humanos con sus lorzas bien aireadas, sentados como demonios hambrientos, esperando la siguiente ración de morcilla como si fuese maná celestial.
El Señor está en el Sagrario, sí. Pero también se oculta en el último, en el cansado, en el explotado, en el que sirve. Y si no somos capaces de ver a Cristo en ambos lugares —en la custodia y en el delantal manchado del camarero que no ha dormido—, entonces nuestra fe es puro ritualismo sin encarnación. Y eso, querido Anawin, no es fe: es teatro sacro con menú del día.
No creo que haya que darle lecciones al Padre Jorge de Pastoral, Doctrina o Evangelización.
El artículo nos muestra que la vida en los pueblos no es tan aburrida como se pueda pensar, por una parte.
Por otra, que los cristianos pueden (se escribo "deben de" quizás anawim me apedree...) aprovechar estas ocasiones festivas para acercarse a la gente, en un tipo de preevangelización. Y alegrarse junto con los que comparten su misma práctica de fe, en un modo sano. O será que amar al próxjmo es sólo apuntarle lo que hace mal?
Y para DEO GRATIAS: dé usted gracias a Dios por habernos permitido comer chorizo a los cristianos, mientras que a los judíos se lo ha impedido.
Hace años asistía a una misa rociera que se hacía una vez al mes en una parroquia de mi ciudad y no oí que se dijera "olé olé" más que al final de la misa que es cuando se canta la salve rociera, no en la consagración.
No veo el problema: Jesús murió y RESUCITÓ y al final de la misa dejamos constancia de que proclamamos su resurrección, pues antes de irnos bien se puede cantar a nuestra madre una salve, rociera o no rociera, igual da, de las dos formas las he cantado y con el mismo respeto a la Virgen y a la misa que se acaba de celebrar.
Igualmente la entrada en la iglesia no tiene por qué ser triste: que alegría cuando me dijeron vamos a la casa del Señor.... etc. Algo que sí sería inapropriado en la consagración no lo es en otros momentos de la misa.
Así que no considere falta de respeto lo que a usted no le gusta, porque a lo mejor Dios no comparte sus juicios y aprecia la buena intención de unos cantos rocieros tanto como la buena intención de unos cantos gregorianos.
Ave María
La fe es vida que se vive en comunidad.
Y en los pueblos aún se conserva, mejor que en las ciudades.
Las iglesias de la meseta y la más característica es la de Sepulveda, no solo eran lugares donde se rezaba y se daba culto a Dios, tambien eran lugares donde se reunían los hombres cerca de Dios "Dios mediante" para ponerse de acuerdo en la la manera de vivir y de llegar a acuerdos cristiamente.
Y esta función de la Iglesia no era algo de poca importancia pues las iglesias tenían un atrio abierto hacia el sur, para estar más cómodamente reunidos en los fríos inviernos y acordar fraternalmente asuntos de convivencia.
Vivir como hermanos no es solamente rezar juntos, también es festejar juntos, alegrarse juntos y exteriorizar esa alegría en los acontecimientos importantes que recuerda la Iglesia.
Es posible que ustedes se escandalizaran si viesen las misas que por Navidad se celebran en Braojos con la "pastorela", que consiste en unas personas vestidos de pastores que dan gloria a Dios bailando, mientras el pueblo canta el "gloria in excelsis Deo" y otros momentos de la misa en que recuerdan la adoración de los pastores.
Yo lo presencié con mis hijos y mis nietos y les pareció una auténtica manera de celebrar la misa de Navidad. El cristianismo en la meseta impregnaba toda la vida y recordarlo, es recordar nuestros firmes cimientos, lastima que lo que hoy está construido encima de aquellos cimientos no sea tan sólido y no se manifieste tan claramente en todos los momentos de la vida.
No estaría nada mal recuperar aquellos tiempos. Por falta de interés y teson del P. Jorge no será.
En el bien entendido de que los excesos y abusos sobran.
Lo que pasa es que algunos llevan los bien entendidos en la parte trasera del semoviente.
2. Porque la Resurrección de Jesús es la fiesta dominical de la Vida. ¿Qué padre no celebra una fiesta en pos del hijo pródigo? ¡Cuánto más nuestro Padre amoroso!
3. El día de fiesta, por lo general el Domingo, es el día de estar en en familia, en comunidad cristiana, para compartir momentos de alegría y fortalecer los lazos familiares.
4. La fiesta es una oportunidad única para redescubrir el Amor de Dios en la vida cotidiana y para vivir cada día con una mayor conciencia de Su Presencia. La fiesta es un recordatorio de la esperanza en la Resurrección de Jesús y de la alegría de pertenecer a la Iglesia. Jesús Sacramentado nos invita a la fiesta del banquete de bodas como los esposos a la fiesta de su boda.
5. Santificar la fiesta nos ayuda a redescubrir la Caridad de Dios en lo cotidiano, pues es esencial para la vida cristiana, ya que implica dedicar tiempo a la oración, la meditación y la celebración de la liturgia, así como abstenerse de trabajos innecesarios para poder disfrutar de la paz y la alegría del Día del Señor.
6. La procesión nos recuerda la vida cotidiana del cristiano en medio del mundo, de vivir cada día con esperanza y alegría, sabiendo que se está en manos de un Padre amoroso, de un Hermano Mayor que ha alcanzado el Calvario con todas las cruces del mundo sin odio a los obstáculos que se presentan cada día por causa del Pecado y de un Espíritu Santo que es puro Amor-Caridad que en la celebración de la fiesta nos santifica.
7. Nosotros, en las manos de Dios Padre, siguiendo y cargando nuestra cruz con amor-caridad a Su Hijo y en la pureza y santificación del Espíritu Santo, desde nuestra santidad por obra de Dios santificamos Su Nombre y Su Creación dando prioridad a la oración y la meditación, no sólo por el hecho de asistir a la Santa Misa, sino también por dedicar tiempo a la oración personal y la reflexión sobre la Palabra de Dios, al descansar del trabajo que impide la práctica de la fe y el disfrute del día de fiesta. Y en la celebración litúrgica que nos lleva a vivir con esperanza y alegría la Caridad de Dios en la vida cotidiana y para vivir cada día con una mayor conciencia de que somos hijos adoptivos de Dios.
Cada pueblo tiene sus costumbres, y la Iglesia tiene sus ritos. Los hay mejores y los hay peores, eso es como la obisperia, surtida de lo más variado y no siempre al gusto de todo el mundo. Yo tengo mis preferencias, las cosas a mi manera, como decía san Felipe Neri, y si hay duda lo mejor es acogerse a la regla de san Bruno, el silencio es maravilloso.
Ave María.
El ser humano, el hijo de Dios lo es integralmente, siempre y en todas circunstancias y la liturgia no puede anular las manifestaciones personales o sociales de alabar a Dios.
No es mezclar las churras con las merinas, no, es expresarse como se es, espirital y material, alma y cuerpo, sus vivencias y su cultura.
Aunque algunas canciones religiosas se han aproximado, en la liturgia universal de la Iglesia no se ha incluido la alabanza a Cristo que le dijo aquella mujer desde lo más profundo de su corazón con su forma de ser y su lenguaje: "
dichoso el vientre que te llevó y los pecho que te amamantaron". Creo que ninguna alabanza agradaría tanto a Jesucristo como quella.
En la creación se dice que todo era bueno, todo, y lo mejor el ser humano que los creó sexuados: hombre y mujer los creó. Con sentimientos, sensualidad y expresiones diferentes.
Ami me parece, cosas mías, que la alabanza de aquella mujer que, no sólo sabía, sino que había sentido lo que es tener en su vientre, parir y alimentar con sus pechos, no es normal que salga co la misma autenticidad de la boca de un hombre.
Las culturas, que se está cargando la globalizacion, también es, era, diferente de unas regiones a otras y la manera de expresar los sentimientos también. La tierra actúa influyendo en el hombre y el hombre actúa y modifica en parte a la tierra.
A un Castellano nos cuesta entender las expresiones andaluzas y las procesiones de Semana Santa y no digamos El Rocío. Sevilla y Zamora, lo mismo y tan diferente.
Si en un pueblo la alegría se manifiesta bailando, cantando y comiendo juntos, se manifestará de esta manera en una boda, honrando a un Santo o en la celebracio del nacimiento y resurrección de Jesucristo. Sí, sí, con bota de vino tinto, chorizo o los torreznillos de quien ejerce de sacristán en Braojos.
Así lo hicimos para celebrar el honrar a la madre y sentirnos unidos como hermanos cuando el rosario de hombres.
Y les aseguro que yo no asisto por los torreznos, pero claro que es un aliciente. Comer confraternizando, apretando la bota y por supuesto los torreznillos.
Estoy seguro, o por lo menos creo, que a la Virgen le gusto tanto vernos unidos confraternizando como tan seriecitos rezando el rosario
Y más porque éramos diferentes, no solo porque unos curas vistieron de paisano y otros con sotana, pero, ojito, todos hermanos. Esto es lo importante
Prueben, prueben y verán. Creo que lo entenderán alabaran.
Ni sesión vermut
Ni partido de fútbol
Ni romería
Ni verbena
Ni comida popular
Ni pasacalles con charanga
Misa rezada y a casa a pasar el día de la fiesta en silencio.
Iros a la m con perdón
Discernir cómo :
1. Ayudar a nuestra parroquia
2. Ayudar a los pobres cercanos
3. Ayudar a los pobres lejanos
4. Ayudar a los cristianos perseguidos
5. Ayudar a las misiones y misioneros en general
6. Ayudar a las asociaciones provida, profamilia y de buena ética médica
7. Ayudar a las asociaciones del catolicismo en la vida pública
8. Ayudar a los religiosos de clausura
9. Ayudar a todo lo anterior desde los medios de comunicación cristianos
Tratarlo en familia con la seriedad que requiere y cómo llevarlo a cabo; investigar, aprovechar para catequizar contra ONG aparentemente fiables etc
Todo eso lleva tiempo y se necesita pararse. Además sumar, la preparación de lecturas, rato de catequesis semanal, descanso en familia.
Usted haga lo que quiera Anónimo, pero yo prefiero sacar del domingo el alcohol, la verbena y el furbol
Anónimo, usted siga con su vermut y su futbol en el Dies Domini, y mala señal será que no sienta un gran vacio al ir acabándose el Domingo.
Parece que la fe auténtica, tuviera que estar cargada de seriedad y tristeza. Como si lo correcto después de una celebración religiosa, fuese irse a casa y cada uno a lo suyo.
Incluso se afirma en algún comentario que Jesús no "zapateo" en la celebracion de las bodas de Canaan. Pues no se si zapateo, pero me.inagino que si todos bailaron, comieron, cantaron y bebieron, Él, la Virgen y los discípulos harían lo.mismo, no desentonarian ni estarían por allí poniendo mala cara a los que lo hacían, antes que ser unos aguafiestas se habrían ido, o lo habrian condenado. Todo menos colaborar a la fiesta con abundante y buen vino.
Es significativo lo dicho por el Maestresala: Todos traen el buen vino al principio y luego (cuando los sentidos están un.poco nublados??) sirven el.peor.
El vino es malo cundo se cree que perjudica la salud o modifica los sentidos de manera importante.
Mi abuelo siempre tenía un jarrillo de vino en la mesa de la cocina y me hacía unas rebanadas de pan mojadas en vino y con azúcar estupendas. El creía que aquel poquito vino me fortalecida y me gustaba y desde luego nadie me ha dicho.que mis problemas vengan de aquello, y de alcohólico nada de nada, Son costumbres, son épocas con unos conocimientos concretos.
Y Jesús vino en una época determinada y se hizo hombre igual en todo (a aquel pueblo) menos en el pecado.
No creo que pueda considerarse malo que después de una celebración, se célebre el acontecimiento en comunidad con una fiesta. Y el vino con moderación ayuda a la apertura y la comunicación.
Vivir como hermanos es rezar juntos y también compartir mesa y mantel y bailar y danzar.
Ser cristianos y evangelizar me parece lo contrario a ser unos tipos tristes y raros. Debemos ser uno mas en todo menos en el pecado, cuando jugamos al mus, cuando vemos el fútbol, cuando celebramos lo que creemos que se debe celebrar, cuando estamos en familia. Igual en todo menos en el pecado.
Si algo me escandaliza, pues no voy, pero si para otro no es causa de escándalo que vaya y que su ejemplo y alegría algo evangelizará
La próxima vez que el P. Jorge convoque un rosario en Brsojos, acerquense, observen y juzguen .
Yo desde luego, si puedo voy, el rosario es estupendo y el confraternizar con el porron de vino y algunas viandas, muy saludable.
El único problema es que algunos no manejamos buen el.porron y nos manchamos la camisa, pero tambien hay vasos.
Prueben
Pero Dios se vale de los caminos más variados para hacer que alguien crea en Él
Charles Pierre Péguy, filósofo francés nacido en 1873 a sus 34 años al entrar en la Catedral de Paris al ver las vidrieras y alguna imagen se convirtió al catolicismo.
Una obra de Bach, una procesión, un cuadro de la Virgen, una madre dolorida por la pérdida de un hijo que reza algo entre lágrimas y mil cosas más
¿no puerden ser el método por el que el Señor se valga para que un alejado de Dios inicie su camino de hacerse creyente?
Los métodos de Dios son infinitosy difíciles de conocer.
Aparentemente es más fácil que un ateo se acerque a Dios,vía una procesión de Semana Santa que vía un partido de fútbol o de una corrida de toros o una carrera de caballos o un concurso de pinchos de MORCILLA . Aunque Dios es infinito .....
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