Algo no supimos entender del concilio
Recuerdo que siendo un monaguillo con apenas siete u ocho añitos, era el encargado de dirigir el rosario en la parroquia de mi pueblo desde el púlpito, y que al acabar el rezo todos los días rezaba una oración por el concilio que, como pueden imaginarse, ni sabía que era eso del concilio. Era igual. Sacaba mi papelito y oración por el concilio. Me vienen a la memoria los cambios litúrgicos, sorpresa semana tras semana, los nuevos cantos, pequeñas cosas. Quizá fue conociendo lo que era al iniciar los estudios telógicos.
La expectación ante el Vaticano II fue grande. Las esperanzas, todas. Pero, vamos a reconocerlo, algo no salió bien. Trabajamos en la viña del Señor con toda la ilusión del mundo, bebimos de la teología mas rabiosamente postconciliar y nos dejamos el pellejo en la causa del evangelio. La primavera primaveral. Convencidos no. Convencidísimos.
Este año se cumplirán sesenta años de su clausura.
Hasta ahora nos hemos ido bandeando. Los números cantan. Las masivas secularizaciones de religiosos y sacerdotes sobre todo en los años 70 nos espantaron. La debacle de la disminución de vocaciones al ministerio sacerdotal y a la vida religiosa se ha ido disimulando camuflada en una edad media que aumentaba, que aumenta, año tras año y cada vez a mayor velocidad. Las defunciones de los últimos años nos han llevado a cerrar monasterios de forma continua y a esconder la falta de sacerdotes dividiendo el número de parroquias, casi las mismas, entre un divisor escasísimo de clero. Zonas de España en las que un sacerdote es párroco, encargado o responsable de ocho, diez, veinte, treinta parroquias… O más. Tal vez mañana sean cuarenta si fallece el compañero más cercano. Por supuesto imposible la vida sacramental, que se ha convertido en un pobre sucedáneo en manos de unos laicos que hacen cada domingo lo que pueden con los pocos que quedan.
Los colegios católicos, en los que la presencia de religiosos y religiosas era visible y constante, hoy, en muchos casos, son apenas una entidad en manos de una sociedad creada ad hoc y que se presume mantiene el carisma, en caso de que aún exista.
Preocupante el nivel de formación de nuestros laicos. Apenas un insípido “hay que compartir” y una misa convertida en “una fiesta muy alegre". Un laico, de esos de reunión y relación de años con su parroquia, me decía que no le gustaban las misas, que prefería las eucaristías. Nos han entrado el relativismo doctrinal, el subjetivismo moral y un catolicismo de mínimos. La disciplina no existe. Nunca pasa nada.
Más de un 50 % de los jóvenes de España se declaran agnósticos o ateos. Muchos de esos, por cierto, estudiantes en colegios religiososo, bautizados y con su primera comunión. Se bautizan bastante menos de la mitad de los niños nacidos y los matrimonios por la Iglesia apenas llegan al 20 %. Otro darto constatable en casi cualquier parroquia: las confesiones son prácticamente inexistentes.
Me dirán que el número no importa, que importa la calidad. Pues el número tiene su importancia y lo de la calidad no se lo creen ni los más firmemente conciliares. Eso sí, contentos porque la Iglesia está muy comprometida con la causa de los pobres. El problema es que si solo se trata de solidaridad, para eso no necesito ni la fe ni la Iglesia. Ni hacerme cura o monja.
Esto es lo que hay. Eso sí, seguimos con los mismos esquemas curiales, las mismas ideas, programaciones muy similares.
Los documentos conciliares no estan tan mal, empezando por las grandes constituciones. Diría que están muy bien. Quizá es que muchos aprovecharon el concilio para hacer de su capa un sayo en forma de un espíritu conciliar que nadie ha sabido explicar mínimamente, a lo que se unió un evidente abandono de la disciplina eclesiástica que ha permitido, en aras de modernidad y buen rollo, que cada cual diga lo que quiera, celebre como le dé las gana y viva de acuerdo con su propia y personal infalibilidad. Ya saben: el magisterio es infalible iuxta modum, pero lo del teólogo Fulanítez y lo del cura Manolo, va a misa y es indiscutible.
Algo nos ha fallado.
21 comentarios
El régimen que impera en España desde 1978 no es, en absoluto, ideológicamente neutral y se ha mostrado como profundamente ateo (por prescindir de Dios para todo), anticristiano y antiespañol. "Por sus frutos los conoceréis", que dijo el Señor. Es imposible que este contexto no haya influido, también, en la situación que usted describe, padre.
Sacerdotes hasta un momento memorables que de la noche al día cambiaron su percepción de casi todo.
En España eso quedó más para la liturgia, que se aplicó desastrosamente, siendo lo que parecía distinguir a unos y otros. Vamos generalizando como todo en España a lo bruto y con efecto péndulo. Las estupideces arquitectónicas y estéticas mismamente fueron siderales y se fomento el feismo y en definitiva se abogó por la dejadez, lo cómodo y lo ramplón. Eso lo podemos ver en el cancionero que ha ido mejorando con los años.
Todo aquél movimiento desarmó a la Iglesia y la dejó desnuda frente a una sociedad hedonista, individualista a tope y en la que estaban en boga todos esos progresismos que nos han traído hasta aquí actualmente. El humo del infierno penetró por alguna grieta y diría que por puertas y ventanas y hubo general espantada de fieles y religiosos y sacerdotes. Eran los años de colgar la sotana para dar testimonio en lo político, en el compromiso social y todas esas cosas que se pusieron de moda. Dio la sensación de que había una espantá, y tonto el último, algo así como un movimiento iconoclasta y revolucionario del que la Iglesia no se recuperó nunca.
Todo eso en mentes jóvenes, con ambición y compromiso de cambiar el mundo pudo ser un soplo de aire fresco y se pusieron con gran generosidad manos a la obra sin ver ni tener intención de que era un fracaso.
Pues eso a día de hoy que es lo que se está implementando es ridículo porque si ya se vio el fracaso y la caída, pues no atrajo fieles ni mucho menos; al principio sólo atrajo a algunos por intereses políticos pero en cuanto llegó la democracia pues como que no siguieron practicando. Es decir practicaban mientras se admitieran sus liberticidas tesis y algunos creyéndose interpretar el soplo del espíritu y del Concilio se hicieron marxistas, sindicalistas y activistas políticos de todo tipo menos curas.
Todo el mundo sabe que no produce frutos esta pastoral, y es lo que está pasando ahora donde todo es incertidumbre doctrinal, pastoral errónea, cabildeo con el enemigo y cesión en todo.
Nuestro párroco, D. Francisco Muñoz de Arenillas, que debe ser santo aunque la Iglesia no haya reparado en él, solía hacernos rezar porque todo fuera bien porque, según él, los concilios podían dejar paso a herejías. Así que, sin percatarme demasiado, recé por el Concilio. Un poco más tarde me alejé de la Iglesia y, cuando volví, me quedé patidifusa ante los cambios. Entonces tampoco caí en cuenta de la profundidad del éstos y han tenido que pasar años para que comprendiera que, algunos de ellos, no han sido para nada benéficos.
Con el mismo asombro he comprobado que, poquito a poco, empiezan a aparecer las Adoraciones Eucarísticas y los confesionarios, aunque tampoco me explique a qué se debe eso. Así que, al día de hoy, solo sé que Jesucristo es Hijo Unigénito de Dios Vivo, que la Trinidad es la Trinidad y que la Virgen María es, ante todo, Sancta Dei Genitrix o Theotokos, que dicen los ortodoxos. Ya tirando de ese hilo sale todo lo demás, incluyendo aquello que no se debe admitir lo bajo ningún concepto lo diga quién lo diga.
Pues por los mismos que lo redactaron.
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Esa frase dicha por un sacerdote tiene connotaciones muy profundas.
La Biblia está formada por 73 libros que fueron discriminados de entre cientos de libros que eran apócrifos y heréticos. ¿Por qué sabemos que son 73 y no 72 o 74 ? Porque los obispos reunidos en comunión con el sucesor de Pedro lo establecieron así.
Decir en voz alta: "los documentos conciliares no están mal", denota un deje y un tufillo que echa pa tras. Es como decir: " la constitucion Pastor Aeternus del CVI es fumable, o no está mal que la Biblia sean 73 libritos"
Muy mal Pater muy mal, así no se habla de
Como África dejé la Iglesia, yo a los 16 años, y perdí la fe cuando estaba en la universidad, para recuperarla diez años más tarde. Cuando a los 26 volví del agnosticismo a la fe, me decidí por la Iglesia Católica tras unos meses con unos amigos protestantes. Se celebraron poco después los 25 años del concilio y fue entonces cuando con mi grupo de formación leí gran parte de los textos, que son estupendos y están muy bien redactados, aunque los de siempre estén de acuerdo con el otro extremo en calumniarlos.
Ave María.
La sociedad del bienestar en países occidentales se ha llevado muchas vocaciones por delante, desde mi punto de vista, sólo hay un responsable de todo esto, y no es el CVII, hubiera pasado lo mismo o más, con el concilio de Trento. La Iglesia somos la Iglesia pobre y humilde que fundó nuestro Señor, y fuera de estos parámetro no es posible seguir a Jesús, y sin seguimiento de Jesús no son posibles las vocaciones a las ordenes sagradas o a la vida consagrada, puesto que estas vocaciones tiene su origen en el seno de la familia cristiana, si no hay familias que sigan a Jesucristo, pobre y humilde, no hay vocaciones. Insisto, no es el Vaticano II el responsable es el mimetismo de los católicos con el mundo y sus pompas.
Hubo dos Concilios el Escrito y su espíritu no escrito.
Lo escrito, escrito está, muy desconocido pero inmodificable, es lo que hay y puede leerse todos los días que no cambiará, gracias a Dios.
El problema es que hubo unos "ingeniosos creativos" que como no podían alterar la letra crearon el espíritu del concilio al que le adjudicaron de todo.
Y todavía continúan en esa...siguiendo un espíritu que nadie vio pero que "habla y actúa".
Esa división que S. Pablo VI definió como el humo del mal penetrando en la Iglesia por una grieta se mantuvo y se acrecentó, el daño está hecho, lo hicimos nosotros no el Concilio por sí mismo.
En lo personal y sin ánimo de polémica entiendo que como venía la situación a partir del Concilio Vaticano I la división interna se hubiera producido con o sin Concilio Vaticano II.
El racionalismo, el galicanismo, el progresismo, el protestantismo, ya estaban antes, el Concilio II les vino gratis...y ya pasó su "hora", en este momento estamos en sinodiar, caminar, salir, nivelar, no tener exigencias, todos se salvan...todas las religiones valen...la desacralización es obligatoria, los sacramentos materia de opiniones, todo es modificable...conocemos el resultado: cuando un ciego guía a oro ciego...
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