Escuchar ad infinitum la obra completa de sor Segunda de san Do-Re-Mi.
Me van a permitir que comience por un disparate, que luego lo arreglo. Si tengo que decir misa vestido de lagarterana y con un sombrero - frutería como Carmen Miranda pues que lo digan, lo dejen claro, sea obligatorio para toda la Iglesia católica y a todo el que se niegue lo condenen a escuchar ad infinitum la obra completa de sor Segunda de san Do-Re-Mi.
Con el mundo gay se aclaren si lo conveniente es bendecir, exorzizar, confesar, animar, pasar del asunto, colocar banderas arcoiris en signo de acogida, metérselas por salva sea la parte al promotor, hacer el trenecito o repartir tapones por si acaso. Quien actue por propia cuenta, sea condenado a galeras, si bien pueden conmutarse por tres años en el tercio. A mí la legión.
No creo que sea tan complicado explicar qué ritos litúrgicos están aprobados en la Iglesia católica, dónde y en qué circunstancias y atenernos todos a ellos. Hágase. Y si un sacerdote, diácono o incluso obispo se saltare a la torera -con perdón de los antitaurinos- lo mandado, sea condenado a pena de treinta años de manípulo colgado al cuello, lavabo continuo de manos hasta el despelleje si fuera progresista, y si conservador por libre a permanecer de rodillas con los brazos en cruz sujetando un par de misales de san Pablo VI.
Mientras no se diga lo contrario, se supone que la fe de la Iglesia es la contenida en Astete, Ripalda, Catecismos nacionales y el Catecismo de la Iglesia católica. Si algún agente de pastoral, sea obispo, sacerdote, diácono, religioso, laico osara negar, cuestionar, ridiculizar o modificar lo que el catecismo enseña, sea cargado con una mochila a la espalda con cien ejemplares del catecismo y enviado a depositarla en el Sinaí. Una vez allá, como un nuevo Sísifo, la mochila será despeñada y el pecador reiniciará la subida. No es nada. Cuatro horas de marcha desde el monasterio de santa Catalina rematadas por 700 escalones. Un año para no ser especialmente crueles.
Persígase con contundencia cualquier reflexión pastoral, programa de acción o proyecto de supuesta renovación que contenga al menos tres veces expresiones como “depende", “según", “ya veremos” y “habrá que discernir". Me contaba el otro día un vaquero de mis pueblos que ahora a las vacas las colocan al cuello un sensor con GPS que en cuanto el animal sale de su zona empieza a soltarle calambrazos hasta que vuelven a donde tienen que estar. Tal vez podríamos hacer un pedido y en cada reunión colcarlo a los participantes. A la tercera vez de un depende o un ya veremios, ¡calambrazo!
Jorge, te estás pasando. ¿Seguro?
5 comentarios
No se si recuerda aquello del Reino de Dios, que era si, pero todavía no. Pues creo que por ahí van los tiros y troyanos con la reforma de la ICAR. Muchos quieren bendecir a homosexuales (si no casarles por la Iglesia), instaurar el divorcio (aumentando la laxitud de la anulación matrimonial ad infinitum), permitir los métodos anticonceptivos y ser muy compresivos con las pobres mujeres que abortan, la misa ser una reunión social donde el sacerdote bien puede ir vestido de lagarterana, como usted dice, al fin y al cabo poco o nada de caso se le hace, y la liturgia que cada cual invente a su modo y forma.
Ya le digo padre, la labor del Enemigo es cambiar las cosas poco a poco, hasta llegar a esa aberración de Iglesia. Ojalá este equivocado.
Rezo un Ave María por usted.
Los que detentan y ostentan la autoridad NO la aplican faltando gravemente a su deber. Y si no lo hacen es porque les conviene no hacerlo no por prudencia, paciencia o no sé qué mojigatería se les pueda ocurrir como excusa.
A base de dejar hacer, a base de infringir su obligación de actuar es como han creado un pueblo desnortado y no sólo un pueblo sino también pastores perdidos ¿Y pueden los pastores perdidos guiar rebaño alguno?
Por eso.
Aunque bien es cierto que quienes hacen esas cosas no suelen llevar alzacuellos, por lo que habría que buscar otra solución. Otra idea que se me ocurre es crear una figura de autoridad que controle a los sacerdotes de su provincia y tome medidas cuando se pongan estupendos, se le podría llamar "obispo".
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