Reivindicación del hermano mayor
Ya está bien de presentar al hijo mayor como ese malvado que no se alegra de la vuelta del hermano pequeño. Vamos a repensar la historia que tiempo habrá de sacar las conclusiones.
Una casa y una hacienda. Un padre y dos hijos. El pequeño pide su parte de herencia, se larga y la derrocha en malos pasos, incluyendo prostitución. El mayor se queda en casa trabajando a las órdenes del padre. El pequeño se arruina, no encuentra un trabajo que merezca la pena, pasa hambre y decide volver. El padre lo recibe gozoso, mata el ternero cebado y monta una gran fiesta. El hermano mayor se queja por lo que considera trato diferente: toda la vida trabajando y ni un cabrito para comerlo con mis amigos y a este…
Se entienden las palabras del padre: “tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero era preciso celebrar un banquete y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado”, pero también hay que comprender al mayor. Digo yo.
Y ahora vamos a nuestra queridísima Madre Iglesia, o tal vez madrastra en ocasiones para algunos.
Podríamos poner muchos ejemplos de hermano menor. Hoy todo es acogida y buenas prácticas de cara a acoger al hermano que se marchó. Toca acoger, escuchar, animar, aceptar, integrar a todos. Con lo del sínodo se ha vuelto a experimentar: salir a los caminos, reunirse con ateos, escuchar a creyentes de otras religiones, bendecir parejas homosexuales, recoger ideas sin excluir cualquier propuesta, incluyendo las que están desechadas y condenadas por la Iglesia. Todo para el hermano menor, que es tiempo de apertura y misericordia.
También tenemos ejemplos de hermano mayor. Son tantos creyentes que calladamente trabajan cada día en la viña del Señor, sin estridencias. Acuden a misa cada domingo y cada día si es posible, se confiesan, aportan su colaboración económica, ponen la crucecita en su declaración del IRPF, defienden a la Iglesia, participan en sus actividades y piden tan poca cosa como ser atendidos según manda la santa madre Iglesia y unos pastores que animen a sus ovejas y sepan defender la fe ante los ataques del Maligno.
Estos hermanos mayores se encuentran demasiadas veces no voy a decir despreciados, pero sí ninguneados. Debe ser que como son fijos no merce la pena gastar mucho tiempo en ellos. Si alguna vez exigen derechos o cuestionan, aunque sea despacito, algunas aperturas, es fácil que, encima, reciban un rapapolvo en forma de epíteto poco afortunado que podría oscilar entre el vinagre y la cunicultura, su adscripción en el grupo de ultramontanos e infocatólicos, y la sonrisa de conmiseración por su falta de comprensión e interiorización del espíritu del concilio.
La verdad es que estos hermanos mayores no piden nada, pero pienso que sería de agradecer que al menos alguna vez alguien les dijese gracias y reconociese su fidelidad, no sea que un día, al salir de la cena con el ternero cebado, el mayor se haya largado con lo suyo y los amiguetes o amigotes del menor abandonen en cuanto se agote el vino, que estas cosas pasan.
79 comentarios
El hijo menor se fue por su propia voluntad y el padre lo dejó marcharse. Cuando el hijo quiso regresar, el padre lo recibió con los brazos abiertos.
Si alguien se va, es su soberana voluntad y se le respeta. Si alguien regresa, se le acoge sin reclamos.
Son muchísimos quienes se han marchado y han vuelto.
El problema es que ahora tal parece que la parábola se entiende distinto. Si alguien se va, hay que respetarle que se vaya, pero no hay que esperarlo con los brazos abiertos en la casa, sino más bien, ir a buscarlo para preguntarle si necesita algo de la casa para poder seguir con la fiesta lejos de ella.
El padre, en la parábola, ni le aprobó ni le bendijo la parranda. Lo amó cuando quiso irse, lo amó cuando estuvo lejos y lo amó cuando regresó.
Por otra parte, el hermano celoso no fue en ningún momento despreciado por el padre. Su fidelidad siempre fue apreciada.
La parábola es clara pero, ya sabemos, vivimos en unos tiempos en que está de moda buscar interpretaciones originales..
Rezo su Ave María
Al final entendí la parábola apelando a la Caridad, no solo del padre sino también del hermano mayor. La Parábola lo que trata de explicar es que la Misericordia es mayor que la Justicia y por eso una es una virtud teologal y la otra es moral. Mediante esta parábola todos esperamos la Misericordia Divina porque, con respecto a Dios, todos somos hijos pródigos.
La mala interpretación de la parábola nos llevaría a pensar que los dos hermanos tenían que arrepentirse igualmente, que la justicia a secas no apuntaba al hermano mayor o que éste tenía el corazón tan reseco que, aunque cargará él con el peso de la hacienda porque su padre era mayor, eso estaba al mismo nivel que el despilfarro del otro. Conclusiones muy peligrosas todas ellas. Por lo que siempre he dicho que los Evangelios deben leerse según interpretación de la Doctrina.
Pero lo que sí quiero resaltar una vez más es la tremenda importancia del lenguaje. Qué casualidad que el "menosprecio" del hijo mayor aparece cuando se populariza el nuevo nombre de esta parábola. Toda la vida era la parábola del "hijo pródigo" y ahora ha pasado a ser la parábola del "padre misericordioso.
Ojo al lenguaje, en esto y en el nuevo lenguaje excluyente y feminista. ¡Qué no es inocuo el cambio!
Lo que dice en su comentario, es del todo comprensible, si vemos la historia y la entendemos de una manera equivocada .
La medida de Dios se refiere a la importancia de darse cuenta de lo esencial en esta vida ,independientemente de lo que tardemos en hacerlo.
De nada vale ser misericordiosos ni acoger a todos , si no entienden el camino , que es Jesus
No importa el tiempo que llevemos amandolo, lo importante es que le amemos,
Los tiempos del Señor , solo los mide El..
Quizás lo más meritorio no sea el hijo mayor ni el padre perdonador, sino el hijo pequeño que se arrepiente y pide perdón. "Hay más alegría en el Reino de los Cielos, etc."
Resulta que todos los trabajadores cobraron lo mismo: un denario. Tanto los que habían trabajado solamente una hora como los que habían trabajado durante todo el día soportando el calor y el esfuerzo.
Entiendo el sentido de la parábola pero también he de ponerme en el lugar de los que llevaban trabajando todo el día y cobraron lo mismo que los que llegaron a última hora.
La entrada del blog me parece interesante de todas formas. La reacción del hermano mayor es tan humana que precisamente por eso hay que tenerla en cuenta en la práctica. El padre de la parábola es solo una figura, pero cuando a cualquiera de nosotros le toca ejercer de tal (como padre de familia, párroco, profesor o lo que sea) es bueno hacerlo advertidos de que una tendencia también muy comprensible es desatender a los que se portan bien precisamente porque no reclaman atención, descuido que puede ser el germen de otros males y engaños del demonio.
Como yo digo, si alguien quiere conocer la MISERICORDIA de Dios, que se acerque al confesionario... un confesionario abierto está auténticamente desbordado de la Misericordia de Dios, sale Amor y Misericordia a borbotones, y es GRATIS y abierto a todos los bautizados (y a su vez la pila bautismal está abierta a todos los no bautizados que quieran entrar en Su Cuerpo Místico). Siempre que la confesión se haga bien, claro ("verdadero propósito de enmienda, dolor de los pecados, decir los pecados al confesor y cumplir la penitencia").
El hijo pródigo es la típica parábola abusada por el modernismo (como tantas otras). Pero lo primero que dice la parábola es que el hijo estaba arrepentido... muy arrepentido. Además no regresa pidiendo fiestas ni homenajes, sino simplemente trabajar como un siervo más, sin privilegios, con una ración de comida como único pago. "Padre, he pecado contra el Cielo y contra Tí, no merezco llamarme hijo tuyo...".
Lo que no explicita la parábola es que, después de la fiesta, al hijo pródigo le toca trabajar más que nadie, madrugar, extenuarse más, ser fiel, ser casto y austero... y ni siquiera tendrá fiestas para dar a sus amigos, igualito que su hermano mayor, que probablemente será su jefe inmediato. La fiesta es para el primer día, por la increíble alegría de su reconciliación, y porque su Padre le ama muchísimo (igual que al otro hijo). Tenemos que recordar que el Padre está esperando a que se arrepienta y cambie de vida, y cuando vuelve arrepentido es admitido de nuevo como hijo. Como le dijo Jesús a la mujer adúltera: "Yo tampoco te condeno, vete y ¡no peques más!".
Lo dicho, después de la fiesta del primer día, a trabajar como el que más, y a las órdenes de su hermano... que para eso se quedó en la casa trabajando. Y el primero que comprenderá todo y se llenará de alegría y cariño por su hermano arrepentido (que ahora hará horas extras) será el hermano mayor, que habrá recibido una lección de Amor verdadero... de amor de CARIDAD. Y sospecho que en un tiempo tendrá su fiesta con sus amigos, que le sabrá a poco comparada con la inmensa alegría de haber recuperado a su hermano para la vida eterna.
Es él el que no da gracias al padre, ni siquiera se da cuenta de que todo lo del padre es suyo, parece que está a desgana y que se cree que es a él al que le deben algo. De ahí que le dé rabia que reciban con alegría al pródigo.
Otro hermano mayor que se quedara en casa con otra actitud, realmente agradecido al Padre por estar allí y contagiándose de su actitud amorosa, habría recibido a su hermano con la misma alegría que lo recibió su padre.
Aunque entiendo el sentido que le quiere dar a la parábola, creo que es desafortunado el modo en que usted la traspone a la situación actual. Creo que más bien los "hermanos mayores" de los que habla usted son, en realidad, los siervos obedientes al buen Padre. Pero hay otros siervos que, confundidos, han entendido mal la orden del Señor y han pensado que habían de matar otros corderos cebados para aplacar la ira del hijo mayor. Y es que aquellos a los que se han ido de la Iglesia y a los que se les quiere atraer con tantos juegos de artificio son aquellos que se parecen más al hermano mayor: no disfrutan de la ley de Dios y de la Iglesia y solo están dispuestos a permanecer con el Padre con su conciencia relajada y las lisonjas. Por lo menos el hijo menor, tu y yo, sabemos lo miserables y lo necesitados que estamos de El. El banquete es inmenso, porque aceptamos el cordero cebado (Cristo) con la humildad (sin mérito) de ser una nada salvada y redimida.
A mí me gusta analizar esta Parábola con la existencia de un tercer Hijo,
Jesús.
Él es el que se acerca al menor y lo hace recapacitar, lo hace mirar al Padre. Se olvida de sí para ir a buscar al hijo menor.
Pero también es el que se acerca al mayor y también lo hace recapacitar para que también mire al Padre.
Nosotros que hemos visto y oído debemos ser Jesús, debemos imitarlo con todo lo nuestro.
No nos cansemos de conocerlo, seguirle, adorarlo y darle a conocer, a todos los hijos menores y mayores que nos cruzamos en la vida.
Ante el Padre no hay hijos mayores ni menores, solo hay un hijo que siempre tiene el rostro de Jesús y es su Predilección.
¡Si pudiésemos comprender esto y darlo a conocer!
Este es el Camino y la Meta.
...el denario es la vida eterna, y el que se arrepiente en el último momento se viene al Cielo con nosotros, en lugar de al infierno por toda la eternidad, ¿quién puede entristecerse por ello?... finalmente el perdón de Dios es siempre inmerecido por todos, nadie nos "merecemos" el Cielo, y los que se salvan en el último momento se ganan la vida eterna igual que los que se arrepienten antes y trabajan para El Señor en Su viña (intentando que otros también se salven). El que se convierta antes, que trabaje por los otros.
El ejemplo es el propio Jesucristo... Él es el verdadero Hijo Único de Dios (la 2ª Persona de la Santísima Trinidad), y a pesar de ello sacrifica toda Su vida muriendo finalmente en la Cruz para salvarnos... ¿y nosotros nos vamos a entristecer porque alguien se salve en el último momento?.
Y eso que nadie tenemos asegurada la salvación hasta el final de la vida, así que alegrémonos muchísimo de que los que se arrepienten en el último momento obtienen el denario de la vida eterna!!!!!!!!!!. Quizás esos sean seres queridos muy próximos, ó incluso nosotros mismos.
En realidad la protagonista de la parábola es la Misericordia y creo que su intención es dar esperanza a los pecadores, porque ésta es la parábola del Padre Bueno.
Habrá quien se quede en la casa del padre con agradecimiento y no con la sensación de que le deben algo, pero es de este otro tipo de hermano mayor del que se nos habla, porque podemos caer en esa actitud.
Claro que el hijo pródigo que vuelve por interés no es mejor que su hermano, pero es que no se trata de compararlos entre sí. Aunque también habrá hijos pródigos que se arrepientan por amor al padre, pero se nos habla de este que vuelve por interés y aún así le recibe el padre con los brazos abiertos.
Como tú dices, la protagonista de la parábola es la Misericordia, es la parábola del padre bueno y tiene intención de dar esperanza a los pecadores; pero yo añadiría que también sirve para que nos demos cuenta de lo agradecidos que debemos estar al padre por vivir en su casa, tanto los que no se han ido aparentemente como los que han podido volver después de irse.
Permanecer en la casa del padre es también misericordia de Dios por la que tenemos que estar infinitamente agradecidos y sentirnos felices. Si no es así, por mucho que no nos vayamos de casa, en realidad estamos muy lejos.
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Para mi es mucho mas grave, en la parábola, el hermano menor se arrepintió y el padre lo acogió. Hoy parece que se busca acoger sin arrepentimiento a adúlteros, sodomitas, adoradores de Satanás como los masones, etc.
Reciban lo que reciban los fuertes , su misión es sostener a los débiles porque en la pirámide que forma el mundo ellos deben estar debajo, y al contrario que en los castellets de Cataluña, donde se aplaude a todos, ni siquiera los vemos.
,Quién sostiene la familia? Raramente son todos, lo más probable es que sea aquel que pueda y, además, este dispuesto a hacerlo. Si no se encuentra a nadie la familia se va al traste.
- Pobre hermano mayor 😰-
Siempre me costó entender esta parábola. También me ponía en favor del mayor. Hasta que viví mi propia lejanía y vuelta. Así la entendí mejor y me mantengo con los brazos abiertos a otros que puedan volver en el futuro, y no dejo de ofrecerles la salvación.
Ave María...
Hala, otro Ave María.
-El único perfecto es el Padre.
-No descuidar al justo. Aunque el Padre del Cielo nunca lo hace, los 'padres' terrenales podemos hacerlo...mal. Así #el malo# puede atacar con la soberbia, la falta de generosidad...
-También soy "fan" de San Dimas. A mí también me enamora esa persona que tuvo el privilegio de vivir su conversión al lado de Cristo. El otro ladrón, ciertamente no.
Mi tercer y último Ave María, padre.
Ese deseo de dejar de luchar y preocuparse por hacer el bien y vivir la vida.
Es el no entender que en ningún sitio se está mejor que junto al padre.
Ahora se ha puesto de moda, como por ejemplo con los protestantes, no ya ir a recibirlo con los brazos abiertos, sino llegar a un acuerdo sobre sus posturas o sobre el error.
La Iglesia contempla que el pecador se acerque, pero no que el justo se aleje, como si eso no pudiera ocurrir, y puede, porque el justo no lo es por carecer de pecados ni tentaciones, sino por un gran esfuerzo, y se puede cansar.
No conozco la historia de nadie que empezó tratando de cumplir los mandamientos y se alejó porque le llamaban fariseo, integrista y meapilas, pero esas historias tiene que haberlas.
Digo que eso se ve mejor de fuera porque en el libro "Los límites del perdón" de Simon Wiesenthal reflexionan sobre ese tema católicos, protestantes, judíos, musulmanes y ateos y uno de ellos, un locutor judío norteamericano, especialista en temas de religión, que conocía muy bien los grupos de acción social de los católicos, que según él superaban a los de cualquier otra religión, se mostraba un tanto extrañado por esta cuestión.
Contó la anécdota de una muchacha católica violada y golpeada por tres jóvenes en un parque y cómo el obispo de Nueva York fue a la cárcel a verlos para que se arrepintieran y se confesaran (serían también católicos porque, como la muchacha, eran latinos). En cambio no le constaba que el obispo hubiera hecho nunca acto de presencia en los muchísimos grupos de laicos dedicados a cuidar al prójimo con gran esfuerzo y dedicación.
Y hoy en día sucede lo mismo con los grupos pro-vida, los que atienden a madres solteras, a ancianos, etc...que rara vez tienen contacto con ningún obispo, ni éste (Munilla lo hizo) se suma a sus rezos ante los abortorios ni nada parecido.
Decimos que todos somos pecadores, y lo somos, pero como intentemos mejorar nuestra conducta no veremos al obispo.
Es natural que al judío le llamara esto la atención porque ellos contemplan el perdón al modo del AT y conseguirlo es mucho más costoso porque antes de perdonar hay que demostrar que has cambiado de conducta. La Parábola ésta nos indica la radical diferencia entre Jesús y el Judaísmo, no obstante Jesús se fijaba en los justos, porque se fijó en Bartolomé cuando rezaba bajo la higuera y los Evangelios llaman así a algunos de los personajes que aparecen en ellos.
Tomando la Nácar-Colunga me dediqué a apuntar cuántas veces salían los justos en los Evangelios (o la palabra Justicia) y vi que solo en el de San Juan esta palabra estaba ausente. Creo recordar que recibieron ese adjetivo San José, Simeón, San Juan Bautista y José de Arimatea y en los Hechos el Centurión Cornelio. cuando los judíos emplean la palabra justo se refieren a aquellos que siempre caminaron por el sendero de Dios, como Job, porque haberlos haylos.
Lo que la Iglesia Católica hace es santificar a algunos después de muertos, mucho más que animarlos en vida a continuar por el buen camino.
La Iglesia es nuestra Santa Madre.
Aquí, el hermano menor viene a convencernos de que estamos equivocados, de que hay dilapidar todo el patrimonio, de vivir en la juerga continua, de que la vida son cuatro días y ya llevamos dos, de que somos unos gilipuertas por no rendirnos al mundo, de que tomemos ejemplo de él y sigamos sus consignas.
Es el hermano perdido el que regresa y lo debe hacer voluntariamente reconociendo que se había ido sin razón y que lo que tiene que hacer es volver, pero para eso hay un tiempo antes que se cierre la puerta.
Si tuviéramos consciencia de lo que significa que se cerró la puerta y que al golpear no nos abrirán y nos dirán que no nos conocen otra sería la historia.
Levantaos, vamos de aquí. Jn 14.31.
Como último apunte, cuando ustedes hablan de justicia en sentido negativo, yo lo veo en sentido positivo. Líbranos del Malo. Sabemos que Dios nos librará de Él y de todos los que estén en su línea. No lo veo como un castigo propiamente dicho (los castigos de Dios son correctores, purificadores, para que volvamos a Él, pero en la condenación ya no hay vuelta atrás). Lo veo como algo justo para todos, acorde a la libertad con la que nos creó. Tras todos los intentos posibles de conversión, tras desbordarnos con su Misericordia, los que se niegan a servir quedan fuera del Reino. Si no el Cielo no sería Cielo, sería un Infierno. El Apocalipsis es muy claro al respecto. Queda claro que Dios no rechaza a nadie, pero que algunos no dan la espalda a la Bestia.
Se que se pueden colocar muchas ejemplos donde se puede aplicar la semejanza. El hombre , los ángeles y Dios. Los judíos (la Ley), los cristianos (la Redención) y Dios. Los Cristianos (sacramentos) Los judios de los ultimos tiempos (la promesa) y la Santisima Trinidad. Yo no soy experto y no quisiera decir algo que contradiga la Tradición o la Revelación.
La justificación del hijo mayor, creo que esta principalmente en lo que le dice el Padre. Y no es que le reconozca algún merito al hijo prodigo. Solo apela al cariño. El que estaba muerto, ahora sabemos que vive. El que se nos habia perdido, ahora le hemos encontrado. ¿De verdad no hay cabida en tu corazon para esa alegría? Todo esto es tuyo (no te lo voy a quitar para darselo a él). No es ya mi banquete, es nuestro banquete en honor al retorno de tu hermano. Y por eso creo que la parabola remata con: hay mas alegría en el Cielo...
Quizá en unas épocas la Iglesia peca de poca atención a los #justos# y en otra de escasa delicadeza con los #alejados#. Aunque creo que todo está intercomunicado. Si no atienden a los justos imposible que puedan estar haciendo favor alguno a los alejados, pej, con bendición de conductas pecaminosas. Si no abren los brazos a la conversión de los alejados (no a sus pecados), no estarían favoreciendo tampoco a los justos, que podrían farisearse, ensoberdecerse... La Caridad ante ambos, fundamental.
También muy interesante algo que acabo de leer, de que todos tenemos algo de hermano mayor y menor. Viví ambos lados. El de hermano mayor no al volver nadie alejado, sino simplemente cuando me posicionaba con él al leer esta parábola. Con el menor por mi propia vida posterior.
Humildad.
Un Ave María por cada mensaje, padre Jorge. Me despido por hoy. Gracias a todos por sus aportaciones.
...creo que no has entendido el sentido del artículo.
El padre Jorge habla de cierta falsa misericordia que abusa de esta parábola evangélica como falsa cohartada, manipulándola para justificar otras cosas. YO HE SIDO TESTIGO DE ELLO en un retiro espiritual, y escuché una conferencia sobre la "misericordia" usando ésta parábola como tema central. Cuando un poco extrañado por la línea de la explicación comenté que el Padre de la parábola esperaba específicamente al arrepentimiento del hijo pródigo, y que ese arrepentimiento era necesario, entonces el conferenciante cambió de tema.
Lo que se denuncia no es la maravillosa parábola del hijo pródigo, que el padre Jorge entiende perfectamente, sino la manipulación de la misma por aquéllos que predican una falsa misericordia que no exige arrepentimiento ni cambio de vida al pecador (como los que bendicen parejas homosexuales ó divorciados vueltos a casar por lo civil, etc, etc, etc), ignorando que el hijo pródigo vuelve renegando de su mala vida. Sin ese arrepentimiento sincero no puede haber perdón verdadero... San Pedro lloró su traición, Judas no.
Es evidente para todos los que solemos entrar en el blog del padre Jorge que esa es su intención, puedes estar seguro de ello, y también entender que la falsa misericordia es muy tóxica y dañina, y una gran irresponsabilidad usar torticeramente el concepto de Misericordia (incluso usando mal las escrituras), porque se puede hacer daño a la verdadera Misericordia, lo cual sería muy grave.
En la primavera está la fiesta de la Misericordia y en otoño la de Cristo, Rey del Universo, que ya no es tan popular sin Novísimos y sin Temor de Dios.
Ambas, la que instituyó el Papa Pío XI y la que instituyó el Papa San Juan Pablo II corresponden a Jesucristo en dos formas diferentes y ambas son dignas de ser celebradas en el gozo y en el santo temor de Dios. El Temor de Dios ha desaparecido y hasta se da como inapropiado, pero eso es una temeridad en la que no pienso caer, por si las moscas, porque Dios, entre otras cosas, es Inescrutable y hay que tener en cuenta que Él Es Quién es Es y no lo que mi pobre mente humana se está figurando para mi conveniencia.
En realidad para algunos la Virtud de la Esperanza no es necesaria porque la Misericordia nos va a salvar a todos y por lo tanto no esperamos sino que estamos seguros. Mala cosa.
Pero los listillos que quieran manipularla a su conveniencia pueden encontrarse con el Dios de la Justicia que confesamos en el Credo.
En ese sentido Nuestro Señor lo critica, y en el otro sentido hay que reivindicarlo.
Santa Teresita dice que ella nunca cometió ningún pecado venial deliberado en su vida por la Misericordia preveniente de Dios, que -análogamente- la redimió por preservación como a la Virgen Inmaculada.
Aquí la parábola del Hijo Pródigo no se aplica, porque el hermano menor no tiene el menor interés de volver a la casa paterna, como no sea que el padre acepte financiar su estilo de vida autónomo y libre de prejuicios.
De este hijo menor actual no se ha escuchado todavía "Padre, pequé contra el cielo y contra tí, ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo". Más bien lo que se oye es "Padre, ¿cuándo finalmente me vas a pedir perdón por todas esas normas restrictivas que han dificultado la libre expresión de mi bella personalidad?" o algo así.
Saludos cordiales.
El problema del cansado es que se le cruce la idea de que se está laborando para nada y, entonces, podemos verle caer. Hay que rezar mucho para que los buenos sacerdotes no se cansen, para que los cristianos de los países africanos no calculen el coste que tiene para ellos su fe y para que los chinos resistan. Gracias por haberme dado pie para defender a los justos porque no son de piedra berroqueña, son seres humanos enfrentados a tareas de gigantes.
Pienso que todos tenemos algo de hermano mayor y hermano menor, a lo largo de nuestra vida, aunque no sea en términos equivalentes, sino según circuntancias.
Hay un versículo en el profeta Isaías que a mí me dice mucho: "Yo pensaba: en el aire y la nada he gastado mis fuerzas. Pero al pensar así me equivocaba, porque la cuenta de mi salario la lleva mi Dios".
Aunque no es cuestión de trabajar solamente por el salario, sino viendo con toda claridad para quién y para qué trabajamos: para el Reino del Hijo de Dios, que se hizo hombre y aceptó la cruz, una muerte infamante, para salvarnos. Si no perdemos esto de vista, ha ganado el AMOR, y no únicamente la espera del salario según nuestro criterio.
estoy de acuerdo totalmente con su comentario de las 3,26, pero me parece que la parábola se sitúa mejor en el ambiente y lucha del día a día, no en el posible terreno del martirio. Los que ahí resisten hasta derramar sangre no es que sean ya hermanos mayores, sino héroes y grandes santos, en mi opinión. Se salen del marco. Y eso no se improvisa, requiere la gracia de Dios, su poder en la debilidad y haber sido siempre fieles de verdad, aunque no fuesen muy conscientes de ello. Creo que los mártires jamás echarían nada en cara al Padre, ni se quejarían de no haber sido previamente tratados con preferencia.
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El hermano mayor a pesar de haber permanecido con el Padre, no conocía su amor y esto le llevaba a juzgar a su hermano. Al final, ambos estaban lejos del amor, pero el mayor no se había ni dado cuenta!
Había fariseos que cumplían el mandamiento "honrar padre y madre" llevando víctimas para sacrificar en el Templo en honor de sus padres, pero no se preocupaban de ellos; y los había que cumplían el mandamiento atendiéndolos personalmente. A los segundos no se les puede acusar de lo amarles.
A mi tambien me ha resultado desde siempre duro el juicio que en los sermones se hace habitualmente del hermano mayor, porque me parece que el suyo es un sentimiento muy, muy humano. Lo que no quiere decir que, por ser humano, sea un sentimiento bueno. Es, como otros tantos, muestra visible de que estamos heridos por el pecado original. Y la lucha, lo sabemos, se libra en nuestro interior (y el mundo de los sentimientos resulta ser el ring perfecto).
Entre dos hermanos cuesta digerir los agravios comparativos y tener la altura de espíritu necesaria para morir a uno mismo. Aunque al menos no parece imposible, porque, al fin y al cabo... los hermanos se quieren (supuesto tipo). Pero para mi es todavía más dura de digerir, en términos de "justicia" humana, la parábola de los trabajadores que el Señor "contrata" a diferentes horas del día....y con todos acuerda una misma retribución. Sí, paga lo mismo al que trabaja de sol a sol como al que trabaja apenas una horita. Meloexpliquen.
Será, quizás, que se nos olvida que la medida del Amor de Dios es el amor sin medida, como decía san Agustin. A todo reventar. Se escapa de nuestros parámetros y de nuestra lógica de tal modo, que sólo cabe asumir que los hermanos mayores, como contesta el apenado padre de la parábola, no tienen nada de qué quejarse porque ya todo lo del Padre es suyo. Y ante el Padre, como dice San Pablo, sólo nos resta ponernos de rodillas, a la espera de que en algún momento podamos llegar a ccmprender la anchura, la altura, la profundidad y la longitud de su amor (Efesios 18, 14-18)
Antes se estudiaba exégesis y esas cosas!!! Lo digo.... bueno... mejor no digo nada. Que pena!
Él se refiere no a nuestro Padre Dios en la parábola del hijo pródigo, sino a la actitud de la actual autoridad en la Iglesia hacia los fieles católicos que guardan la fidelidad, a los constantes, a quienes en este pontificado se les ha menospreciado y hasta castigado con medidas represivas, mientras que a los infieles que favorecen el aborto, el ateísmo, la burla a la Ley de Dios, el homosexualismo, etc. y que desprecian o de plano repudian la fe católica se les 'acompaña', se les privilegia y se les llena de halagos.
Tal vez por su necesidad de desahogo, usted forzó la aplicación de esa parábola de manera muy inadecuada.
Aquí la parábola no se aplica.
No hay ningún pródigo que vuelva arrepentido.
Y en la parábola el hermano mayor no es cualquiera que se queda en casa, sino el fariseo que cree que le deben algo en vez de estar agradecido por el amor del padre y la posibilidad de estar junto a él.
También lo explica Lucía Victoria y lo plantea met88.
Y si el comportamiento de ciertas autoridades es el que describen el Padre Jorge y Jorge Cantú, por ejemplo, tampoco tiene nada que ver con el del Padre.
Así que creo que habría que incidir en esto.
En vez de esperar a que vuelva el hijo arrepentido para recibirle con alegría, se le estaría invitando a no volver, mandándole bizzums para que lo siga dilapidando en vicios por ahí. Y al hermano mayor no se le hace darse cuenta de lo afortunado q es en la casa paterna compartiendo el amor del Padre, sino que se le trata realmente como a un extraño y se le pone como ejemplo al hermano que se ha ido y no piensa regresar, invitándole también a marcharse para no volver. Esa autoridad sería más bien como un mayordomo traidor al Padre que aleja a sus hijos con su actitud.
Ave María
...sí, has dado en el clavo. La mención a la parábola es tan sólo una ironía para expresar la idea que comentas, estoy de acuerdo contigo (es obvio que el padre Jorge conoce perfectamente el sentido bonito de la parábola y que no hace ninguna falta "catequizarle" sobre ella).
En todo caso la parábola del hijo pródigo realmente da para muchas horas de meditación, debate, opiniones, etc... porque realmente nos hace pensar.
Por mi parte siempre pensaba en el "pobre" hermano mayor, y en que su queja era totalmente legítima... pero finalmente comprendí que la fiesta era sólo para el primer día (en que se le volvía a recibir como hijo), y que luego el hijo pródigo debería trabajar en la viña de su Padre como el que más, y probablemente con su hermano mayor como encargado principal (y siempre arrepentido de haberse gastado su herencia en mala vida, pero lleno de amor del Padre y en igualdad filial con su hermano). Tranquilos, que amar no es ser tonto.
En todo caso, y siguiendo con la reflexión, ¿cuántas injusticias no se dan aparentemente entre hermanos?, y por parte de los padres, que APARENTEMENTE premian al que no lo merece y no festejan al que parece trabajar más y merecerlo. Es algo casi de cada día. Pero la respuesta en efecto está en el amor (y el de los padres es arrollador), que no mira por quién merecería más (en teoría) sino por quien NECESITA más, amando a todos por igual. Definitivamente el amor de los padres es maravilloso, que maravilla también poder llamar a Dios "Padre" (gracias a ser hijos de adopción por nuestro Señor Jesucristo).
En todo caso de la parábola del hijo pródigo yo saco dos cosas: La primera es constatar cómo nos ama Dios, que incluso se hizo hombre para salvarnos y que pudiésemos estar en el Cielo junto a Él, siendo nosotros sólo viles criaturas. La segunda es que para recibir el perdón y poder estar junto a Dios necesitamos arrepentirnos y cambiar de vida, y que la falsa misericordia es muy tóxica y diabólica. Y es falsa cuando no exige arrepentimiento y cambio de vida, "legitimando" falsamente el pecado y el error.
..y la ironía sería tal que así: "pareciera que ciertas jerarquías desprecian diariamente al hermano mayor que guarda fidelidad, mientras que van indignamente detrás del hijo pródigo que todavía no se ha arrepentido y sigue emborrachándose y con malas mujeres y a esos malos hijos no arrepentidos que repudian la fe católica se les 'acompaña' sin intentar convertirles, se les privilegia y se les llena de halagos, EN LUGAR DE ADMONIZARLES POR SU BIEN ESPERANDO A QUE SE ARREPIENTAN Y CAMBIEN DE VIDA Y SALIR A SU ENCUENTRO A ABRAZARLES EN CUANTO TENGAN LA INTENCIÓN DE VOLVER A LA CASA DEL PADRE.
...algo parecido.
postdata; seria fastidioso😣, pero a la vez chistoso😆, tener a la cascarrabias sofiita como hermana mayor.
Gracias, hermano, por tener la paciencia de detenerte a leer mi mensaje y por tu clara respuesta. Veo que otros simplemente pasaron de largo y siguen dándose de topes contra la pared, tratando de hallarle 3 pies al gato.
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