Tampoco creo yo que esté pidiendo cosas raras
O sí. Vaya usted a saber.
Pido algo tan simple, creo yo, como saber en esta Iglesia cuál es nuestra fe, cuáles las normas en liturgia y cuál es la moral de la Iglesia.
Pido algo tan necesario, me parece, como saber qué es fundamental y obligatorio, qué cosas sean simples orientaciones y sugerencias, y cuáles están prohibidas.
Pido que se exija el cumplimiento de lo obligatorio, que no se exija lo que son orientaciones y sugerencias, y se vele para que lo prohibido no se ejecute.
Pido que haya claridad y autoridad, que se imponga lo prescrito y se combata cualquier cosa que entre en la categoría de prohibido.
Lo curioso es que esto se entiende y se exige en otrios campos sin problema ninguno.
Por ejemplo: el reglamento del fútbol. Y que a nadie se le ocurra llamar fuera de juego a lo que no es o a un jugador le dé por usar las manos no siendo el portero o en saque de banda. Nadie ose cambiar un centímero la distancia del punto de penalty o la distancia de la barrera a la hora de tirar una falta.
O por ejemplo con las reglas gramaticales. Cualquier profesor medio serio de lengua y literatura explica perfectísimamente las reglas gramaticales según la Real Academia de la Lengua. Ninguno entiendo se reirá de la necesidad de una letra hache de más o menos y reivindicará la no necesidad o sí de utlizar acentos en depende qué circunstancias.
O con el protocolo de la abogacía en una vista judicial. Ningún abogado se presenta en una sala sin su correspondiente toga, entre otras cosas porque será sancionado, si no expulsado de la sala.
Pues el mismo que discute horas sobre si el fuera de juego de Milichi lo fue o no, o si aquel gol de la final del año 1968 tendría que haber sido anulado, y si no consúltese a Escartín, no tiene problema en decir que el catecismo de la Iglesia católica es algo aleatorio y que no es para tanto. Eso sí, el reglamento del fútbol, intocable.
Y el mismo que lleva un mes dando la matraca con la última norma de la Real Academia de la Lengua, porque la última edición del diccionario así lo recoge, modifica el prefacio de la misa, le quita a Dios el atributo de Todopoderoso y de paso bendice una pareja gay porque le parece oportuno en conciencia.
Y ese abogado que acaba de hacerse una toga porque tiene vistas a las que asistir, es el mismo que dice que utilizar casulla en misa es una memez.
A mí me da igual, entiendan la ironía por favor, celebrar con casulla, sin casulla, con alba,sin alba, en traje de lagarterana o con las plumas de la última tribu amazónica. Lo único que pido es saber la norma y las sanciones en caso de incumplimiento.
Hombre, D. Jorge. Es que depende.
Perfecto. Depende. Pues mañana mismo saque la Santa Sede un documento explicando cuándo vale el depende y cuándo no. Por ejemplo: ¿la celebración de la misa de san Pio V entra en el depende? ¿O tal vez el depende no es otra cosa que justificar la tiranía de los que mandan, que al no querer dar normas claras luego aplican cada una según quien sea el sujeto, según aquello de que al amigo… lo que quiera, al enemigo leña sin cuartel y al indiferente la legislación vigente. En mi pueblo lo dicen pero más a lo bestia.
40 comentarios
Esa es la regla de medir hoy, y está clarísima.
En otros casos no sé si intervienen o no. Por ejemplo, yo sé de un lugar en donde se daban absoluciones generales sin confesión particular y tuvieron q dejar de hacerlo por orden de la autoridad. Lo cual no impide que se siga haciendo un acto penitencial de reflexión comunitaria sin absolución - en realidad nada impide q si yo quiero asista a este acto y después me confiese en otra iglesia cuando tenga oportunidad. Aunque tb me consta q gran parte de los q asisten no creen necesario "hablar con un sacerdote", q es como llaman a confesarse.
Es malo que exista ese acto penitencial de reflexión? No creo.
Ave María
Es lo que dice el P. Jorge: ¿Cuáles son las reglas?
Lo explico de manera sencilla.
Dice usted que conoce una parroquia donde daban barra libre de absoluciones generales, que es algo muy posconciliar, del espíritu del Concilio.
Y que luego tuvieron que dejar de dar la absolución pero que seguían haciendo un acto de reflexión colectiva, pero sin absolución. Y por ultimo nos explica que gran parte de los que asisten a ese encuentro, aunque sea sin absolución general, ya no consideran necesario confesarse con un sacerdote y se sienten purificados y en gracia.
Hasta ahi una descripción interesante, el problema es cuando aporta de su cosecha. De repente le viene a la mente un pregunta interesante:
Es malo que exista ese acto penitencial de reflexión?
Es una buena pregunta. Reflexionemos sobre ella.
Resulta que hay una parroquia donde se hace un acto corregido de reflexión comunitaria de la penitencia o como quieran llamarlo. Y es un acto que antes era ilícito al contener una absolución general que desconozco si tiene validez canonica, pero que todos sabemos que no es correcta, salvo ciertos casos desastres o peligro inminente si mal no recuerdo.
Y es curioso como muchos supuestos fieles consideran que al asistir a ese acto ya no necesitan confesarse, es decir, lo mismo que hacían antes cuando les regalaban una absolución general sin el requisito de decir los pecados al confesor ni cumplir la penitencia adecuadamente impuesta.
Es decir se trata de un acto que sirve para confundir aun mas a fieles ya confundidos reafirmandoles en su error, un error grave que podría llevarles a comulgar en pecado. Y que además pudiera servir tambíen para confundir a otros que tal vez fuesen a confesar como toda la vida pero que puedan llegar a pensar como los otros que con eso, si lo hace el cura es suficiente.
Es decir la pregunta correctamente formulada sería si un acto que sirve para confirmar la conciencia erronea de bautizados, o incluso para confundir a otros que todavía no se han corrompido, es algo malo.
Creo que la respuesta es evidente por si misma. Todo lo que sirva para corromper a los fieles o para confundirles es malo. Creo que cualquiera que no este confundido o corrompido lo tiene claro.
Sin embargo usted cree que no es malo.
No me permito imaginar ni por asomo que usted este corrompida, es mas, salvo por algunos exabruptos que no logro entender, parece que tiene buena fe, aunque tiene una fijación enfermiza por los de la misa tradicional, y por los que tienen serias dudas del concilio. Gestiona usted muy mal la discrepancia por mas fundada que este esta.
Es posible que su subconsciente le haga ver que este tipo de actos son frutos del concilio y que por eso no lo considere malo.
El problema es que si sumamos lo que le he explicado, y otras muchas cosas, el CVII parece el Coñilio de la Bernarda. Es que cada vez salen mas cosas.
En el resto de parroquias que conozco hay un par de actos penitenciales al año q finalizan con confesión individual (vienen otros sacerdotes de parroquias cercanas y luego viceversa)
Pero el problema que tenéis en dónde vives es grave. Y acabará generalizándose porque desde el COVID desaparecieron los curas de los confesionarios, aunque aquí, x lo general, puedes buscarlos en la sacristía; pero cuanta menos oferta de confesión menos demanda - y la impresión general de q a todos, sacerdotes y fieles, les gustaría q cambiaran las normas y no hiciera falta la confesión individual (aunque supongo que eso no es posible)
Los Obispo en sus Diócesis deben ser claros y en general no lo son.
No hacen caso al mandato de Nuestro Señor Jesucristo de confirmarnos en la fe, pues prefieren el aplauso fácil del Mundo.
Éste es el problema.
PALABRAS "suaves" de justicia, y ACCIONES de justicia pura y dura, y sólo hacia el mismo lado de la ecuación.
D. Jorge, le reitero mi agradecimiento por sus denuncias. Qué Dios se lo pague!!
Y aunque cambien normas, y digan que tal o cual cosa no es pecado, o que "Dios ya lo perdonará", como se ha dicho con mucha superficialidad en la época pandémica de iglesias cerradas, lo cierto es que quien perdona los pecados es Dios (como observaron justamente los fariseos) y Él ha establecido la manera: decir los pecados al sacerdote debidamente autorizado, y recibir el perdón de Dios por su ministerio, siempre que el sacerdote tenga la certeza razonable de que hay arrepentimiento. De ahí la necesidad de decir los pecados, y la norma del secreto. Si no hay arrepentimiento no hay perdón, aunque se diga la fórmula de la absolución, del mismo modo que no hay Eucaristía si no hay pan ni bautismo si no hay agua. Hacer las cosas de modo distinto a lo instituido por Cristo es engañar a los fieles, y menospreciar el don de Dios.
Contestando a lo que dice Nadie.
No veo por qué reflexionar sobre nuestros pecados va a ser malo en ningún caso. A mí me sirve la reflexión en ese lugar, tanto como la que se hace en mi parroquia y se complementan. Me sirven de base para el examen de conciencia antes de confesarme.
Que haya alguna gente que piense que no hace falta que además se confiesen, en las condiciones que dice la Iglesia (una vez al año, con pecado grave etc...) no se debe a que no conozcan las normas, sino a que pasan de ellas; pero no los ha confundido nadie, simplemente se confunden ellos solitos al ser partidarios del libre examen del catecismo, exactamente igual que usted es partidario del libre examen del magisterio.
En cuanto a su obsesión por sacar el tema del Vaticano II sin venir a cuento, usted sabrá, yo solo le contestaré que ese concilio no tiene nada que ver con esta cuestión que yo estoy planteando, como sabe cualquier persona que, como yo, se haya leído los textos del concilio.
En cuanto a la Santa Misa, yo no tengo ningún problema con ninguna celebración, sea rito romano novus ordo o vetus ordo, o cualquier otro rito de los que están permitidos. La fijación la tendrán quienes, como usted, se dedican periódicamente a desdeñar y despreciar nuestra Santa Misa celebrada novus ordo y es a ustedes, a los obsesos, a quienes critico, no a otros asistentes a la misa vetus ordo que no se meten con nadie y que se ven perjudicados por la actitud de los antinovusordistas, no se ven perjudicados por los que asistimos al novus ordo sin despreciar otras formas de celebración.
M. Angels,
Yo no sé si me gustaría que cambiaran las normas, pero sí me gustaría que hubiera más disponibilidad de confesores en confesionarios mientras las normas sigan siendo las que son.
El sacramento ha sido muy distinto a lo largo de la historia de la Iglesia, así que no sé hasta que punto se pueden cambiar las normas actuales.
De lo que sí soy partidaria es de creer en el amor de Dios y en los actos de contrición, de modo que, con facilidad para confesar o no, se pueda vivir la experiencia del hijo pródigo.
Estoy de acuerdo en general en lo que dices, de modo que el enfoque del sacramento de la penitencia no debe perder de vista el encuentro con el Dios del Evangelio, el de la buena noticia, aunque se desee presentarse luego ante el sacerdote, como le dijo Jesús al leproso al que ya había curado. Porque Jesucristo así lo quiere, porque también debemos pedir perdón a la Iglesia a la que también dañamos con nuestros pecados, porque esas son las normas...
Pero por supuesto que Dios no espera a que vayamos al sacerdote para perdonarnos y además, como tú dices, no nos perdona por el hecho de ir al sacerdote, si no hay verdadero arrepentimiento y propósito de la enmienda. En todo caso, el sacramento debe ser una ayuda, no una carga.
Algo falla ahora mismo puesto que se les hace tan cuesta arriba a los sacerdotes ponerse en un confesionario y a los fieles pedir confesión.
Despedida cordial.
¿Cómo es posible que un presunto sacerdote católico, jesuita, José María Rodríguez Olaizola, a la sazón empleado de la Iglesia Católica, difunda desde la web de los jesuitas enseñanzas contrarias a la Iglesia?
pastoralsj.org/ser/842-orgullo-gay
pastoralsj.org/vivir/897-contra-la-homofobia
Para qué cumplir con el Misal Romano, el Leccionario, la IGMR y Redemptionis Sacramentum, ni que va con el Código de Derecho Canónico, si son tan largos y densos que es más sencillo ser creativos y simples.
Qué sentido tiene una casulla, el alba, la estola, el corporal, los colores litúrgicos para qué sirven.
Qué es eso de la homilética y la homilía.
En definitiva para qué cumplir con la letra si el espíritu nos indica otra cosa y vaya qué espíritu y sus nostalgias.
Para qué queremos un culto si podemos ser como dioses desde que a Adán se le atragantó la manzana...
Siguiendo con la analogía, lo que mantiene la esperanza es que, incluso en el caso de que llegue a ser presidente de la FIFA alguien que prefiere otros deportes. que se burle, ofenda y persiga a los futbolistas y que diga que cada quien juegue como le parezca, seguirán habiendo árbitros, jugadores y aficionados que exijan que se juegue de acuerdo con las reglas.
No hay nada que se tome más en serio que los juegos. Y la Iglesia, su sentido y su misión, no es un juego.
Hace poco escuché una respuesta muy sabia y esperanzadora. Ante el inexplicable pontificado de Francisco y, especialmente, ante lo que pueda venir después de él, un periodista le preguntó a un devoto católico: "¿Hacia dónde va la Iglesia?" Y aquel hombre creyente en Dios respondió de inmediato: "La Iglesia va hacia donde ha ido siempre."
Rezo su Ave María.
Por supuesto, hay más razones favorables a la confesión individual.
Entiendo perfectamente la inquietud de quienes no hallan confesor en el confesionario. Y no es lo mismo tener que ir a buscarlo a la sacristía. Algunas veces también he tenido que desplazarme.
Me pregunto si tendré que hacer yo lo mismo.
* Los padres de Shakespeare eran recusantes, es decir recusaban jurar el Acta de Supremacía por la cual el rey era también la cabeza suprema de la iglesia y, por lo tanto, no acudían a los oficios anglicanos. Tal cosa estaba penada por ley y podías perder desde la cabeza a todos tus bienes.
Las reglas de juego, adaptarse y punto. El que no se someta ‘lo cancelamos’, parece ser las máxima de los obispos hacia sus sacerdotes, a quienes miran como unos meros colaboradores/funcionarios/delegados, pero no como lo que son, puentes entre los fieles y Dios.
Estoy segura de que le siguen muchos sacerdotes y que están de acuerdo con usted, pero echo de menos que participen también en los comentarios, pues este es un espacio que enriquece y se mantiene aquí un clima de respeto, por lo tanto, su aportación serviría de mucho, necesitamos aprender unos de otros.
Bueno, pues acabo de acceder a los enlaces de los jesuitas que ha pasado Clara. Increíble que los jesuitas nieguen directamente el Sexto Mandamineto.
Pero que además, el tal José María Rodriguez Olaizola, jesuita, dice que un señor con novio o marido por lo civil, o lo mismo en señora, deben comulgar porque no es justo que se queden en misa en el banquillo. Y este señor jesuita no recibe sanción alguna. No lo entiendo.
Dice lo mismo pidiendo la misa diaria en latín para todos los fieles de la diócesis, y toma lío en la diócesis. Llamada del obispo y suspensión como cura mientras el Vaticano estudia el caso. Acojonante.
El mensaje de Garabandal que dicen que impidió que se admitieran por la Iglesia las apariciones fue esta frase: "Cardenales, Obispos y Sacerdotes van camino de la perdición, y llevan tras de sí a muchas más almas". Recordar que las apariciones de Garabandal fueron de 1961 a 1965, justamente los años del Concilio VII.
Lo que hay muchas veces son ambigüedades, silencios, pasividades en una sola dirección, tibiezas sin límite, luz debajo del celemín, laxitud vestida de misericordia, escándalo, desafio y contradicción de la sana Doctrina inmutable, hacer "como si" pero en la dirección contraria, realizar cambios a través de la "pastoral" (a veces una pastoral del "silencio tedioso"), y pasito a pasito para intentar destruir la Iglesia con la falta de coherencia, cuando no con la mentira (recordemos que satanás es el padre de la mentira).
No hay que generalizar, porque la Iglesia sigue siendo maravillosa, y es el Cuerpo Místico de Cristo, pero recuerdo la frase del Padre Pío sobre esta época que le dijo al Padre Amorth: “Satanás se ha introducido en el seno de la Iglesia y en muy poco tiempo llegará a gobernar una falsa iglesia”. Amorth dice que el Padre Pío estaba “realmente atormentado” por una cuestión que es “la gran apostasía dentro de la Iglesia”.
Sí, realmente hay una falsa iglesia alojada dentro de la Verdadera, y esa falsa iglesia está gobernada por satanás, y luego como dice el padre Calvo hay muchos Judas (traidores), Pedros (cobardicas) y Pilatos (los que se lavan las manos). También ejemplos maravillosos, y muchos. Menos mal que Pedro lloró amargamente su cobardía y fue muy valiente después.
Son pruebas por las que hay que pasar, como la pasó el santo Job.
Por ahora lo importante es La Eucaristía, la penitencia y la Virgen María. Jesús Sacramentado y Su Santísima Madre. La Misa (confesión y comunión) y el santo Rosario. Sana Doctrina y obediencia para la salvación de las almas.
Y como dice el Monseñor Isidro Puente, obispo tradicional mexicano, sólo con que las misas Novus Ordo se celebraran todas AD-ORIENTEM (como recomendó el Cardenal Sarah desde el dicasterio de la Liturgia), muchísimas cosas cambiarían a mejor sensiblemente... es un tema mucho más importante de lo que muchos piensan, porque la crisis actual comenzó en gran medida con la crisis de la Santa Misa.
Es muy posible (dice Mons. Puente) que celebrar de cara a los fieles sea el mayor abuso litúrgico jamás realizado (aunque sea inconscientemente), dado que en el misal de Pablo VI de la nueva misa queda patente en múltiples ocasiones que se debe celebrar Ad Orientem (al Oriente Litúrgico, o sea hacia Dios).
Recuerdo que un sindicalista procesado acudió el día de su juicio a la sala penal con una camiseta reivindicativa, pantalón corto y sandalias (era verano), la juez (progresista), de entrada le advirtió que aunque se hubiese presentado con aquella vestimenta (que no sabía si era por ignorancia, desprecio al tribunal o por el calor), estaba en un acto solemne, y que se le juzgaría a través de un proceso con todas las garantías porque allí se oficiaba Derecho, y que tomase nota para otra ocasión.
Saludos cordiales.
Cierto, la llamada Iglesia conciliar (así bautizada en 1976 por el después cardenal Benelli) no es distinta de la Iglesia católica, sino la misma Iglesia católica parasitada por el modernismo.
La expresión de Iglesia conciliar traduce una doble realidad:
- La crisis sin precedentes que sufre la Iglesia.
- Y la seguridad de las promesas divinas de su infalibilidad e indefectibilidad.
Para permanecer en la verdad en medio del marasmo actual, y no perder ni la fe ni la razón, hay que saber guardar a la vez:
- Datos de fe como la infalibilidad e indefectibilidad de la Iglesia y el primado del sucesor de San Pedro y vicario de Cristo.
- Datos de razón como la evidencia de la introducción de ideas modernistas en la Iglesia.
La Tradición apostólica en doctrina, moral y culto ha sido neutralizada, aunque no haya sufrido muerte, sin que el Papa, oficial y abiertamente, haya tenido que renegar de toda la Tradición y proclamado pues la apostasía.
El Papa no ha dicho nunca, no ha tenido nunca que decir: todo lo que se ha enseñado, todo lo que se ha hecho hasta el Vaticano II, toda la doctrina y todo el culto hasta el Vaticano II, yo los fulmino y anatemizo.
Para llegar hasta donde estamos, ha bastado con que el Papa, sin adoptar actos que recayesen sobre la tradición anterior de la Iglesia, dejase hacer al modernismo.”
Padre Calmel, O.P., "De l´Église et du Pape" (1973).
Pero es también verdad que la Misa cara al pueblo, uno de los aspectos más dramáticos de los cambios posconciliares, hizo su aparición antes incluso del fin del Vaticano II.
El 26 de septiembre de 1964, solamente diez meses después de la promulgación de la Constitución del Vaticano II sobre la sagrada liturgia, el Consilium (órgano creado para su aplicación) publicó la instrucción Inter Oecumenici. El capítulo 5, titulado "Concepción de las iglesias y de los altares a fin de facilitar la participación activa de los fieles", contenía la siguiente frase fatídica:
"El altar mayor debe estar preferentemente separado de los muros para que se pueda rodear y para permitir la celebración cara al pueblo."
De manera que los efectos nefastos de ese cambio, aunque no directamente al Vaticano II (nada decía la constitución conciliar contra la orientación tradicional), deben imputarse a la Santa Sede, no a ningún género de abuso.
Les repito a los que tienen fijación con ponerse "ad orientem", que Jesucristo, cuando dijo "haced esto en memoria mía" no estaba "ad orientem" así que al principio no se celebraba "ad orientem". Y aunque en otros momentos se celebrara "ad orientem", sin que dejara de ser la Santa Misa de siempre, en estos se sigue celebrando la Santa Misa de siempre sin orientarnos ad orientem, sino al altar con el pan y el vino que el sacerdote consagra actuando en nombre de Cristo repitiendo sus palabras y gestos tal como él pidió. Por lo cual resulta de lo más razonable que todos dirijamos nuestras miradas al altar en el que se hace realmente presente Jesucristo en el momento de la consagración.
Sigan ustedes desviando la atención de los verdaderos problemas en su afán de crear nuevos problemas, pero no creo que eso vaya a beneficiar en nada a la Iglesia sino todo lo contrario.
Mi Ave María de hoy.
Y tenemos parroquias y párrocos, No se entiende que pueda haber confusión cuando podemos consultar cualquier duda que tengamos. Si no recibimos respuestas claras se consulta con más sacerdotes, personas o libros. En las parroquia suelen poner hojas y folletos que tratan de todo al día. Y además todo está en internet para buscarlo.
Leyendo por aquí y por allí comentarios, me da que pensar que tanto en unos como en otros, cuando se pregunta o se responde, se cuela lo que llaman “orgullo espiritual” que no es buen condimento para las conversaciones entre cristianos.
...una frase en una instrucción sobre la conveniencia de separar el Altar no tiene el mismo grado que el propio MISAL!!!. Esa frase no obliga, pero el misal sí obliga. Yo creo que los cambios se hicieron más bien por la vía de los hechos (y hoy en día en ya una costumbre implantada en el 99,9% de las Misas Novus Ordo).
Si en el misal de Pablo VI aparece en media docena de ocasiones "ahora el sacerdote se da la vuelta y mirando al pueblo dice...", es obvio que en ese tema no hay cambios respecto al misal anterior.
Obviamente mientras no venga una orden ó instrucción de la más alta Jerarquía no creo que haya cambios en este tema, pero lo que sí parece es que es totalmente válido y legítimo celebrar la Misa Novus Ordo Ad-Orientem. El Cardenal Sarah (Director del Dicasterio para la Liturgia durante 7 años con el Papa Francisco) lo recomendó públicamente como la forma más adecuada de celebrar la misa... es absolutamente válido y legítimo, y según Mons. Puente sería un cambio fundamental para la renovación de la Iglesia. Él celebra la Misa Tridentina, pero para los sacerdotes que celebran la Novus Ordo les recomienda encarecidamente que sea Ad-Orientem.
Es válido y legítimo, y la forma que concuerda con el misal de Pablo VI y con las recomendaciones del Cardenal Sarah.
Como pasa con muchas otras cosas, nuestro Señor no nos deja solos, y el que quiera celebrar Ad-Orientem puede hacerlo sin problemas... ¡esa es la clave!
Dice hoy la Instrucción General del Misal Romano (así llaman al Misal de Pablo VI):
299. Constrúyase el altar separado de la pared, de modo que se le pueda rodear fácilmente y la celebración se pueda realizar de cara al pueblo, lo cual conviene que sea posible en todas partes.
Es imposible exculpar a la Santa Sede del cambio de orientación de la celebración de la misa y de sus efectos desastrosos sobre el culto y la piedad de los fieles.
La verdadera finalidad del cambio de orientación la explicó muy bien su principal responsable.
Pablo VI destacó el hecho de que la nueva disposición del altar, "en adelante favorable al diálogo con la asamblea" (orientación al pueblo, no al altar), contribuía a hacer de la Misa dominical "ya no una obligación sino un placer, ya no un simple deber que cumplir sino un derecho que reivindicar" (homilía en la parroquia de María Inmaculada en Roma, 27 de marzo de 1966, donde Pablo VI ofició por primera vez la Misa cara al pueblo).
Esta nueva orientación se ha definido oficialmente y promovido como "cara al pueblo" (así se la llama en el apartado 299 de la IGMR) y para fomentar "el diálogo con la asamblea", no como "orientación al altar".
Nada extraño pues ni sorprendente que la Misa nueva haya degenerado en diálogos de los sacerdotes con las asambleas, favorecidos también por el uso de las lenguas vulgares, tan banales y desacralizados como los que se sufren habitualmente en esas celebraciones ¡"ya no una obligación sino un placer"!
...de acuerdo en tus matizaciones, pero eso no quita que haya una contradicción entonces entre el propio Misal y esa frase sobre el Altar con ese comentario.
Asímismo la clave, creo yo, es que es totalmente legítimo y "permitido" celebrar Ad-Deum la Novus Ordo, y en ese sentido cualquier sacerdote puede hacerlo hoy mismo si quiere. El propio Misal lo está diciendo bien clarito en múltiples ocasiones ("...ahora el sacerdote se da la vuelta hacia el pueblo y dice...").
Las palabras del Cardenal Sarah desde el Dicasterio de la Liturgia son contundentes, es más adecuado y más recomendable celebrar la Novus Ordo de cara a Dios, al Oriente Litúrgico... con una pequeña catequesis para que los fieles entiendan el cambio.
Sí, la situación actual tiene unos porqués, pero no obligan... y esa es también una de las claves que nos ayudan a comprender mejor esta prueba.
Así que por mucho que Uds se orientalicen como si miran a la meca, Dios seguirá estando donde está y seguiremos cumpliendo el mandato de Jesucristo haciendo "esto" y orientándonos sacerdote y fieles hacia el altar.
Déjennos en paz
Ave María
También en la orientación tradicional el sacerdote y los fieles miran hacia el altar, donde se reactualiza de modo incruento el sacrificio del Calvario. Sacerdote y fieles en la misma dirección, todos miran hacia el altar.
La diferencia estriba en que en la celebración cara al pueblo el sacerdote mira además a la asamblea y la asamblea mira además al sacerdote. Lo cual no ocurre en la orientación tradicional, salvo cuando en algunos momentos el sacerdote se vuelve hacia el pueblo.
Por eso la orientación moderna se llama oficialmente cara al pueblo (IGMR 299) y no cara al altar.
Porque su diferencia específica con la orientación tradicional es el diálogo entre el sacerdote y la asamblea, no que todos ellos miren al altar (algo común con la orientación tradicional).
A la paz de Dios.
Pero es que lo q dice es falso: el diálogo ya existía en el vetus, aunque era en latín y pocos lo entendian. Que en vez de "el Señor esté con vosotros" se dijera "Dominus vobiscum" y en vez de contestar "y con tu espíritu" se dijera "et cum spiritus tuus" o algo así, no cambia la cuestión.
La diferencia es que en el "ad orientem" los fieles no vemos el altar, sino la espalda del sacerdote y la pared del fondo, q por muy orientada q esté no es Dios.
Así que es ahora, cuando el sacerdote q actúa en nombre de Cristo repite más fielmente la petición de Cristo de "haced esto" -y no lo otro, q es menos "esto", aunque Uds se crean mejor orientados.
Y en nuestro caso estamos todos orientados a Dios y centrados en el altar.
A la paz de Dios.
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