No se olviden de su paga por leer este blog

Con el paso del tiempo perdemos las buenas costumbres. Hace poco tuve la oportunidad de encontrarme con algunos lectores del blog y hete aquí que no sabían que este blog es de pago. Inocentes de ellos que se pensaban que todo se hace gratis et amore.

Hace tiempo que comencé a exigir pago por leer las ocurrencias de un servidor. No en metálico, que a veces también llega, sino de manera especial un pago de extraordinario valor que es la oración constante por un servidor y sus tres parroquias. Tampoco mucho, apenas una avemaría cada vez que accedan al blog. Para un lector una avemaría más o menos a lo largo del día apenas le supone unos segundos. Pero claro, una avemaría multiplicada por los miles que acuden al blog es un tesoro de incalculable valor.

Nos hace mucha falta. A la gente y a mí.

Comienzo por la gente. La gran mayoría, de avanzada edad. Pocos. Entiendo que puedan desanimarse, y eso que tienen una fe a prueba de cualquier barbaridad. Pero, claro, miran a su alrededor y no ven jóvenes, no ven niños, y esto agota y desanima. La actividad pastoral es muy escasa. Este año, ni catequesis. Por eso necesitamos su oración para que la fe no vacile, para que el Señor sostenga y aumente la fe de estos pueblos, para que la llama del evangelio prenda y crezca, para que la vida de la gracia sea abundante en todos a pesar de las dificultades.

También necesita sus oraciones un servidor. Decía san Josemaría a unos fieles que se quejaban de sus curas: “eso es señal de que rezáis poco por ellos”. Estoy convencido de que las parroquias de Braojos, La Serna y Piñuécar, así como su párroco, se mantienen gracias a la oración de tantos que se acuerdan de nosotros.

Ya saben que uno es animoso, pero también les digo que soy un animoso muy humano, y que hay momentos en que me siento cansado, y que este año que llevamos de pandemia, de virus y de limitaciones nos está haciendo mella. La gente está como deshecha, agotada, con miedo, abatida. Hay momentos en que pienso que también me está afectando. No es nada grave, gracias a Dios, pero sí reconozco que este año está siendo duro.

Por eso me permito recordarles la necesidad de sus oraciones. Nuestra parroquia de san José de la Sierra es una comunidad de bienes, sobre todo espirituales, que hace realidad una comunión de los santos que a todos nos sostiene en la fidelidad al Señor. Estoy convencido de que vivimos de la oración de tantos amigos que, dispersos por el mundo, no dejan de pedir por nosotros. Dios se lo pague.